EL CASTILLO DE FU MANCHU (1969) - JESÚS FRANCO - ¿LA PEOR PELÍCULA RODADA EN ESPAÑA DURANTE EL FRANQUISMO?

Alemania niega que esta sea una película matriculada en su país. Italia mira a otra parte y el Reino Unido prefiere no opinar. Liechtenstein no se da por aludida. Así que esta película que es una coproducción de todos estos países, pero dirigida por un español y ambientada en España, por más señas producida directamente por Producciones Balcázar, puede ser considerada como “española”. Lo que no le quita el demérito de ser una de las peores películas filmadas durante el franquismo. No, en efecto, no todo lo que se filmó en España durante aquellos años es digno de recordarse.

FICHA

TITULO: El Castillo de Fu-Manchú

AÑO: 1969

DURACIÓN: 92 minutos

DIRECTOR: Jesús Franco

GÉNERO: Aventuras

ARGUMENTO: Fu Manchú ha desarrollado junto con la ayuda de un científico secuestrado, una peligrosa arma de destrucción masiva con la que amenaza al mundo y ha conquistado un castillo para dirigir desde allí su operación de dominación mundial. Su adversario Naylan Smith viaja hasta Turquía para impedir estos planes.

ACTORESChristopher Lee, Richard Greene, Howard Marion-Crawford, Günther Stoll, Rosalba Neri, Maria Perschy, José Manuel Martín, Werner Abrolat, Tsai Chin, Gustavo Re,

 

CLIPS

CLIP 1 – EL PARLAMENT DE CATALUÑA. LA MARIA PERSCHY PERSEGUIDA POR LOS NINJAS.


CLIP 2 – EL PARK GÜELL, ES EL CASTILLO DE FU MANCHU


CLIP 3 – FU MANCHU ABUSANDO DEL DOCTOR HERAKLES


CLIP 4 – DICEN QUE LA ESCENA SE FILMÓ EN ESTAMBUL, PERO ES EL PUERTO DE BARCELONA (JESÚS FRANCO ES EL QUE LLEVA EL FEZ)


CLIP 5 – ESCENAS INCONEXAS DE UNA PELÍCULA DESLABAZADA


CLIP 6 – ¡QUE SERÍA DE ESTA ESCENA SI NO FUERA POR MARIA PERSCHY!


CLIP 7 – EL IMPERIO DE FU MANCHU SE DESMORONA (COMO LA PELÍCULA A ESAS ALTURAS)


CLIP 8 – LA DEBACLE FINAL CON EL MENSAJE DE FU MANCHU: "EL MUNDO VOLVERÁ A SABER DE MÍ"


 

Carteles y programas

 

 


 

 

Cómo localizar la película

 En eMule: EL CASTILLO DE FU MANCHU

Lo menos que puede decirse sobre EL CASTILLO DE FU MANCHU

Digámoslo desde el principio, para que no queden dudas: El Castillo de Fu Manchú es, sin duda, una de las peores películas filmadas en España durante los años del franquismo y, por sí misma, desmiente el que TODO el cine filmado entre 1939 y 1975, fuera MEJOR que el actual. Hubo de todo y, aunque puede establecerse que, EN GENERAL, el nivel de aquel cine fue superior al filmado actualmente en España, como siempre, hubo excepciones. Ésta, por ejemplo. Hay que atribuir a Jesús Franco, el dudoso honor de haber dirigido esta cinta que lol consolidó como una especie de Ed Wood a la española y, de paso, supuso el hundimiento de la franquicia “Fu Manchú”. Efectivamente, con esta película concluyó la serie de seis cintas dedicados a este mega-malvado oriental siempre interpretado por un occidental (primero por Boris Karloff y luego por Christopher Lee).

¿Quién era Fu Manchú? En 1913 apareció el personaje en una novela filmada por Sax Rohmer. El autor estaba especializado en escribir a destajo folletines de aventuras y terror. El personaje de Fu Manchú apareció en entregas semanales entre 1912 y 1913. Este ciclo de novelas encumbró a Rohmer -que en el fondo era un autor mediocre y manirroto que dilapidó su fortuna obtenida en los años 20 y 30 con este personaje. No se trataba de un patriota: cuando estalló la Segunda Guerra Mundial, optó por establecerse en EEUU donde falleció de algo tan banal como gripe aviar en 1959. En sus últimos años, intentó renovar su éxito literatio resucitando a su personaje favorito, Fu Manchú, con dos nuevos relatos: El retorno de Fu Manchú y Fu Manchú emperador. En 1973, sus herederos publicaron de manera póstuma The Wrath of Fu Manchu. Hoy se trata de un autor completamente olvidado y de un ciclo cinematográfico que nunca resultó particularmente brillante y que Jesús Franco se encargó de enterrar para siempre.

¿Cómo era Fu Manchú? Se le podría calificar como el “eterno derrotado”. Habitualmente las películas que lo toman como protagonista terminan después de que sus planes de dominio universal se hundan en medio de catástrofes, olor a pólvora y debacle titánica, a la que sigue inevitablemente la declaración de intenciones formulada por el propio Fu Manchú: “El mundo volverá a saber de mí”, que precede al rótulo de “Fin”. Fu Manchú es, como pueden imaginar, el arquetipo del malvado. Mejor dicho: del peor de los malvados que, para colmo, representa, encarna y asume al “peligro amarillo”. Su autor lo define como alta y de expresión acerva, cráneo afeitado con coleta interminable, ojos de pantera, miembros recios y expresión satánica en el rostro. De un tipo así no puede esperarse nada bueno. Perteneció a la familia imperial y tiene medios económicos ilimitados, una tropa de guerreros orientales que, por abnegación, formación o miedo, le apoyarán hasta la muerte. Maneja todas las artes del mal: desde el envenenamiento, hasta las especies animales e insectos más letales, pero también es capaz de idear nuevos sistemas tecnológicos de dominio mundial. No en vano tiene cuatro doctorados obtenidos en universidades occidentales. Aspira, oh maravilla de maravillas, al dominio universal.

¿Qué es lo que hace que los planes de Fu Manchu terminen siempre en un fiasco? Dos personajes, Sir Danis Nayland Smith y el Doctor Petrie. La figura de este último aparece como narrador en las tres primeras novelas, luego aparecerá unido a Nayland Smith en su lucha contra el genio del mal. Hay que decir que Fu Manchú y Nayland Smith se respetan, ambos admiran la capacidad intelectual de su oponente. Smith trabaja para la policía imperial en la India y es ahí, en Birmania, en donde tiene lugar el primer enfrentamiento con Fu Manchú. En obras posteriores Neyland Smith aparecerá como “caballero del imperio británico”, agente del MI6 e, incluso colaborador del FBI.

Rohmer no tenía absolutamente ningún conocimiento sobre China. Era un tipo supersticioso que consultaba regularmente la Ouija. En una de estas consultas, la respuesta a la pregunta de “¿Qué me dará fortuna?”, la respuesta fue “CHINAMAN”. Por eso improvisó al personaje de Fu Manchú, el “hombre chino”. En vida vendió 20 millones de copias de este ciclo de novelas.

La primera película sobre Fu Manchu se había rodado en 1932, protagonizada por Boris Karlof. Impresionante. El resultado aterrorizó al público occidental. Luego, el personaje desapareció. Empezó la guerra chino-japonesa y occidente se declaró a favor de China, por tanto, quedaba descartado que ningún oriundo de este país pudiera tratar de dominar a Occidente. Pero en los años 60, las condiciones políticas internacionales, volvieron a sugerir la conveniencia de volver a hablar del “peligro amarillo” a través de Fu Manchú. De hecho, los años 60 fueron los grandes años del personaje (cuando Rohmer ya había muerto y sus herederos vendieron a bajo precio los derechos de varias novelas). La película de Jesús Franco que comentamos fue la última de este ciclo. En 1969, la “revolución cultural” y el “maoísmo” que había llegado a Occidente, aconsejaban la recuperación de esta temática. Después, el nombre de Fu Manchú solamente volvió a las pantallas en una broma de Peter Seller y Hellen Mirren (El diabólico plan de Fu Manchu, 1980) que puede considerarse como un aparte, sin nada que ver con las novelas de Rohmer.

De nuestros “malos directores”, Jesús Franco fue el que más se movió por el extranjero y el que estuvo mejor enlazado con productoras europeas. Era un director que se ganó la fama de trabajar rápido, improvisar bien, hacer películas de bajo costo que suscitaban interés por parte de los aficionados a la “Serie B”. Era capaz de filmar una película en pocas semanas, incluso de montarla y darle forma, más o menos, aceptable. Y, además, utilizaba seudónimos varios adaptados al país en el que se estrenaría. En el ámbito anglosajón, Jesús Franco pasó a ser “Jess Franco”. En su historial, figuran como seudónimos: Joan Almirall, Rosa María Almirall, Clifford Brawn, Clifford Brown Jr., Clifford Brown, Juan G. Cabral, Betty Carter, Candy Coster, Terry De Corsia, Rick Deconinck, Raymond Dubois, Chuck Evans, Toni Falt, Dennis Farnon, Jess Franck, J. Franco, James Franco, Jesse Franco, Jess Franco, Jesús Franco, A.M. Frank, Adolf M. Frank, Antón Martín Frank, Jeff Frank, Jess Frank, Wolfgang Frank, James Gardner, Manfred Gregor, Jack Griffin, Robert Griffin, Lennie Hayden, Frank Hollman, Frank Hollmann, Frarik Hollmann, B.F. Johnson, J.P. Johnson, Yogourtu Ungue, James Lee Johnson, James P. Johnson, David J. Khune, David Khune, D. Khunne Jr., D. Khunne, David J. Khunne, David Khunne, David Kuhne, David Kunne, David Kühne, Lulu Laverne, Lulú Laverne, Franco Manera, J. Franck Manera, J. Frank Manera, Jesús Franco Manera, Jesús Manera, Jeff Manner, Roland Marceignac, A.L. Mariaux, A.L. Marioux, John O´Hara, Cole Polly, Preston Quaid, P. Querut, Dan L. Simon, Dan Simon, Dave Tough, Pablo Villa, Joan Vincent y Robert Zinnermann... Era el único que podía ponerse al frente de una coproducción multilateral en la que participaban capitalitos procedentes de Alemania Federal, Italia, Reino Unido, Liechtenstein y, por supuesto, España. Producciones Balcázar apostó por el producto y dos tercios de la cinta se filmaron en nuestro país. Y este es el gran problema de la cinta. Verán.

Jesús Franco no dudó en utilizar lugares suficientemente conocidos por los barceloneses como escenarios: el puerto de la Ciudad Condal pasa a ser el “puerto de Estambul”, el castillo de Fu Manchú no es otro que el Parque Güell, el trono de Fu Manchú está instalado en la sala hipóstila de este complejo, una de las imágenes más conocidas de Barcelona, la fuente y la escalera de acceso al Parque son los “baluartes” asaltados por los ninjas de Fu Manchú. Pero, es que, además, aparece la fuente del Parque de la Ciudadela como “puerta trasera” del castillo de Fu Manchú. El reloj setecentista del puerto de Barcelona, vuelve a aparecer en otra escena también ubicada en Estambul. Y, para colmo, en el inicio hay fragmentos de una antigua película sobre el hundimiento del Titanic, que Franco (Jesús) recupera como primera muestra de que Fu Manchú ataca de nuevo. Todo esto resultaba demasiado evidente para el espectador mínimamente cultivado (y no digamos para el barcelonés o aquel que conociera la arquitectura de Gaudí).

La película es un despropósito de principio a fin. La iluminación resulta terrible: exagerada en algunos planos, mientras que en otros la oscuridad es casi absoluta. Aparece el propio director, como si se tratara de Alfred Hichkcock, tocado con un fez, en las escenas de Estambul-Barcelona. Los actores son perfectamente conscientes de que han sido contratados para un truñazo de Serie B. La mayoría ni se esfuerzan. El mejor de todos, Christopher Lee, caracterizado como mandarín, no parece poder mover ni un músculo de su rostro por el maquillaje y, en cualquier caso, su interpretación es inexpresiva. Otros actores -Gustavo Re, que, habitualmente realizaba papeles cómicos y aquí aparece como el “profesor Herakles”- da la sensación de que no saben bien lo que están haciendo. María Perschy y Tsai Chin (que ejerce de “hija de Fu Manchú” son lo mejor de la cinta.

Creo que es una cinta que hay que ver una vez en la vida y luego plantearse las preguntas correctas: ¿es que Jesús Franco, que en ese momento llevaba como una cuarentena de películas filmadas no había aprendido nada? ¿Quién le engaño para que se dedicara a la dirección en lugar de seguir una carrera como actor, oficio en el que no era malo? (véase El extraño viaje de Fernando Fernán Gómez). Y la pregunta clave: ¿qué fue lo que hizo que un director prometedor que, en sus primeras películas (El secreto del Dr. Orloff, 1965, es un clásico del terror ibérico), había dado muestras de cierta pulcritud, terminara, finalmente, realizando películas de serie B cada vez más deleznables hasta llegar a filmar cine X (porno, puro y simple) en la que su esposa y musa, siempre era la protagonista?

A finales de los 80, la carrera de Jesús Franco estaba en barbecho. Su última película en esta época, Falo Crest (1987), caricaturización pornográfica de la serie de tv Falcon Crest, no fue su mejor cinta y, por entonces, su figura ya estaba absolutamente desprestigiada y vinculada al peor cine rodado en España. Volvio en los 90 y todavía tuvo ocasión de rodar una treintena de películas, todas sobre temas siniestros, pornográficos o de terror.

Su esposa y musa, Lina Romay falleció antes que él. Había participado en un centenar de películas de su compañero. El director le sobrevivió un año. La Academia del Cine le organizó un homenaje en los Premios Goya de 2013. Todo fueron elogios y, a la vista del estado del homenajeado, nadie se atrevió a formular ninguna crítica. Nadie dijo, por ejemplo, lo que todos pensaban, que hubiera sido un gran director de no ser por que algo en su interior no terminaba de funcionar normalmente. ¿Qué le ocurrió en la segunda mitad de los 60 para que su carrera se dilapidara y el director español que más películas ha filmado -con mucho-, pasara a la historia de nuestro cine como un pornógrafo?

Inútil tratar de describir la película y resumir su argumento. Repetimos: hay que verla una vez en la vida para advertir lo que es una pésima película.

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