EMBAJADORES EN EL INFIERNO (1956) –– José Mª Forqué – Españoles de la División Azul en el Gulag
A pesar de su “fotogenia”, la epopeya de la División Azul no ha
sido excesivamente tratada en el cine. Embajadores en el infierno, sobre
una novela escrita por Torcuato Luca de Tena que se limitó a transcribir la
aventura del Capitán Palacios, es la gran película sobre la División Azul, si
bien, cabría precisar que se centra en la estancia de los presos que
permanecieron hasta doce años en los campos de concentración soviéticos. A lo
largo de ese tiempo, gracias al ejemplo de su capitán, un grupo de presos
españoles consiguió mantener viva la fe y las ideas que les llevaron a la
estepa rusa.
FICHA
TITULO: Embajadores en el infierno
AÑO: 1956
DURACIÓN: 103
DIRECTOR: José María Forqué
GÉNERO: División Azul
ARGUMENTO: Un grupo de voluntarios
de la División Azul han sido hecho prisioneros en el frente y son enviados a un
campo de concentración en donde deberán realizar trabajos forzados para
sobrevivir. Constantemente son presionados para que abandonen las posiciones
que les llevaron a Rusia y adopten la ideología soviética. La mayoría de ellos
sigue fieles a sus principios gracias al ejemplo de su capitán. Así seguirán
hasta embarcarse en el Semiramis de regreso a la Patria
ACTORES:
Antonio Vilar, Rubén Rojo, Luis Peña, Mario Berriatúa, Manuel
Dicenta, Miguel Ángel, Mario Morales, Ángel Aranda, Antonio Prieto Puerto,
Pedro Fenollar,
CLIPS
CLIP 1 – PREFACIO DE LA PELÍCULA: EN LA ESTEPA, SOBRE LA NIVENE,
ENTRE BAYONETAS SOVIÉTICAS
CLIP 2 – “ABANDONAD TODA ESPERANZA VOSOTROS LOS QUE ENTRAÍS AQUÍ”
CLIP 3 – “SEÑORES, ESPERO SU COLABORACIÓN”
CLIP 4 – “SOY CATOLICO, APOSTÓLICO, ROMANO Y ANTICOMUNISTA”
CLIP 5 – “TENGO HAMBRE Y NO TENGO BOTAS…”, “¿POR QUÉ NO CEDER UN
POCO PARA PODERVIVIR?
CLIP 6 – “ESAS INSÍGNEAS AQUÍ NO REPRESENTAN NADA…”
CLIP 7 – “SEGÚN LA CONVENCION DE GINEBRA LOS SOLDADOS ESPAÑOLES NO
TRABAJAN PARA EL PAÍS CONTRA EL QUE HAN LUCHADO”
CLIP 8 – “LOS MAQUIS HAN INVADIDO EL PIRINEO, AQUELLO SE ACABA”
CLIP 9 – “EL AJEDREZ ES UN JUEGO DE SOLDADOS Y DE HOMBRES DE HONOR”
CLIP 10 – JUICIO CONTRA LOS OFICIALES QUE SE MANTIENEN FIRMES
CLIP 11 – EN EL CAMPAMENTO DE CONDENADOS POR AGITACION Y SABOTAGE
CLIP 12 – EN EL MUELLE DE EMBARQUE PARA ESPAÑA
CLIP 13 – A BORDO DEL SEMIRAMIS
Carteles y programas
Cómo localizar la
película
En youTube: EMBAJADORES EN EL
INFIERNO
En eMule: EMBAJADORES
EN EL INFIERNO
Lo menos que puede
decirse sobre EMBAJADORES EN EL INFIERNO
En 1954, cuando
regresaros los últimos cautivos de la División Azul, yo tenía apenas dos años.
Ignoro, sinceramente, si se trata de un “falso recuerdo”, pero siempre he creído
que estuve allí, en la Estación Marítima del puerto de Barcelona, acompañado
por mis padres. Lo recuerdo nítidamente, aunque sé que es casi imposible.
Recuero, al día siguiente, haber visto en casa la primera página del Diario
de Barcelona, con la foto de la llegada del Semíramis al puerto y
comentar a mi madre que un fotógrafo había caído al mar y se había ahogado.
Parece increíble como ciertos acontecimientos causan impactos que se prolongan
durante toda una vida. Por eso, la película Embajadores en el infierno
es especial para mí. Termina en el puerto de Barcelona con la llegada del Semíramis.
Es la “gran película”
sobre la División Azul, aunque esta temática apareciera también en otras
cintas, incluso recientemente (véanse Ispansi!, 2010 y Silencio
en la nieve, 2011). El mismo año en el que llegaban los últimos
repatriados, se estrenaba La Patrulla de Pedro Lazaga, uno de
cuyos protagonistas -Conrado San Martín- termina también preso en el Gulag. Y
luego está La Espera (1956) de Vicente Lluch con el tema de fondo
de los repatriados. Poco, realmente poco, para un epopeya en la que se
embarcaron 25.000 voluntarios.
Poco después de que Serrano
Suñer lanzara la consigna de “Rusia es culpable” en torno a la cual cristalizó
el flujo de voluntarios, se produjo el “quiebro” del gobierno español: por
presiones de todo tipo, incluidas entregas de fondos girados por la Embajada
Británica en Madrid a través del financiero Juan March, fueron comprados los capitanes
generales y creada una nueva situación en la que el régimen franquista
evolucionó del alineamiento con el “nuevo orden europeo”, a presentarse como un
insulso anticomunismo católico. Esto explica dos fenómenos: porqué la película
fue tan criticada en los medios falangistas y de excombatientes en el momento
de su estreno y, porqué, no se menciona en ningún momento ni a Falange
Española, ni siguiera el Movimiento Nacional, que, en el fondo, era de donde
había salido el mayor número de voluntarios. El régimen quería olvidar, pasar
página, no recordar la prueba del nuevo de su alineación con el Eje hasta 1942.
La División Azul está en nuestro recuerdo, pero mucho menos en nuestro cine, ni
siquiera apenas en el cine de la época franquista.
Ahora bien, dado que el régimen
quería aprovechar la repatriación de los voluntarios retenidos -algunos hasta
12 años- en el Gulag, se encomendó a Torcuato Luca de Tena, monárquico de pro,
la redacción de un libro que se presentaría como las memorias del capitán
Torcuato Palacios Cueto. Era la garantía de que el producto final discurriría
por cauces escrupulosamente católicos y anticomunistas. Ese era el mensaje que
Franco quería transmitir al exterior, cuando el Padre Peyton multiplicaba en España
sus campañas por el “rosario en familia” y cuando la Guerra Fría se encontraba
en unos de sus momentos álgidos. Esto explica, por sí mismo, el “tono” de la
película: patriotismo, catolicismo, anticomunismo… nada de falangismo, nuevo
orden europeo, o revolución nacionalsindicalista. El entonces presidente de la
hermandad de antiguos combatientes de la División Azul, Carlos Pinilla Touriño
protestó encarecidamente e, incluso, pidió al general Tomás García Rebell,
delegado nacional de Excombatientes que organizara una campaña contra la
película. En realidad, no había para tanto: la película era un “signo de los
tiempos”. Debía ser así y no de otra manera, porque las victorias alemanas de
1939-1941 habían terminado en Stalingrado y el régimen español se había
alineado con EEUU. Eso era todo.
La historia es
relativamente sencilla. La película se inicia con una larga toma previa a los
créditos en la que se explicitan las intenciones de la cinta. Un grupo de
soldados vencidos se mueven penosamente entre las nieves, flanqueados por
bayonetas. Van a un campo de trabajo y, entre ellos, figuran cuatro oficiales. En
los primeros años de cautiverio, se destacan por su estilo, su rigidez y su
disciplina, pero el tiempo lo mata todo. Y el hambre, lo remata. Cuatro años
después, las cosas han cambiado. La rebelión es sofocada mediante el recurso al
habitual proceso estalinista en el que los acusados, de partida, son
considerados culpables. Los oficiales son condenados a 25 años y trasladados a
otro campo donde encontrarán a más divisionarios presos. Claro está que los hay
que traicionan su ideal y su patria y, a cambio, reciben prebendas. Ingresan en
el Ejército Rojo, perdiendo por ello la nacionalidad española. Pero, la mayor
parte de los presos se mantienen irreductibles: en represalia, los soviéticos
no les entregan paquetes ni correspondencia. Nueva huelga de hambre. Victoria
para los presos. Pero, poco a poco, los ex combatientes de distintas
nacionalidades son repatriados y, finalmente, solamente quedan los españoles.
Así permanecerán doce años, hasta que son trasladados inopinadamente a un
puerto y pueden ver la bandera la Cruz Roja (y también, por cierto, la de los
EEUU). Saben que volverán a España. Los dos hombres que han traicionado a su
bandera se desesperan y uno de ellos, se suicida. Todo termina en el muelle del
puerto de Barcelona, ante la Estación Marítima en el momento y donde yo he
creído estar.
El protagonista de la
cinta es Antonio Vilar, actor portugués que ya había asumido en España el papel
de Cristobal Colón en Alba de América (1951) y filmó con Rafael
Gil otra película de “género histórico”, La reina Santa (1947).
Rubén Rojo, actor hispano-mexicano desempeña el papel de otro oficial español,
Luis Peña, es “el judas” del grupo, traiciona y para su traición con el
suicidio; Manuel Dicenta, como siempre discreto, pero genial, ejerce como otro
oficial español y otro tanto hace Mario Berriatua. Los secundarios, todos ellos
notables. Forqué se cuidó de dar credibilidad a los decorados y cierta calidad
a los encuadres. Se trata de una película lineal, sin flashbacks, ni saltos
narrativos, muy correcta desde el punto de vista de la ortodoxia
cinematográfica de la época.
El tiempo no ha pasado
por Embajadores en el Infierno. Emocionaba en el momento del
estreno y sigue emocionando sesenta y tantos años después. Es lo que marca a
las buenas películas: que por ellas nunca pasan los años. El director fue José
María Forqué que el año anterior ya había co-dirigido con Nieves Conde, La
Legión del Silencio, paradigma del cine anticomunista español. Embajadores
en el Infierno fue su gran película. A partir de ese momento, Forqué
empezó a relacionarse con la intelectualidad de izquierdas y de esa época data
los inicios de su colaboración con Alfonso Sastre que aportó el guion a su película
siguiente, Amanecer en Puerta Oscura (1957). Esta colaboración siguió
en los años siguientes. Pero, la prudencia impidió que Forqué llegara a
comprometerse con el Partido Comunista o con ETA, como hizo Sastre. A partir de
los 60, su cine se volvió humorístico, caricaturesco y, como correspondía, al
llegar el “destape”, hizo incursiones en la exploración del físico femenino.
Salvo alguna biografía notable (la de Ramón y Cajal en 1982), sus
mejores películas fueron humorísticas (Atraco a las tres, 1962),
con alguna incursión notable en el terreno policíaco (091, policía al
habla, 1960).
Los presos de la
División Azul tuvieron con él su película. Queda todavía por filmar la película
sobre el conjunto de la epopeya divisionaria.
Otros enlaces:
Texto
completo del libro original, del Capitán Palacios y de Torcuato Luca de Tena.
Embajadores
en el infierno – Sergio Alegre
Embajadores
en el infierno. La División Azul en el cine – José Antonio Romera Velasco
Los prisioneros
de guerra españoles en la URSS: el relato de embajadores en el Infierno y la
narración histórica – José Luis Rodríguez Jiménez
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