LA LEGIÓN DEL SILENCIO (1956) – El estalinismo frente a la religión

En los años 50 se rodarían en España distintas cintas de carácter anticomunista. A pedida que el cine sobre la Guerra Civil y el cine histórico perdían fuerza, su vacío quedaba cubierto por películas como ésta de carácter anticomunista (muy en boga durante la Guerra Fría) y que, además, tenían un profundo sentido católico. Nieves Conde se hizo intérprete de esta tendencia y armó una trama ejemplificadora situada en un país del Este

FICHA

TITULO: La legión del silencio

AÑO: 1956

DURACIÓN: 82 minutos

DIRECTOR: José Antonio Nieves Conde

GÉNERO: Dramático

SUBGÉNERO: Anticomunismo

ARGUMENTO: Un dirigente del Partido Comunista de un país del Este, es acusado de “nacionalismo” en lo peor del régimen estalinista. Esto implica la muerte. A pesar de que se siente comunista, se ve obligado a huir. Un accidente le facilita el que asuma la personalidad de un sacerdote. A partir de ahí descubrirá una “iglesia de las catacumbas” por la que terminará sacrificándose.

ACTORES: Jorge Mistral, Nani Fernández, Joan Capri, Fernando Cebrián, Félix Dafauce, José Marco Davó, María Dolores Gispert, Diana Mayer, César Ojinaga, Esther Perera, Nicolás Perchicot, Rubén Rojo, Juan Manuel Soriano, Jesús Tordesillas, Tomás Torres

 

CLIPS

CLIP 1 – UN CLASICO INTERROGATORIO ESTALINISTA DURANTE UNA PURGA 


CLIP 2 – LA "IGLESIA DEL SILENCIO" SE REUNE EN LAS CATACUMBAS


CLIP 3 – YANKO EL ESBIRRO DE LA CHECA DESCUBRE LA VERDAD


CLIP 4 – JEAN BALZAN RECONOCE QUE HA VISTO LA LUZ DE LA IGLESIA


 

Carteles y programas

 

Cómo localizar la película

A través de eMule en el siguiente LINS: LA LEGIÓN DEL SILENCIO

Enlace en formato HTML: <a href="ed2k://|file|1956%20La%20legi%C3%B3n%20del%20silencio%20(Jos%C3%A9%20Mar%C3%ADa%20Forqu%C3%A9)%20(5,2)%20(dra)%20(Ab)%20(BN)%20xyz23.avi|903013078|21C4EC8DF3C2668C1523AF25C43103DC|/">1956 La legión del silencio (José María Forqué) (5,2) (dra) (Ab) (BN) xyz23.avi</a>

 

Lo menos que puede decirse sobre LA LEGIÓN DEL SILENCIO

El cine de Nieves Conde estaría marcado por algunas constantes: por una parte, su militancia temprana en Falange Española, le induciría a realizar filmes de carácter “social”, y, por otra, su carácter católico explica por qué en su producción también hay películas de carácter católico. De estas dos características, puede deducirse una tercera: el que no tuviera inconveniente en dirigir cintas de carácter anticomunista como La Legión del silencio.

En 1956, Stalin acaba de morir, pero el estalinismo sigue, no solamente en la Unión Soviética, sino en los países del Este donde encontró funcionarios serviles. Estamos en los momentos más duros de la Guerra Fría. Los tanques soviéticos han sofocado a sangre y fuego la revuelta de los patriotas húngaros. No mucho antes, habían estallado protestas antisoviéticas en Berlín y en  Varsovia. Tito ha protagonizado la primera fisura en el sistema de alianzas soviético. Cada día, la prensa occidental está repleta de noticias aterradoras sobre el riesgo de guerra nuclear. En España, todavía se experimentaban los problemas de la postguerra, pero todo esto también estaba cambiando: se habían firmado los primeros acuerdos con los EEUU y España, aunque, formalmente no perteneciera a la OTAN, estaba incluido en el dispositivo anticomunista del Pentágono gracias a estos acuerdos bilaterales. Es en este contexto político en el que hay que situar el rodaje de La legión del silencio.

Jean Balzac es un dirigente comunista de un país del Este (acaso sea Checoslovaquia o Hungría, el caso es que es fronterizo con Austria, incluso podría ser Yugoslavia). Es un comunista fiel al partido que parece no preocuparse mucho por la inseguridad jurídica propia del estalinismo y por la ambición de un compañero de partido, Chapeck, el típico represor de la época. Chapeck siente una atracción insana por Dana, la esposa de Balzac y está dispuesto a desembarazarse de su marido para conseguirla. No duda en acusarlo de “desviación nacionalista” para ordenar su detención. Lucas, uno de sus esbirros, está comisionado para detenerle, sin embargo, Balzac logra huir después de matarlo. Se encuentra con su esposa y le participa de su decisión de huir. Se encontrarán en un pequeño pueblo próximo a la frontera austríaca. Durante el viaje en autobús, Balzac conoce a un hombre que se dirige al mismo pueblo, entablan una breve conversación, pero la carretera está cortada por la policía. Balzac amenaza al conductor con una pistola para que éste no se detenga ante la barrera policial. Sin embargo, el autobús cae por un acantilado. Balzac logra sobrevivir, pero no así su compañero de viaje. Opta por tomar la documentación del muerto y se dirige al pueblo desde donde piensa cruzar la frontera. Allí se encuentra con que el alcalde y los lugareños le estaban esperando: no a él, sino a aquel cuya personalidad ha asumido, un sacerdote que debía sustituir al párroco titular, llamado a la capital por su actitud disidente. Balzac, ateo impenitente, de repente es introducido en una especie de catacumbas en donde se reúne la “iglesia del silencio”, clandestina, perseguida, despreciada por el poder estalinista, pero con fe, con esperanza en el futuro y, sobre todo, con ganas de vivir una espiritualidad que el régimen ha declarado ilegal. No puede cruzar la frontera por la vigilancia y por las sospechas que despierta en los dos perros guardianes del régimen en el pueblo. Se deshace de uno de ellos y, justo cuando Chapeck está llegando siguiendo a la mujer de Balzac, este, inicia, junto a un grupo de guías y de católicos, el cruce de la frontera: son descubiertos y, para proteger la retirada, Balzac se ofrece a cubrirles, lo que implica una muerte segura, como, de hecho, así ocurre.

Hay una serie de aspectos notables en esta cinta que vale la pena reseñar. En primer lugar el nombre del protagonista, “Jean Balzac”. No es un azar. Aparte del apellido del famoso escritor realista francés, fue también uno de los “alias” que utilizó Richard Krebs, más conocido por su otro nombre de “Jean Valtin”, un dirigente comunista alemán que en 1941 consiguió huir a los EEUU y escribir una novela que marcó una época y fue el manual de los anticomunistas militantes de la primera fase de la Guerra Fría, La noche quedó atrás. La novela sería publicada en castellano por el editor falangista Luis de Caralt.

En cuanto a la ambigua ubicación geográfica del país en el que ocurren los hechos, es calculada: Hungría estaba en esos momentos en las portadas de toda la prensa mundial al haber aparecido un foco disidente que se haría, al menos durante unas semanas, con el control del país, desencadenando la brutal reacción soviética. Cuando los tanques soviéticos invaden Hungría el lanzamiento de un producto cultural anticomunista tiene garantizado el éxito.

En la película participaron algunos actores próximos al régimen. Uno de ellos sería Juan Manuel Soriano, seguramente la voz más popular en la radiofonía de la época y también actor de doblaje que prestó su voz a estrellas como Bogart o Gary Grant. Al año siguiente de participar en esta cinta como el despiadado Yenka, un policía comunista, Soriano recibirá el Premio Ondas como mejor actor de radio.

También encontramos la presencia de César Ogínaga, un “malo” antológico que participó en innumerables películas en la posguerra, militante falangista afiliado a la Guardia de Franco de Barcelona y uno de sus miembros más populares en aquellos años.

Otra presencia notable es la de “Joan Capri”, de verdadero nombre Joan Camprubi Alemany, que entonces no ejercía como actor cómico y monologuista, sino que trataba de abrirse camino en el cine. A pesar de haber participado en varias películas (entre otras en Juventud a la intemperie), optó en los años 60, por dedicarse a lanzar monólogos con su peculiar acento catalán que le abrieron un camino como “actor en lengua catalana”, alcanzando el cénit de su fama con el personaje de El Doctor Caparrós que se emitió durante años en el circuito catalán de TVE.

El protagonista masculino, Balzac, es Jorge Mistral, uno de los actores más populares en España en la escena de la postguerra. Su esposa en la película es Nani Fernández (de verdadero nombre Juana Fernández Ruiz, actriz que debutó en Los últimos de Filipinas (1945), en donde interpretó la popular canción Yo te diré, y que participó en casi 20 películas antes de morir cuando apenas tenía 37 años. La actriz gozaba de cierta fama en la época y fue incluida en esta cinta, a pesar de que su papel es secundario y casi irrelevante.

La película tiene una obvia intencionalidad política anticomunista. No es un, ni una exaltación patriótica, ni cine social, ni, por supuesto, tiene nada que ver con las grandes películas históricas rodadas en la década anterior. Es solo anticomunista, incluso más anticomunista que católica. La “iglesia del silencio” solo aparece en segundo lugar, cuando, desde el principio, el carácter represivo del régimen estalinista es explícito desde las primeras escenas.

La película fue co-dirigida por Nieves Conde y por José María Forqué, sobre un guion en el que participaron Manuel Tamayo y José Antonio de la Loma. Lo que más destaca y llama la atención es la escenografía y los encuadres, responsabilidad de Fernández Aguayo y de Francisco Sempere.

A nadie puede extrañarle el carácter maniqueo de los personajes: buenos y malos, católicos y estalinistas, idealistas y bribones. Se nota la mano de Nieves Conde, al que ya le atraía el cine de intriga, mientras que Forqué estaba mucho más interesado en lograr que sus producciones tuvieran repercusión popular (seguramente por eso, incluyó a Nani Fernández en la trama y le dio el papel de esposa disputada por el jefe estalinista).

Verla no choca con los gustos actuales de los espectadores. La película se ha conversado fresca a pesar de que hayan desaparecido los temas en torno a los cuales gira: la guerra fría, el estalinismo, incluso la fe religiosa… Una buena película para rememorar otra época.


Otros enlaces:

Avatares de la subjetividad en el thriller de Nieves Conde de la década de los cincuenta: Los peces rojos (1955) y La legión del silencio (1956), por Rubén Higueras Flores.




 

Comentarios

Entradas más populares de este blog

LA PUERTA ABIERTA (1957) – FERNÁNDEZ ARDAVIN – La época dorada del género negro español

ANA Y LOS LOBOS (1973) –– Carlos Saura – Sombra de plagio sobre una de las más facilonas (y aclamadas por la progresía) películas de Saura.

AMAYA (1952) – Luis Marquina – La película más antisemita del cine español y la única sobre el Reino Godo