LA RESIDENCIA (1969) – ¿Quién dijo que con Franco no hubo erotismo?
El erotismo no consiste en mostrar, sino en sugerir. No hay nada
más antierótico que una playa nudista. Chicho Ibáñez Serrador lo sabía a la
perfección. No quería caer en la vulgaridad procaz de lo explícito, pero sí era
consciente de que el erotismo era una de las “grandes fuerzas de la naturaleza”
y realizó una película de terror e intriga, con el erotismo como denominador.
La Residencia cautivó en su tiempo y en años sucesivos sería mil veces
imitada... pero nunca superada.
FICHA
TITULO: La Residencia
AÑO: 1969
DURACIÓN: 98 minutos
DIRECTOR: Chicho Ibáñez Serrador
GÉNERO: Terror
ARGUMENTO: Una nueva alumna es
llevada por su tío a la residencia para señoritas en un lugar perdido de Francia.
Todas las internas son algo problemáticas y la directora del local es una mujer
estricta y exigente, sobreprotectora con su hijo al que trata de educar según
un patrón no menos exigente. Éste se siente atraído por las adolescentes del
lugar. Sin embargo, en aquellas paredes se producen desapariciones misteriosas
y el lugar, en sí mismo, es un hervidero de pasiones.
ACTORES: Lilli Palmer, Cristina
Galbó, John Moulder-Brown, Cándida Losada, Maribel Martín, Pauline Challoner,
Mary Maude, Paloma Pages, Teresa Hurtado, Blanca Sendino,
CLIPS
CLIP 1 – LA MIRADA LÉSBICA DE DESEO
CLIP 2 – TORTURANDO A LA ALUMNA REBELDE
CLIP 3 – MAMÁ CONTROLADORA Y SU INCREIBLE HIJO TIMIDO
CLIP 4 – INSINUANDO LOS CUERPOS DE LAS ALUMNAS ENTRE EL VAPOR
CLIP 5 – CUERPOS DESNUDOS Y HUMEDOS PARA LA MIRADA VOYERISTA DE MAMA Y DE SU ENCANTADOR HIJO
CLIP 6 – ESCAPADA SEXUAL DE UNA ALUMNA CON LA TENSIÓN SEXUAL DE SUS COMPAÑERAS
CLIP 7 – HUMILLANDO A LA NUEVA ALUMNA
CLIP 8 – MAMÁ CONOCE A LA MUJER PERFECTA ELEGIDA POR SU HIJO
Carteles y programas
Cómo localizar la
película
A través de eMule mediante el siguiente enlace: LA
RESIDENCIA. Versión íntegra
O mediante HTML: <a
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Residencia (Versión íntegra) (1969, Narciso Ibáñez Serrador) Blu-ray SPA-ING
1080p Montaje por KillerBob (terrorfantastico.com).mkv</a>
Lo menos que puede
decirse sobre LA RESIDENCIA
Después de La Torre de los siete Jorobados (1944), de
Neville, La Residencia es una de las mejores películas de terror filmadas
en aquellos años. En ninguna de las dos cintas aparecen los clásicos del terror
gótico anglosajón, pero su temática es extremadamente original. Ya habrá tiempo
de extendernos sobre la película de Edgar Neville, pero centrándonos ahora en
la dirigida por Chicho Ibáñez Serrador, cabe decir que, más que “terror”, la
película destila cierto erotismo “insano” e inquietante. Su éxito radicó
precisamente en este elemento.
A diferencia de otros directores que tenían particular preferencia
por utilizan la sexualidad como reclamo para sus películas (Jesús Franco, en
concreto), pero que no sabían como transformarlo en un erotismo susceptible de
generar estímulos sutiles en la lívido y optaban por escenas y situaciones
excesivamente forzadas y artificiales, Chicho supo aplicar sugestiones eróticas
a lo largo de toda la cinta. A veces es una simple mirada (la de que dirige
Mary Maude a Cristina Galbó en el comedor a poco que llegue ésta a la
residencia, o la inquietud de las alumnas cuando saben que una de ellas está
haciendo el amor con un joven), en otras es una situación (el hijo de la
directora del centro mirando a través de una rendija como se duchan las alumnas,
o el castigo de azotes que recibe la alumna rebelde, las humillaciones que
sufre la alumna recién llegada por parte de las compañeras), siempre es más lo
que se insinúa que lo que se ve (los cuerpos de las chicas envueltas en
camisones húmedos entre el valor). Y nunca aflora mal gusto, procacidad o
lenguajes malsonantes… pero el erotismo implícito planea sobre toda la película
de principio a fin.
Estamos en 1968, cuando se rueda la película. Ciertamente el
tardofranquismo está a punto de llegar. El régimen ha sufrido mutaciones
internar a lo largo de los 60, el desarrollismo se ha impuesto como la única
vía posible para el régimen y la censura ha disminuido su presión sobre los
creadores. Además, Chicho no es sospechoso de “disidencia”: durante años ha
guionizado y producido para TVE y no hay sospechas de que aspire a algo más que
ha agradar al público.
En cuanto al relato es secundario en relación a lo que ya hemos
apuntado sobre sus connotaciones eróticas. Es una historia de terror: un
asesino que debe mucho al doctor Frankenstein en su concepción de la “mujer
ideal”, pero también a u otro monstruoso doctor, Sigmund Freud y a su “complejo
de Edipo” que, no se menciona en la cinta, pero que también planea en todas las
escenas. Así mismo, también parece claro que Chicho se inspiró también en el Hitchcock
de Psicosis (1960), tanto en lo que se refiere a la mansión siniestra,
como al hijo que intenta satisfacer a la madre dominante, como a la propia
concepción del terror en sí mismo (que Chicho elevará un escalón más en Quien
puede matar a un niño (1976) haciendo una película de terror, sin sombras,
sin oscuridad, a plena luz del día, con niños y en un lugar paradisíaco. La
narración de
La película no gustó a la progresía que, incluso hoy, la sigue
criticando. Decían que no tenía “crítica social”, que era un ejercicio de
terror que se agotaba en sí mismo y que la carga erótica era irrelevante en relación
a una trama que presentaban como floja y previsible. La progresía no podía
soportar que una película estrenada pocos meses antes con análogas pretensiones
“eróticas”, Tuset Street (1968), en la que se dieron cita desde Berlanga
hasta Sara Montiel y desde Teresa Gimpera hasta Emma Cohen, fuera un absoluto fracaso
de crítica y hoy aparezca como un churro seudoerótico, pijoprogre y sensiblero,
que vista hoy causa vergüenza ajena. La Residencia, en cambio, gustó al
público y gustó mucho.
Las ideas de incesto, el voyerismo, el sadismo, el lesbianismo,
los amores fuera del matrimonio, en 1969 podía ya ser difundidos en la gran
pantalla… a condición de que se existieran unas normas de gusto, calidad y
autocontención que, paradójicamente, era en donde residía lo esencial del
impacto erótico de la película. En sí misma, La Residencia era la señal
de que algo había cambiado en el cine español y en las autoridades. La
progresía no podía admitirlo y por eso cargó contra la cinta: el franquismo era
intrínsecamente perverso y todo lo que se desarrollaba en su interior era una
forma de engañar y manipular a la población. Pero, a más de medio siglo de
distancia, la película ha resistido el paso del tiempo y nada hay en ella que esté
“demodé”. Comparada con otras películas similares realizadas posteriormente (El
orfanato [2007], por ejemplo), La Residencia se impone de manera
aplastante.
La película se sostiene sobre un guion aceptable, una escenografía
brillante, un ritmo narrativo ágil y un casting que, incluso en sus papeles
secundarios, se estudió al milímetro: Lilli Palmer, actriz inglesa, pero, en
realidad nacida en la Prusia alemana, de padres judíos, se estableció en el
Reino Unido y trabajó para Hitchcock, da el perfil perfecto de una directora
rígida, inflexible y de una madre castradora; el rostro suave y aterciopelado de
Cristiana Galbó que contrasta con el de la mayoría de sus compañeras de
residencia (Maribel Martín, Pauline Challoner, Mary Maude, Teresa Hurtado,
Paloma Pages, María Gustafson, Maria Elena Arpón, María José Valero), cada una
de ellas es diferente a las demás, pero todas ellas parecen tener en su rostro
algún elemento inquietante, incluso (como era el caso de Pauline Challoner, su rustro
aniñado era extremadamente sugerente). John Moulder-Brown, que actúa como hijo
de la directora, rodó pocas películas, pero a partir de 1997 se dedicó a la enseñanza
creando una escuela de artes dramáticas en Brighton. Era el actor que Chicho
precisaba para que ninguna sospecha recayera sobre él: de mirada tímida,
aspecto inofensivo, atractivo pero de una masculinidad fronteriza con la adolescencia,
había rodado algunas películas antes de La Residencia y Chicho no tuvo que
orientarlo en exceso sobre lo que pretendía de él.
En medicina se dice que lo importante es la dosis y en La
Residencia, los porcentajes de terror, erotismo, psicología, suspense, están administrados
con inteligencia y sabiduría. Chicho sabía lo que quería: sorprender,
interesar, estremecer, excitar… Y lo logra hasta el punto de ser una de las
mejores películas de terror del cine español.
Otros enlaces:
Maestros
del cine moderno español (I) – Narciso Ibáñez Serrador (in memoriam) – Universidad de Granada.
Historias
para no dormir: con él llego el terror – Jesús
Jiménez Varea y Miguel Ángel Pérez Gómez.
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