LA FIEL INFANTERÍA (1960) – Murieron en el Cerro Quemado
En 1960, la
guerra civil empezaba a quedar lejos. Hacía dos décadas que los cañones habían
callado, pero quedaban los excombatientes para recordar las batallas y los años
en los que eran jóvenes y vivieron su gran aventura. La fiel infantería
es una película bélica, pero que no exalta el heroísmo, ni siquiera el
patriotismo tiene gran espacio, sino que se centra especialmente en la
camaradería, la hermandad, el amor y los dramas personales de cada uno de los
protagonistas. Por eso fue una película inolvidable para muchos, realizada sobre
una novela original de Rafael García Serrano.
FICHA
TITULO: La fiel infantería
AÑO: 1960
DURACIÓN: 113
DIRECTOR: Pedro Lazaga
GÉNERO: Bélico
ARGUMENTO: Un grupo de soldados que han participado en la batalla de
Brunete reciben un permiso para pasar unos días en retaguardia. Aprovechan para
reencontrarse con sus novias, conocer el amor, o, simplemente, olvidar los combates
y el riesgo de la primera línea. Pero pronto deberán de reincorporarse al
frente y asumir una peligrosa misión: conquistar una colina fuertemente
defendida por el enemigo y que costará muchas bajas.
ACTORES: Analía Gadé, Tony Leblanc, Arturo Fernández, Laura Valenzuela,
Ismael Merlo, Julio Riscal, Jesús Puente, Enrique Avila, María Fernanda Ladrón
de Guevara, María Mahor, Mabel Karr, Juan Antonio Riquelme, Paloma Valdés,
Santiago Ríos, Juan Calvo
CLIPS
CLIP 1 – UNA PELIGROSA MISION DE AVANZADILLA
CLIP 2 – DESFILANDO AL PIE DEL BALCÓN DE LA MÁS BELLA
CLIP 3 – EL SOLDADO QUE APROVECHÓ LAS LECCIONES DEL SARGENTO
CLIP 4 – AHCIA EL FRENTE EN DIRECCION OPUESTA A LOS CADÁVERES
CLIP 5 – LA BANDERA VICTORIOSA Y LOS SOLDADOS ROTOS
Cómo localizar la película
A través del siguiente enlace en eMule: LA
FIEL INFANTERÍA
O bien en HTML:
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Fiel Infanteria (1959) Analia Gade, Tony Leblanc, Arturo
Fernandez.avi</a>
Lo menos que puede
decirse sobre LA FIEL INFANTERÍA
Nadie podrá negar que Rafael García Serrano es uno de los mejores
novelistas sobre la guerra civil española. Como a todo el que ha vivido la
guerra, no le gustaba la guerra, pero la aceptaba como se acepta cualquier otra
situación a la que se ve abocado el ser humano. Sus seis novelas sobre la
guerra civil, registran testimonios de amigos, recuerdos personales del soldado
de infantería. Eugenio o proclamación de la Primavera (1938), La fiel
infantería (1943), Plaza del Castillo (1951), Los ojos perdidos
(1958), La paz dura quince días (1960) y La ventana daba al río
(1963), sumadas, dieron como resultado la Ópera Carrasclás, novelas de la
gran guerra española (1936-1939), como él mismo las tituló. Explicó en 1985
al Diario de Navarra porqué escribía sobre ese tema: “ es el que mejor
conozco y porque creo que en una guerra se da la comedia humana mejor que en
ninguna otra situación: en ella aparecen más claros los caracteres, lo mismo en
la lealtad que en la traición, en el amor que en el odio. Por otra parte, yo me
he inclinado a escribir sobre esto porque hay mucha más producción literaria
roja que nacional, y yo quiero justificar la actuación de las gentes que fuimos
nacionales en la guerra”.
La guerra vista por el soldado raso es un testimonio que no abunda
en la literatura española. Incluso aquel soldado humilde y heroico que fue
Miguel de Cervantes, fue remiso a relatar sus aventuras en Lepanto. García
Serrano es hoy un autor desconocido para las nuevas generaciones. Nunca ocultó
sus convicciones falangistas que le acompañaron desde su juventud hasta su
muerte (si un ideal es válido y se vive intensamente, cambiarlo es una traición
a uno mismo, especialmente si ese ideal, aunque denostado, sigue siendo
válido). El estilo de las narraciones de García Serrano es llano, simple, sin
florituras, ni retórica ampulosa, coloquial y castizo. Es el lenguaje lacónico:
el de los soldados.
Pedro Lazaga supo llevar para Agata Films esta novela reflejando
su espíritu y eligiendo como protagonistas a unos actores cuya trayectoria se
inició en los 50, despegó en los 60, se convirtieron en los mejores actores de
los 70 y cuyas carreras declinaron para la mayoría, en la transición. Los 60 fueron
la mejor época para llevar a la pantalla esta película: todo un país quería
olvidar la guerra civil. Y lo había conseguido. Pero era necesario realizar, al
cumplirse los veinte años del final del conflicto, un homenaje a los que allí
murieron. La película carece de connotaciones políticas e ideológicas. Es
significativo que el autor del texto original, falangista, no haya querido
hacer una exaltación de su ideal político. A diferencia de La Patrulla
(1954), filmada seis años antes por el propio Lazaga, en la que todavía estaba
presente el anticomunismo expresado en la aventura de los divisionarios presos
en la URSS o en la pelea de uno de los protagonistas con un comunista en un bar
de Roma, en defensa del régimen español, en La fiel infantería, el único
rasgo de patriotismo que puede percibirse es el ondear de la bandera española
como símbolo de triunfo (que, en realidad, era también símbolo de
reconciliación).
La trama nos cuenta la azarosa vida de los miembros del batallón
Barleta. Han experimentado días de combate extenuantes en el frente de Brunete
y ahora tratan de divertirse y engañar el hambre como pueden. La película
empieza con una “operación de comando” en la que los soldados solamente tratan
de hacerse con unas gallinas antes de que empiece el bombardeo. El mando,
reconociendo su esfuerzo, les concede unos días de permiso. Marcharán a la
ciudad para reencontrarse con sus familiares o con sus novias, otros
aprovecharán para presentarse a los exámenes, y los habrá que buscarán nuevas
compañías, conocerán a novias y a mujeres que, al menos, durante unos días, les
harán felices. Unos son gañanes de pueblo, bienintencionados y generosos, otros
son profesores universitarios melancólicos y que encierran secretos, los habrá
ligones y desenfadados y otros sin habilidades sociales. Todos ellos encontrarán
a la mujer de su vida en aquel permiso. Habrá amores prohibidos, matrimonios,
ligues circunstanciales y romances que durarán toda una vida. Porque el
compañero inseparable del soldado es el amor. Pero los miembros de la unidad deberán
volver al cabo de poco tiempo al frente. El alto mando les ha encargado una
misión difícil: tomar al asalto el Cerro Quemado, una posición fortificada que
domina el valle y que resulta imprescindible conquistar para garantizar el
éxito de la futura ofensiva generalizada. Cada soldado se despide a su manera
de su amada. Varios de ellos morirán en combate y su felicidad y sus
esperanzas, su futuro quedará truncada por bayonetas y metralla. Finalmente, la
posición es conquistada y ya solo queda contar a los muertos.
La película contó con asesores militares que reprodujeron las
tácticas de asalto de la infantería. Primero fuego artillero, luego avance, aproximación
al objetivo, liquidación de focos de resistencia, uno a uno, mediante granadas
de mano y eliminación de bunkers con cargas de trilita, para llegar al cuerpo a
cuerpo y al combate a la bayoneta. Tal era la táctica habitual de la “fiel
infantería”.
El tándem García Serrano – Lazaga, consigue reproducir con
verosimilitud y cierta comicidad en algunas escenas, la vida militar que, a fin
de cuentas, en la vida de jóvenes que quieren divertirse, disfrutar de los
placeres y salir airosos de los trances en los que se ven envueltos. Se ha dicho
que la película contiene escenas ingenuas e inocentes. En realidad, todo lo que
se ve en la cinta es perfectamente verosímil. El romanticismo que existe, es
mesurado y comedido. No hay escenas de separaciones desgarradoras, sino que
todo entra dentro de lo verosímil que puede ocurrir en una guerra (y, a tenor
de la forma de escribir del autor, lo más probable es que la mayoría de
situaciones que describe ocurrieran verdaderamente).
En el tramo central, la película está protagonizada, no por
actores, sino por parejas de actores: Analía Gadé y Arturo Fernández, Ismael
Merlo y Laura Valenzuela, Enrique Ávila y Paloma Valdés, mientras que Jesús Puente
y Tony Leblanc, buscan el amor y este último, junto a Tony Riscal, asumen la
parte cómica. La que mejor “funciona” desde el punto de vista cinematográfico
es la de Merlo-Valenzuela. La película recibió varios premios en certámenes
españoles (el del Sindicato Nacional del Espectáculo, el Premio Sant Jordi, a
la mejor fotografía, etc.
A pesar de que García Serrano figurase en el bando de los
vencedores y se tratara de un escritor que trataba de introducir alegría e
ironías, lo cierto es que la película -y mucho más la novela- rezuma una
indecible tristeza. La escena en la que los soldados van al frente cantando es
conmovedora, porque en dirección opuesta, entre ellos circulan acémilas cada
una portando un cadáver. Incluso, en la
escena final, a pesar de la sensación de victoria que se refleja en el ondear
de la bandera nacional en lo alto de la colina que se trataba de conquistar, lo
cierto es que las imágenes de los protagonistas muertos, no dejan mucho espacio
para la retórica grandilocuente. Toda guerra es una tragedia y así hay que
entenderla, por parte de vencedores y de vencidos. No es raro que la película
se cierra con: “A todos los españoles que hicieron esta guerra. Estén donde
estén. Vivos o muertos. ¡Larga paz!”.
La peor de esta película es la versión a partir de la cual se ha
emitido por televisión y se ha realizado el master para la cinta de video. Al
parecer la cinta se perdió y solamente quedaron unos rollos bastante
deteriorados que nunca se han restaurado. Y no se puede esperar que en estos
tiempos de “memoria histórica” asimétrica y revanchismo tardío, una cinta como
esta pueda ser restaurada.
Otros enlaces:
La
fiel infantería – Rafael García Serrano (en PDF)
Pedro
Lazaga: la fiel infantería – Diego Galán, revista
La
guerra civil y la ideología falangista en “La fiel infantería” de Rafael García
Serrano – Insula Barañaria
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