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CARLOTA (1958) – Enrique Cahen Salaberry– ¿Quién ha matado a Carlota?

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Estas cosas no podían pasar en España: era mejor ambientar una trama en la que una mujer, aparentemente psicópata, liquidaba a todo el que se ponía por delante, entre las brumas de Londres. El intrépido policía español, para la ocasión, pasaba a ser un inquisitivo detective de Scotland Yard, con atuendo a lo Sherlock Holmes. El marido era un Juanjo Menéndez y la esposa alucinada Ana Mariscal. Una película atípica dentro del género negro español. FICHA TITULO : Carlota AÑO : 1958 DURACIÓN : 100 minutos DIRECTOR : Enrique Cahen Salaberry GÉNERO : Negro ARGUMENTO : Un marido recién casado está preocupado por las muertes misteriosas que parecen acompañar la vida de su esposa desde hace años. Invita a cenar al domicilio familiar a un investigador de la policía británica, pero cuando llegan, después de charlar un rato con el “Bobby” que está de guardia en el barrio, se encuentran con que la mujer ha sido estrangulada. Hasta el final subsistirá el misterio de quién es el ases

CULPABLES (1960) – Ruiz Castillo – Cuando Agatha Christie queda atrás, rebasada y superada

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  De Ruiz Castillo sabíamos que había participado en La Barraca, el grupo de teatro ambulante creado por García Lorca. Conocíamos algunas de sus películas (en especial La Laguna Negra o El santuario no se rinde), pero ignorábamos que había hecho incursiones en el género negro. Cuando vimos Culpables nos dimos cuenta de que teníamos un director que, a la vez era guionista, que consiguió realizar, junto a seis actores de categoría y un decorado, realizar una película que todavía puede verse y disfrutarse como si hubiera sido filmada anteayer. FICHA TITULO : Culpables AÑO : 1960 DURACIÓN : 83 minutos DIRECTOR : Arturo Ruiz Castillo GÉNERO : Intriga ARGUMENTO : Cuatro actores quedan citados con un empresario para el que habían trabajado, en el interior de un teatro ya cerrado. Pero quien los ha convocado no llega: luego resultará que encontrarán su cadáver. Entre ellos se apodera la idea de que uno de los cuatro lo ha matado. Cada uno de ellos, en efecto, tenía motivos para