UN ENREDO DE FAMILIA (1943) – Ignacio F. Iquino – ¡Cine ingenuo para un país que quería reír!

 

En 1943, Iquino sabía perfectamente lo que buscaba el público. Después de los NO-DOS en donde se pintaba con tonos azulados la situación política española, pero no podían evitarse sobresaltos y bombazos en la parte internacional, al público le urgía cine de evasión. La comedia de situación no se había inventado todavía; de hecho, el cine estaba todavía cerca de aquellos tiempos en los que no había sonido y la mímica lo era todo. Iquino se inspiró en el cine mudo para esta comedia blanca que fue atacada por la crítica, pero defendida por un público ingenuo que necesitaba reír después de una guerra y sabiendo que en cualquier momento el conflicto mundial podía afectar a España.

 

FICHA

TITULO: Un enredo de familia

AÑO: 1943

DURACIÓN: 67 minutos

DIRECTOR: Ignacio F. Iquino

GÉNERO: Comedia.

ARGUMENTO: Los Capitetos y los Tontescos son dos familias separadas por innumerables rencillas, sin embargo, la hija mayor de los Tontesco y el hijo mayor de los Capitetos se enamoran perdidamente. Una vez casados, tienen dos pares de gemelos, dos niños y dos niñas. Al morir sus padres, los cuatro hijos son separados, unos vivirán en Barcelona y otros en Argentina.

ACTORES: Mercedes Vecino, Antonio Murillo, Francisco Martínez Soria, Mary Santpere, José Jaspe, Pedro Mascaró, Modesto Gil, Concha Gorgé, Teresa Idel, Georgina Violeta, Azarola

 

 

CLIPS

CLIP 1 – CRÉDITOS CON RITMO



CLIP 2 – UNA INTRODUCCION PROPIA DEL CINE MUDO



CLIP 3 – HIJOS Y TRAGEDIAS FAMILIARES



CLIP 4 – LA CASA DE LOS LÍOS



CLIP 5 – UN BUENAZO Y LOS HERMANOS APROVECHADOS



CLIP 6 – OTRO NUMERO MUSICAL



CLIP 7 – LOS MEXICANOS LLEGAN A BARCELONA



CLIP 8 – EQUÍVOCOS 1



CLIP 9 – EQUIVOCOS 2



CLIP 10 – EQUÍVOCOS 3



CLIP 11 – DISIPANDO EQUÍVOCOS


 

Carteles y programas

 

 

Cómo localizar la película

A TRAVÉS DE EMULE: ENREDO DE FAMILIA (en formato AVI)

A TRAVÉS DE EMULE: ENREDO DE FAMILIA (en formato MKV)

En FlixOlé: ENREDO DE FAMILIA

 

Lo menos que puede decirse sobre ENREDO DE FAMILIA

Vaya por delante que es una película para otro tipo de público, no, desde luego, para el público del siglo XXI y mucho menos para milenials, generación Z, gamers, neflixeros, influencers, influenciados por los influencers, solidarios ecologetas, ni-nis, etc. Era una película destinada a un público que había sufrido mucho (la guerra civil solamente había terminado cuatro años antes y, de tanto en tanto, alguna noticia sobre la detención o muerte de algunos “bandoleros” (gentes del maquis) indicaba que en algunas regiones todavía se vivía peligrosamente. Y luego estaba el conflicto europeo. El NO-DO intentaba introducir documentales simpáticos que no agravaran los recuerdos y las preocupaciones del espectador, pero era inevitable que el fantasma de la guerra, con todo lo que conlleva, planeara todavía en plateas y gallineros. Ignacio F. Iquino lo sabía y estaba dispuestos a dar al público lo que éste necesitaba: evasión.

A partir de 1940, Iquino reinició sus actividades cinematográficas con varias comedias. Solo en 1942 rodó una cinta -Pánico en el Trasatlántico- que puede considerarse como la primera aproximación al género negro en el que obtendría sus mejores laureles. Pero, en general, los títulos de la primera mitad de los cuarenta son elocuentes: Alma de Dios, ¿Quién me compra un lío?, El difunto es un vivo, Los ladrones somos gente honrada, Boda accidentada… y, finalmente, Un enredo de familia. Sería hacia 1945 cuando iniciaría la sucesión de películas de género negro en las que destacó por cantidad y calidad.

Por si acaso le fallaba el cine, Iquino, había escrito guiones para el teatro y para la revista. Se trataba de vodeviles desmadrados, sin otro ánimo que el de lograr la carcajada fácil. A menudo lo lograba. En alguna ocasión -como en esta- primero filmó la película y luego adaptó el guion a formato teatral. Tras acabar el montaje de Un enredo de familia, apenas descansó: ocho meses después de su estreno, el público del Teatro Serrano en Valencia, pudo ver la versión teatral y año y medio después le dio la vuelta en el Teatro Cómico de Madrid, pasando a titularse la obra Una familia de enredo

El argumento es somero: los Tontescos y los Capitetos -remedio de los shakesperianos Montescos y Capuletos- son dos familias que se odian a muerte desde tiempo inmemorial. No se sabe porqué, ni el guion lo explica, pero la animadversión se prolonga hasta donde alcanza la “memoria histórica”. Hasta que, la primogénita de los Tontescos que encapricha con el mayor de los Capitetos, y se produce la chispa que les lleva, primero al altar y, luego, a la cama. Serán felices con dos parejas de gemelos, hasta que la tragedia se lleve primero al padre y luego a la madre. Las dos parejas de gemelos serán separadas: dos se quedarán con la familia de España y otros dos se irán a México. Los familiares a cuyo cargo quedan, han acordado que jamás les hablarán de sus padres, ni de las rivalidades familiares. Pero el destino querrá que terminen encontrándose y produciéndose hilarantes escenas en las que unos son confundidos con otros. Los dos hijos que se han ido a México resultan ser unos bribones de tomo y lomo, y los dos que se han quedado en Barcelona, será serios hasta el aburrimiento, aplicados en sus quehaceres y responsables. Los equívocos se iniciarán a los 20 minutos de iniciarse la proyección y se prolongarán, cada vez más desmadrados, hasta el final. Todo termina, hay que decirlo, bien.

Los actores, especialmente Mercedes Vecino, convertida en la mujer fatal por excelencia de la escena española, y Antonio Murillo (que solamente rodará dos películas y las dos con Iquino), se vieron obligados a hacer cuatro papeles. Ambos salen airosos. Así mismo, podemos ver en el reparto a dos figuras que pronto alcanzaron la fama, aquí como actores de reparto: Mary Santpere y Paco Martínez Soria.

Deliberadamente, especialmente en sus primeros minutos, la película imita al cine mudo: los actores gesticulan imperiosa y desmesuradamente. Luego, se diría que estamos en una película de los Hermanos Marx (lo que le reprocharon algunos críticos que definieron esta conta como “excesivamente influida por Hollywood”). Pero lo cierto es que al público le gustó. La Vecino despertaba pasiones como pocas en la época. Los varios números musicales abrevian el guion, introducen un elemento muy del gusto del público y prolongan la traba casi un cuarto de hora. Lo que no es poco, porque la película apenas supera los sesenta minutos.

A pesar de que se trató de una cinta extraordinariamente rentable para CIFESA, parte de la crítica la fulminó: para unos era “una ordinariez”, para otros una falta de respeto hacia Shakespeare, alguno, a posteriori, la reconoció como la más delirante de las comedias de Iquino.

El ritmo narrativo es ágil, hay algunos giros ingeniosos en los diálogos y en todo momento se intenta que el espectador recuerde al cine mudo. Incluso en las primeras escenas aparecen carteles como en las producciones pre-sonoras. Hay alguno travellings memorables y planos particularmente cuidados.

La película es simpática, entretenida, breve, digestiva… pero también una completa y absoluta astracanada. Es una película que no remite a la España de 1943: nuestras padres y abuelos eran así de ingenuos. Se deleitaban con un humor blanco, sin malicia. La sociedad de 1943 no se parecía a la de 2024 absolutamente en nada. Eso ha hecho que esta película envejeciera mal, pero si me preguntan si vale la pena verla o no, les contestaría que no pierden nada. Les ayudará a conocer un poco mejor aquella España de la postguerra, sus actores, sus gentes, sus temas favoritos y su extraordinaria ingenuidad…






 


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