LA VERBENA DE LA PALOMA (1963) –– Sáenz de Heredia – El sonido vital de España

En 1894, Tomás Bretón estrenó zarzuela La verbena de la Paloma, subtitulada El boticario y las chulapas o Celos mal reprimidos. Exitazo. Casi setenta años después, José Luis Sáenz de Heredia recuperó lo esencial de la música y del libreto e hizo una curiosa interpretación libre con su icono particular, Concha Velasco, como “la Susana”. El resultado fue el que podemos calificar como “mejor película musical” de la etapa franquista.

FICHA

TITULO: La Verbena de la Paloma

AÑO: 1963

DURACIÓN: 98 minutos

DIRECTOR: José Luis Sáenz de Heredia

GÉNERO: Musical

ARGUMENTO: Un “honrado cajista” está enamorado de “la Susana”, pero siempre terminan riñendo. La cosa se complica cuando la chica y su hermana son cortejadas por un boticario lúbrico que genera unos celos extraordinarios en el novio. Éste decide resarcirse durante el concurso de baile en la verbena, invitando a bailar a la novia de un conocido.

ACTORES: Concha Velasco, Vicente Parra, Ángel Garasa, Mercedes Vecino, Milagros Leal, Irán Eory, Félix Fernández, Silvia Solar, Alfredo Landa, Mary Begoña, Miguel Ligero, José María Tasso

 

CLIPS

CLIP 1 – ASÍ ERA EL MADRID CASTIZO


CLIP 2 – EN EL ESTANCO CON LA ESTANQUERA


CLIP 3 – QUE MALOS SON LOS CELOS


CLIP 4 – JULIAN EL ACALAMBRAO, LA SUSANA Y LA TÍA ANTONIA


CLIP 5 – EL FRUTERO QUE BUSCA COMPENSACIÓN


CLIP 6 – JULIAN, QUE TIES MADRE


CLIP 7 – HOY LAS CIENCIAS ADELANTAN QUE ES UNA BARBARIDAD


CLIP 8 – UN BAILE QUE EXPRESA LA FUERZA DE LA MUJER ESPAÑOLA


CLIP 9 – LOS HOMBRES QUE SON HOMBRES…


CLIP 10 – A DONDE LLEVAN LOS CELOS


CLIP 11 – JULIAN DESPERTANDO LOS CELOS DE LA SUSANA


CLIP 12 – ¿PUEDO ACHUCHAR A TU NOVIA UN POCO MÁS?


 

Carteles y programas

 

 



Cómo localizar la película

En FlixOlé: LA VERBENA DE LA PALOMA

En eMule: LA VERBENA DE LA PALOMA

Lo menos que puede decirse sobre LA VERBENA DE LA PALOMA

No fue ni la primera, ni la segunda vez que se llevó a la pantalla grande la que, en nuestra opinión es la mejor zarzuela española del XIX. Fue la tercera y, como suele decirse, a la tercera va la vencida. La crítica discute todavía cuál ha sido la mejor adaptación. La primera versión dirigida por José Buchs y Florián Rey en 1921, podemos calificarla casi de “intento primitivo”. Podemos imaginar como suena una zarzuela en el cine mudo. La segunda, dirigida por Benito Perojo, es bastante superior. CIFESA echó los restos y consiguió lugar un buen producto durante la Segunda República que constituyó un éxito de público y de crítica. La versión de 1963, entre que estaba dirigida por un director de raigambre franquista, Sáenz de Heredia y que se tomó ciertas libertades en su principio y final, ha sido desconsiderada por la crítica progre. Sin embargo, en nuestra opinión, tanto en lo que se refiere a la musicalidad, como a las actuaciones y a la fotografía, es, con mucho, superior a las dos anteriores y puede ser considerada, igualmente, como la mejor película musical del período franquista (en el que, por cierto, este género -hoy desaparecido- brilló con luz propia y no solamente a causa de niños-cantantes, Pablito Calvo, Marisol, etc.).

Vale la pena hablar algo de la zarzuela. Se la suele llamar “género chico” en relación al “gran género” que sería la ópera. Zarzuela, hay que aclararlo, no tiene nada que ver con la opereta. Esta última es de origen francés. Si ambas, registran partes habladas o declamadas, la zarzuela es muy anterior, tanto a la opéra-comique francesa como al singspiel germano-austríaco. Salvo, por la antigüedad de la zarzuela, las tres variedades “nacionales”, son casi idénticas. La antigüedad de la zarzuela española se remonta al siglo XVII. Lope de Vega ya escribió una “comedia con orquesta”, La serva sin amor, de la que dijo que era “cosa nueva en España”. El nombre de “zarzuela” procede del palacio del mismo nombre, cerca del cual se realizaban las representaciones. Así mismo, vale la pena recordar en esta España de las “autonomías” que existió también una variante catalana y valenciana en el siglo XIX, hoy olvidado por los nacionalistas regionales, en tanto que el término “zarzuela” ha pasado a ser, indiscutiblemente, sinónimo de “lo español”.

El “género chico” no tenía nada que envidiar, salvo su magnificencia, a la gran ópera germano-franco-italiana. Era la respuesta racial de nuestro país. Y frecuentemente, se asociaba a algún tipo de patriotismo. Eso fue lo que entendió Sáenz de Heredia y otros directores que en los años 60 realizaron intentos de recuperación de la Zarzuela. De todas las películas filmadas en aquella época, con el apoyo de TVE, la película que comentamos hoy fue la más brillante y que registra mejor el espíritu de la pieza originaria.

Puede discutirse la oportunidad de colocar un principio y un final ye-ye, sin duda introducido para “actualizar” la obra y con la esperanza de que las nuevas generaciones la recogieran mejor. En realidad, esos adheridos realizados por Sáenz de Heredia no desentonan excesivamente con la partitura original. Tienden a trazar un puente generacional, algo que el franquismo siempre defendió y mantuvo como exigencia cultural, que nunca está de más.

Los protagonistas indiscutibles son Vicente Parra (que ya había alcanzado su madurez interpretativa) y el fenómeno de la década, Concha Velasco. Seguidos por Miguel Ligero (como “el boticario”), Irán Eory (como “la Casta”), Ángel Garasa (como “el Tabernero), Mercedes Vecino (como “la señora Rita”), Agustín González (en un pequeño papel inicial como “el frutero”), y Alfredo Landa y Silvia Solar (como pareja de novios, hacia el final de la zarzuela, como “Manolo” y “Balbina”, respectivamente). Una mención especial merece Milagros Leal, veterana actriz de voz cascada y estridente, auténtica fuerza de la naturaleza que encarna a la “Tía Antonia”.

Cuando Sáenz de Heredia se decide a rodar esta cinta, acabada de rodas dos comedias (El grano de mostaza, 1962; y Los derechos de la mujer, 1963) y estaba en puertas de rodar dos películas que le reportarían cierta fama: el documental Franco, ese hombre (1964) en donde realizaría una apología del Caudillo e Historias de la Televisión (1965) con la que pretendió revivir su éxito de diez años antes (Historias de la Radio, 1955) sin conseguirlo. A partir de ese momento, su cine bajará de tono y se adaptará a las circunstancias del tardofranquismo, con títulos casi completamente alimentarios y sin excesivo interés. La Verbena de la paloma, dentro de su cine, se inserta en la etapa media de su carrera, en donde, ya con una merecida fama, estaría en condiciones rodar cualquier tipo de película y encontrar productora que se interesase, sin importar el género.

La Verbena de la Paloma tiene media docena de números musicales inolvidables, unidos por el común denominador de “casticismo” y “costumbrismo”. Cuando oímos esa música, igual que cuando escuchamos El Amor Brujo o Noche en los jardines de España, o El sombre de tres picos, o el Concierto de Aranjuez, lo que estamos escuchando es “música española”: la voz de la patria expresada en notas musicales. No es cierto, por tanto, que los españoles no estemos dotados para la música clásica: lo que ocurre es que hemos unido esa música a nuestra particular idiosincrasia. Nada que sea lento, ampuloso, mítico: mejor una música directa, expresión de vitalidad, de fuerza, pero también de estilo. La Zarzuela se adaptaba muy bien a esta exigencia antropológica. Sáenz de Heredia lo supo entender y así lo transmitió a los que trabajaron a sus órdenes en esta cinta.

El resultado fue impecable y difícilmente criticable, incluso para los que son hostiles al cine de su director, a causa de su caracterización política o a los que se muestran indiferentes al cine musical hoy olvidado completamente. Esta película muestra que se hizo muy bien cine musical durante el franquismo y, basta comparar las tres versiones cinematográficas de la misma zarzuela para darse cuenta de cuál es superior.

 

Otros enlaces:

Sáenz de Heredia en la literatura cinematográfica – Jorge Nieto Ferrando

Identidad nacional y cine español: el género chico en el cine mudo español. A propósito de la adaptación cinematográfica de La Verbena de la Paloma (José Buchs, 1921) – Joaquín Cánovas.








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