EL PRECIO DE UN ASESINO (1963) – Miguel Lluch – GUION DE UN POETA JOSEANTONIANO
Vaya por delante que no es una película inolvidable. Los dos
actores principales -Julián Mateos y Víctor Valverde- no están sembrados. Para
colmo, Mateos hace el papel de seminarista progre. Mucho mejor es el guion de
Federico de Urrutia, amigo personal de José Antonio, y considerado como “el
rapsoda del nacionalsindicalismo franquista”, autor de Poemas de la Alemania
Eterna. El buen guion se va al traste con unas actuaciones lamentables y
errores de montaje.
FICHA
TITULO: El precio de un asesino
AÑO: 1963
DURACIÓN: 82 minutos
DIRECTOR: Miguel Lluch
GÉNERO: Negro
ARGUMENTO: Un sicario ha regresado
de Francia para matar a un juez. Dispara sobre el que cree que es él pero mata
a su secretario y es reconocido por el portero superviviente. Los que le han
contratado exigen que repita la operación. El hermano del sicario, inducido por
la amante, tratará de llevarlo por el buen camino. El hermano, abandona el
seminario y se dedica a buscarlo.
ACTORES: Julián Mateos, Víctor
Valverde, Margarita Lozano, Silvia Solar, Ismael Merlo, Fernando Sancho, Luis
Induni, Juan Manuel Simón, Amapola Escudero, Xan das Bolas, José María Oviés,
Luis del Pueblo, Mario Bustos, Miguel Cajen, Joaquín Navales
CLIPS
CLIP 1 – CRÉDITOS CON EL AEROPUERTO DEL PRAT AL FONDO
CLIP 2 – EL “PISO FRANCO”, CENTRO DE OPERACIONES
CLIP 3 – UN BAR DE MACARRAS Y UN USURERO EN EL BARRIO CHINO.
CLIP 4 – LA OPERACIÓN EJECUTADA, PERO NO TODO SALE BIEN
CLIP 5 – EL OBJETIVO HA SOBREVIVIDO
CLIP 6 – LA NOVIA DEL SICARIO EN EL SEMINARIO CONCILIAR DE BARCELONA CON EL HERMANO
CLIP 7 – EL SICARIO IDENTIFICADO Y OCULTO EN LA CALLE BALMES
CLIP 8 – UN SEMINARISTA EN EL BARRIO CHINO
CLIP 9 – LOS SICARIOS TAMBIÉN SE COMPORTAN COMO MACARRAS
CLIP 10 – UN SEMINARISTA EN EL BAR DE PUTAS
CLIP 11 – CUAN LOS DOS HERMANOS SE ENCUENTRAN
CLIP 12 – TIROTEO ENTRE LAS RUINAS DEL BARRIO CHINO
Carteles y programas
Cómo localizar la
película
En eMule: EL
PRECIO DE UN ASESINO (1ª opción, formato MKV)
En eMule: EL
PRECIO DE UN ASESINO (2ª opción, formato AVI)
En TokyoVideo: EL
PRECIO DE UN ASESINO
Lo menos que puede
decirse sobre EL PRECIO DE UN ASESINO
No todo el cine negro
filmado durante el franquismo estuvo a la altura de A
tiro limpio, Apartado
de Correos 1001 o A
sangre fría. Las hubo más flojas e, incluso, algunas, hasta
deleznables. El precio de un asesino puede considerarse una de las pelotón
intermedio. Y es curioso por que en aquella época, las mejores no eran una
minoría, sino la mayoría de las que se filmaban, las peores eran excepciones y
el pelotón intermedio -el que hoy ocupa la mayoría de cintas del mismo género
negro filmadas en España- contenía algunos elementos muy positivos que quedaban
contrapesados por otros demasiado “chirriantes”. Tal es el caso de El
precio de un asesino. Los actores elegidos para los roles
protagonistas, no eran los más adecuados, ni supieron hacerse con sus
respectivos papeles. Ni Julián Mateos ni Víctor Valverde resultan convincentes
como “seminarista” y “sicario”, respectivamente, hermanos separados. Luego
aparecen también errores de montaje, escenas y momentos poco trabajados. Y, sin
embargo, el guion es bueno.
El guion, a todo esto, había sido escrito por Federico de Urrutia
y retocado por Ignacio F. Iquino que puso la productora (IFISA). Vale la pena
decir algo sobre Urrutia. Era uno de los poetas que estuvieron en el entorno de
intelectuales que se sumaron a Falange Española. Rodríguez Puértolas lo sitúa
dentro de la “corte liberaría” de José Antonio Primo de Rivera. Era, sin duda,
uno de los más exaltados partidarios del nacional-socialismo. Sin cortapisas y
sin limitaciones. Dedicó al Tercer Reich un libro Poemas de la Alemania
Eterna. Nunca se arrepintió de ello. Durante la guerra entro en el aparato
de propaganda franquista encabezando el departamento dirigido por Vicente de
Cadenas (la Jefatura Nacional de Prensa y Propaganda). Luego, fue jefe de
prensa de la Falange Exterior y delegado de Educación Popular en Madrid. En
1942, se le tenía como “el hombre de Goebbels en España”. Hoy figura en todas
las antologías de textos antisemitas escritos en España. Al acabar la guerra,
escribió guiones para una veintena de películas, de las que el mejor,
seguramente, es éste. Su verdadero nombre era Federico González Navarro. Estaba
en posesión de diferentes condecoraciones, entre ellas la Medalla de la Vieja
Guardia. Falleció en Játiva, Valencia, en 1988.
Para abreviar nuestro trabajo, cortamos y pegamos la entrada de la
web de la Fundación Francisco Franco, dedicada a Urrutia, con una recopilación
de sus libros y películas: “
Entre otros muchos escritos, son de destacar: Poemas de la Falange
Eterna (1938); El nacionalsindicalismo es así (1938); ¿Por qué murió Calvo
Sotelo? (1939); Falange Española Tradicionalista y de las JONS en el
exterior (1939); Las chekas de Barcelona. Historia de la barbarie
marxista (1939); La paz que quiere Hitler (1939); Nacionalsindicalismo
(1940); Poemas de la Alemania eterna (1940); ¿Por qué lucha Alemania?
(1941) (firmado con el pseudónimo de José Joaquín Estrada); Por qué la
Falange es católica (1942); ¡Camarada, he aquí el enemigo! (1942); y
Perón (1946). Desde los años 60, se dedicó al cine, siendo Guionista,
Argumentista o Escritor en las siguientes películas: Las ruinas del Alcázar
(1939), (comentarista); Juventud
a la intemperie (1961); La Bella Mimí (1962); El
precio de un asesino (1963); Los conquistadores del Pacífico
(1963); Antes llega la muerte (1964); Los rurales de Texas
(1964); Bienvenido, padre Murray (1964); Los 4 implacables
(1965); Djurado (1966); Encrucijada
para una monja (1967); El hombre que mató a Billy el Niño
(1967); Órbita mortal (1967); Cuidado con las señoras
(1968); Tierra de gigantes
(1969); Los desesperados (1969); Las trompetas del
Apocalipsis (1969); Una señora llamada Andrés (1970); Los
leopardos de Churchill (1970); El apartamento de la tentación
(1971); El Cristo del Océano (1971); Y le llamaban El
Halcón (1971); Los corsarios (1971); La selva blanca
(1972); Alta tensión (1972); Marco Antonio y Cleopatra (1972); y Mal
de ojo (1975).” Algunas de estas películas son curiosas y,
recomendaríamos Los Leopardos de Churchill interpretada por Klaus
Kinsky y Una señora llamada Andrés, verdadero precedente de los “estudios
de género trans”.
El guion tiene reminiscencias del cine político (la persona a la
que quieren matar es un juez francés que pasa unos días en España y que ha
condenado al hermano del diplomático que está en el origen de la intriga
(Ismael Merlo). En la primera parte, da la sensación de que se va a profundizar
en el papel de los “curas obreros”, sin embargo, esa línea se desvanece por
completo en las escenas siguientes (nos inclinamos a pensar que se trató de una
“morcilla” introducida por Iquino que intuía que este tema podía ser popular.
Las situaciones que plantea el guion son originales: hermano bueno – hermano malo,
hermano candoroso – hermano psicopatón, hermano seminarista – hermano sicario.
Y esto, rodeado por un par de mujeres: Margarita Lozano y Silvia
Solar, hoy olvidadas, pero, especialmente la primera, una intérprete
excepcional (hija de un militar destinado en Tetuán, ella misma había nacido en
Marruecos). Su rostro apenas es recordado en el cine español, salvo por unas
pocas películas filmadas en los 50, entre las que merece figurar la muy notable
-y olvidada- El
Manicomio de Fernando Fernán Gómez. El precio del asesino fue,
prácticamente, su última intervención en España (si dejamos aparte Los
Tarantos de Rovira Beleta ese mismo año). Luego pasó a Italia en donde
se pondría a las órdenes del productor Carlo Ponti rodando otro paquete de
películas para directores de la talla de Passolini y Sergio Leone. Se casó,
viajó con su marido por África y solamente reapareció en los años 80 en algunas
películas, pero su actividad teatral en la última parte de su vida profesional,
fue el teatro. Por su parte, Silvia Solar, actriz de origen francés, traída a
España por Jesús Franco, fue un rostro muy conocido en el cine español de los
60. Su rol habitual era el de “mujer fatal” (como en esta) o “rubia tonta”
(como en La
Verbena de la Paloma, donde aparece como novia de Alfredo Landa). A
medida que su rostro fue cambiando con la edad, y, especialmente en sus últimos
años, los roles que asumió ganaron en intensidad y dramatismo, con el
paréntesis casi obligado para una actriz rubia que supuso su tránsito por el
cine frívolo y de destape.
Otro actor que sorprende por su papel es Xan Das Bolas, un
habitual del cine cómico, avalado por su acento gallego que trataba de extremar
hasta el límite. En esta ocasión, su voz -sin duda, doblada- es la del director
del seminario, sereno, pero con autoridad; un papel que se sale de los
habituales ejercidos por este secundario de talento. Vemos también a Joaquín Navales
que el mismo año rodaba A
tiro Limpio como el francés irresponsable miembro de la banda de
atracadores. Aquí ejerce de macarra guaperas al que Fernando Sancho -macarra de
estilo tradicional- propina una paliza por haberse burlado del seminarista. Y luego
estaba un actor clásico del cine negro español de postguerra, Luis Induni,
el excombatiente de la República Social Italiana refugiado en España. Y, por
supuesto, Ismael Merlo, actor de carácter que siempre salía adelante en
cualquier papel que asumiera.
En cuanto a los dos protagonistas, Víctor Valverde y Julián
Mateos, es cierto que se trataba de buenos actores, especialmente el primero,
pero en esta película, o no han digerido los personajes o el director no ha
sabido orientarles en la dirección correcta. Sobreactúan constantemente (algo
que se nota desde la primera filípica progre del seminarista-Mateos en una clase
y luego, constantemente, a partir del encuentro entre los dos hermanos).
La película nos cuenta la historia de un sicario español residente
en Marsella. Un extraño grupo de delincuentes formados en torno a Ismael Merlo,
un miembro del cuerpo diplomático francés, lo ha contratado para liquidar a un
personaje del que solamente sabe su nombre y el horario en el que podrá ametrallarlo.
Y, efectivamente, lo hace, pero en el atentado ocurren dos cosas inesperadas:
además de matar a una persona dentro del coche, hiere también al portero del
inmueble que tiene tiempo de disparar contra él y herirle. Luego, el portero
identificará al sicario y éste deberá esconderse. Al encontrarse con quienes le
han encargado el trabajo, se entera de que en lugar de matar al objetivo, ha
acabado con su secretario, por tanto, deberá esconderse, recuperarse de su
herida y realizar de nuevo la misión. La novia del sicaria, una corista que
trabaja en un cabaret, está horrorizada por el camino que ha emprendido su
novio y decide acudir al hermano de éste para que le convenza de que abandone
la profesión. Ésta acude al seminario y logra que el hermano salga de allí, se
vista con ropas laicas y busque a su hermano. Cuando finalmente lo encuentra,
las relaciones entre éste y la banda de delincuentes se han deteriorado mucho.
Sin embargo, está dispuesto a cumplir la misión. El hermano sigue su pista por
los bajos fondos de Barcelona y, logra encontrarlo y seguirle. Logrará
convencerle de que se entregue después de un tiroteo y fallecerá en sus brazos.
Hasta aquí el guion. Género negro en estado puro. La policía
prácticamente no aparece y toda la historia circula en torno a las actividades
de los dos hermanos separados. Como siempre en las películas de Iquino filmadas
en Barcelona, la cinta nos muestra algunos de los cambios que estaba sufriendo
la ciudad a principios de los 60: los destrozos que los bombardeos del puerto
de Barcelona habían generado en la parte baja del Barrio Chino, el Distrito
Quinto, todavía eran heridas sin cicatrizar. Así que el ayuntamiento decidió
derribar una zona y abrir la Avenida García Morato (hoy prolongada hasta el
corazón “del Chino” en lo que se llama La Rambla del Raval). El tiroteo final y
la ubicación del piso en el que esta refugiado el sicario, están ubicados
precisamente en esa zona y en los edificios en fase demolición. Las otras
ubicaciones, en contraste, están situadas en la parte alta de la ciudad, en el tramo
final de la Calle Balmes, por encima de donde antes se encontraba el
Ayuntamiento de San Gervasio, por entonces Plaza Nuñez de Arce y actualmente plaza
de Joaquím Folguera.
El ritmo es bueno, quizás lo mejor sea la reconstrucción que hace
Miguel Lluch de la vida en los tugurios del barrio Chino de la época: camareros
deformes, prostitutas groseras, macarras asilvestrados, peristas, sirleros,
faunas urbanas ya extinguidas en la zona y sustituidas por una inmigración
masiva que se aproxima en aquel barrio al 75-80%, junto a narcopisos y casas
ocupadas.
Es una película a tener en cuenta, forma parte del paquete de lo que hemos denominado “edad de oro del género negro español”, pero no está, desde luego, en posiciones de cabeza y no puede ser comparada con algunas obras maestras del género. Lo más sorprendente es que todos los secundarios bordan sus papeles. Fallan los dos actores principales. Por tanto, el conjunto queda desvalorizado.
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