LA DIVISION AZUL ESPAÑOLA (1942) – JOAQUIN REIG – “...QUE EN RUSIA ESTÁN LOS CAMARADAS DE MI DIVISIÓN
Desde el comienzo de la Guerra Civil, Joaquín Reig Gozalbes fue destinado por la Oficina de Prensa y Propaganda al Tercer Reich como “Delgado de Propaganda Cinematográfica”, con la función de supervisar el proceso técnico de creación de documentales y, al mismo tiempo, como corresponsal de prensa. Reig era, pues, uno de los nexos permanentes entre Burgos y Berlín. Un personaje clave en la cinematografía de los primeros años del franquismo. Muestra de su importancia fue, entre otros, este documental filmado en 1942 sobre la División Azul y sus motivaciones. Si alguien proclama que hoy, más que nunca, es preciso un “ejército europeo”, el documental de Reig responde: “Ese ejército ya existió y la División Azul fue la aportación española”.
FICHA
TITULO: La División Azul Española
AÑO: 1942
DURACIÓN: 40 minutos
DIRECTOR: Joaquín Reig-Gozalbes
GÉNERO: Documental
ARGUMENTO: Documental que abarca
desde los últimos días de la guerra civil hasta el invierno ruso de 1942 cuando
la División Azul llevaba ya varios meses en el frente. Se nos muestran
fragmentos de documentales de la época y se da relevancia al carácter europeo
de la cruzada contra el bolchevismo.
ACTORES: documental, imágenes de archivo.
CLIPS
Metraje completo del documental en 11 partes
CLIP 1 – PRIMER PARTE
CLIP 2 – SEGUNDA PARTE
CLIP 3 – TERCERA PARTE
CLIP 4 – CUARTA PARTE
CLIP 5 – QUINTA PARTE
CLIP 6 – SEXTA PARTE
CLIP 7 – SÉPTIMA PARTE
CLIP 8 – OCTAVA PARTE
CLIP 9 – NOVENA PARTE
CLIP 11 – UNDÉCIMA PARTE
Carteles y programas
Cómo localizar la
película
A través de eMula: LA
DIVISION AZUL ESPAÑOLA
Lo menos que puede
decirse sobre LA DIVISION AZUL ESPAÑOLA
Hubo españoles que creyeron en el Nuevo Orden Europeo. Joaquín
Reig-Gosalbes y Víctor de la Serna fueron dos de ellos. Y cumplieron con su
deber de difundir entre sus compatriotas la buena nueva de una Europa libre,
fuerte e independiente. Eran periodistas. Y germanófilos. El Tercer Reich había
ayudado decididamente y desde el primer momento al levantamiento cívico-militar
contra el Frente Popular. En España, en aquel momento, no existía ninguna duda al
iniciarse la Segunda Guerra Mundial que Polonia había sido empujada al matadero
por el Reino Unido y Francia; luego que Noruega había sido ocupada por los
alemanes para impedir que la ocuparan los ingleses. Dinamarca era el paso
obligado y, por lo demás, alemanes y daneses no son muy diferentes (apenas hubo
resistencia en Dinamarca salvo la pagada por Churchil). En España se disculpó
también el que las tropas alemanas que cercaron en Dunkerke al cuerpo expedicionario
británico, pasaran por Holanda y Bélgica y, finalmente, la campaña de Francia
fascinó a los cronistas españoles. Nunca la historia había visto a un “imperio
colonial”, aliado del “imperio inglés” (bien es cierto que ambos en franca
decadencia) abatido en un mes de combates. Cuando las tropas alemanas llegaron
a Hendaya, desde el puente internacional y desde esta parte, les vitorearon. Pero
había una espina que los “tertulianos” de la época no lograban explicar: el Pacto
Germano Soviético de agosto de 1939. Eso había enfriado algo los entusiasmos
germanófilos. Pero cuando se inició la Operación Barbarroja todo quedó claro:
Alemania iba a liberar la Cruzada Antibolchevique. En España, una oleada de entusiasmo
recorrió las calles: el “Rusia es culpable” electrizó a la juventud. A los que
habían combatido que tenían una nueva oportunidad de demostrar su fe y su valor
y a los que eran jóvenes para haber participado en los combates y ahora, con
tres años más, incluso haciendo alguna trampa en la hoja de reclutamiento, se
embarcaron en la portentosa aventura de la División Española de Voluntarios, división
250 de la Wehrmatch, División Azul. Este documental de poco más de media
hora nos cuenta todo esto, y difícilmente encontraríamos otro que reprodujera
la exaltación y el entusiasmo de aquellos momentos o la brutalidad de los
combates.
Los “autores” del documental fueron dos periodistas españoles
reclutados por la Oficina de Prensa y Propaganda dirigida en la época por
Dionisio Ridruejo, quien terminaría alistándose como voluntario en la División:
Joaquín Reig-Gosalbes y Víctor de la Serna Espina. Reig había sido destacado al
Tercer Reig desde los primeros momentos de la Guerra Civil. Allí se había
preocupado de coordinar las tareas de su oficina española con las del
ministerio de propaganda del Reich, especialmente en tareas de cinematografía.
Como ya hemos dicho en otras ocasiones, la mayoría de laboratorios
cinematográficos habían quedado en el lado republicano al estallar la Guerra
Civil, por lo que, prácticamente todo lo que se filmaría entre 1936 y 1939 se
hizo en Alemania o bien en Italia. Además, las potencias del Eje eran
conscientes de que había que combatir la invasión del cine norteamericano,
uniendo -o coordinando- las filmografías europeas. A este proyecto se unieron
otras naciones y el muro de contención anti hollywoodiense resultó efectivo
hasta el final de la guerra.
Reig permaneció durante toda la guerra armando documentales para la
propaganda franquista. Utilizó para ello material de archivo alemán, rollos filmados
por corresponsales españoles en las batallas y material filmado por la República.
Con todo eso compuso el documental de 87 minutos, España Heroica –
Estampas de la guerra civil. Fue la “respuesta española” a España
1936 rodado en el bando republicano.
La pieza está formada por cuatro partes: un recuerdo inicial a
nuestra guerra civil, una segunda parte sobre el inicio de la Operación Barbarroja
con el entusiasmo que desencadenó en la Europa continental y repercutió en
-España en el reclutamiento de 24.000 voluntarios para el Frente del Este; unas
escenas de confraternización entre tropas alemanas y voluntarios españoles, así
como el entrenamiento en los campos alemanes y, finalmente, la marcha hacia el
frente y los primeros combates.
El documental, junto a los noticiarios del frente que empezaba a
producir NO-DO ese mismo año 1942, parte de los cuales estuvieron dedicados a
la División Azul, fueron proyectados en todos los cines de España, aumentando
las muestras de entusiasmo de la población hacia los voluntarios. Era cine de
propaganda y, al menos, quienes dirigieron el documental -Reig y de la Serna-
tenían claro que la importancia de papel de la División Azul no se agotaba en
ser la contrapartida a la ayuda alemana en la guerra civil, sino que iba más
allá: en aquel momento, el ministerio de asuntos exteriores alemán ya había
lanzado la idea del “Nuevo Orden Europeo". Es cierto que ese “orden” tenía
mucho de “Europa Alemana”, al menos, el Reich era la potencia continental, en
torno a la cual se irían agregando naciones, mediante acuerdos y pactos
políticos y económicos; pero también es cierto que, en aquello momentos, cuando
los analistas presentían en hundimiento del imperio francés y del británico (en
declive desde principios de los años treinta) y cuando percibían que dos países
no europeos -la URSS y los EEUU- aspiraban a dominar Europa, la idea del “nuevo
orden europeo” era la mejor que podía concebirse. De la misma forma que no hay
federación sin federador, tal como muestra la actual Unión Europea, era
evidente que el “federador” debía ser la nación con más potencial del Europa,
el imán, al cual se iban adhiriendo las demás piezas del puzle europeo.
Y luego estaba la idea de una “nueva clase política europea” que
debía surgir de los campos de batalla. Los voluntarios que acudían en masa a la
“cruzada antibolchevique” no debían ser la “carne de cañón” que elegía combatir
bajo el uniforme feldgrau, sino la élite combatiente que había unido su
sangre en los campos de batalla, el futuro “núcleo duro” del Nuevo Orden
Europeo.
Lamentablemente, esa idea se perdió en 1945. Los libros de
historia nos cuentan que, en mayo de ese año, el Tercer Reich fue derrotado.
Error: aquel hito supuso la derrota de toda Europa. Todavía hoy se siguen
experimentando las consecuencias de aquella derrota (el conflicto ucraniano lo
está demostrando, así como las 40 bases norteamericanas instaladas en el actual
territorio alemán que recuerdan que la soberanía alemana sigue siendo limitada.
Queda por decir algo de los impulsores de esta cinta. De un lado,
Víctor de la Serna, falangista, dirigió el diario Informaciones en los años de
la Segunda Guerra Mundial, medio que se reconocíoa por el ser más germanófilo
-y más sinceramente- de toda la prensa española. Su madre era la escritora
Concha Espina y el padre Ramón de la Serna. Después de ejercer como inspector
de enseñanza primaria en 1920, fundo y dirigió el diario santanderino La
Región. Luego se trasladaría a Madrid para ser redactor, primero de El Sol
(1930) y luego de Informaciones (dirigido por Juan Pujol) a principios de los
años 30. Ingresaría en Falange Española en Santander. Era uno de los “nazis” de
la Falange. Participó en algunas sesiones de la tertulia de La Ballena Alegre y
algunos historiadores lo consideran como “miembro itinerante” de la “corte
literaria de José Antonio”. Al estallar la Guerra Civil consiguió pasar las
líneas republicanas e integrarse en el servicio de propaganda instalado en
Salamanca. Colaboró con las revistas Jerarquía y con Fotos. Hedillista
-en la medida en la que Hedilla estaba apoyado por la embajada alemana y por el
NSDAP- estuvo unos días encarcelado tras el Decreto de Unificación. Tras la
guerra asumió la dirección de Informaciones y viajo en varias ocasiones a Madrid,
participando en la red de espionaje creada por Paul Winzer (a) “Walter Mosig”
al servicio del Reich. Tras la guerra dirigiría el periódico La Tarde.
Al acabar la guerra participó en la red de resistencia que estableció un canal
de escape hacia Iberoamérica para los miembros del NSDAP y para otros
militantes fascistas europeos. De ese tiempo dató su amistad con el Coronel SS
Otto Skorzeny (sería testigo de su boca en 1954). Falleció cuatro años después.
En cuanto a Reig, como ya hemos dicho, permaneció prácticamente en
Alemania desde el inicio de la Guerra Civil, hasta el año 1944, cuando la
derrota ya era inevitable. Su enlace directo con la jefatura franquista se
realizaba a través de Manuel Augusto García Viñolas, jefe en aquellos años del
Departamento Nacional de Cinematografía. Reig había sido enviado a Berlín con
la misión de supervisar “el proceso técnico y ejercer funciones de corresponsal
y editor del Noticiario”. Era un cargo de indudable responsabilidad y en el que
actuaba con total autonomía. García Viñolas le reconoció sus méritos y el ser
un hábil artesano responsable como ”montador de nuestras películas durante la
guerra”. Había nacido en Biar, Alicante en 1904. Falleció en 1985. Fue el
director (y montador) del documental España Heroica, considerado
como el “más ambicioso” filmado durante la guerra civil en el campo franquista.
También puso la voz en varios documentales, como Prisioneros de Guerra
(1938). Así mismo, participó como técnico en el rodaje de El Barbero de
Sevilla (1938), otro fruto de la cooperación germano-española en
materia cinematográfica, dirigida por Benito Perojo y en 1954 de la película
francesa Sang et Lumières (estrenada en España con el título de Amor en
un clima cálido).
Ambos eran representantes, como los protagonistas del documental de aquellas "ínclitas razas ubérrimas, fruto de la España fecunda", fragmento del poema de Rubén Darío con el que concluye el documental.
Otros enlaces:
LA
DIVISION ESPAÑOLA DE VOLUNTARIOS (DIVISION AZUL) EN EL SENTENTA Y CINCO
ANIVERSARIO DE SU CREACIÓN – Francisco de Paula Jiménez Soto.
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