CUERDA DE PRESOS (1956) – PEDRO LAZAGA – TOMAS SALVADOR, DE LA DIVISIÓN AZÚL A LA GLORIA LITERATURA PASANDO POR LA POLICÍA

Conocí por pura casualidad a Tomás Salvador en un tren. Mis padres habían leído sus dos últimas novelas, División 250 y Cuerda de Presos. Yo tendría 4 o 5 años. No más. Mi madre le felicitó por su último libro, Lo elogió y él se limitó a decir “Tenía que escribirlo”. En efecto, División 250, es el mejor texto novelado sobre la División Española de Voluntarios, la División Azul. Tomás Salvador es hoy un escritor completamente olvidado. Enterrado por unos y por otros. Cuerda de Presos es, en mi opinión, su mejor novela. Pedro Lazaga la llevó al cine. Hoy es una película de culto; también es la mejor película de Lazaga.

FICHA

TITULO: Cuerda de presos

AÑO: 1956

DURACIÓN: 87 minutos

DIRECTOR: Pedro Lazaga

GÉNERO: Drama

ARGUMENTO: Un joven guardia civil y un veterano del cuerpo reciben la orden de trasladar desde el campo leonés hasta Vitoria a un peligroso asesino de mujeres. Estamos en la segunda mitad del siglo XIX y deben cubrir el trayecto a pie. En su recorrido, a pesar de la repugnancia que les causa el asesino, establecen con él un extraño vínculo acaso por las peripecias de los kilómetros andados con él.

ACTORES: Germán Cobos, Antonio Prieto, Fernando Sancho, Rafael López Somoza, Lis Rogi, Aníbal Vela, Carmen Lozano, Antonio Almorós, Fernando Delgado, Arturo Fernández, Santiago Rivero, Laly del Amo

 

 

CLIPS

CLIP 1 – CREDITOS Y LAMINAS SOBRE LA GUARDIA CIVIL DEL XIX


CLIP 2 – LA PAREJA DE LA GUARDIA CIVIL Y SU MISIÓN Y EL SISTEMA MÉTRICO DECIMAL


CLIP 3 – EN EL CAMINO POR AQUELLA ESPAÑA DE LA QUE NO QUEDAN RASTROS, RECORDANDO AL ABUELO


CLIP 4 – EL SACAMANTECAS Y EL CURA O EL HUMANISMO CRISTIANO


CLIP 5 – “EL TREN QUE VIENE DE LAS ASTURIAS DE OVIEDO…”


CLIP 6 – LAS DIVERSIONES DE UNOS Y LOS TERRORES DE OTROS


CLIP 7 – “EL PRESO HA ESCAPAO…”


CLIP 8 – "LA CAMA DEL CONDE LUDOVICO, A LA QUE HAY QUE SUBIR PEGANDO UN BRINCO…" 


CLIP 9 – “¡ABRAN A LA GUARDIA CIVIL…!”


CLIP 10 – UN NUEVO INTENTO DE FUGA


CLIP 11 – … Y OTRO INTENTO MÁS


CLIP 12 – CUANDO YA NADA SE ESPERA Y LA DESESPERACIÓN LO ES TODO…


CLIP 13 – “¿NO ME GUARDA USTED RENCOR SEÑOR GUARDIA…?”


CLIP 14 – “ALGUACIL, HÁGASE CARGO DEL PRESO…” MISION CUMPLIDA.



CLIP 15 - ¿”SIEMPRE ES ASÍ?” “SIEMPRE”…


 

Carteles y programas


 




Cómo localizar la película

En GloriaTV: CUERDA DE PRESOS

En RTVEplay: CUERDA DE PRESOS

A través de eMule (1ª opción, formato AVI): CUERDA DE PRESOS

A través de eMule (2ª opción, formato AVI): CUERDA DE PRESOS 

Lo menos que puede decirse sobre CUERDA DE PRESOS

Una gran película para una gran novela. Sin embargo, a los menores de 50 años a los que se les mencione los nombres de Pedro Lazaga, de Tomás Salvador, o incluso de los tres actores protagonista, Germán Cobos, Antonio Prieto y Fernando Sancho, no tendrán idea de a quienes mencionamos. España, vive hoy de mediocridades y la línea oficial del progresismo de derechas y del progresismo de izquierdas es ignorar que en los años del franquismo, la inteligencia, las artes, la brillantez, incluso el espectáculo, estuvieron también presentes. Hoy, Cuerda de Presos es una película de culto para “iniciados” en el cine español. Y la novela es, incluso, mejor.

Tomás Salvador era, en 1953 un escritor todavía titubeante, que alternaba sus funciones profesionales como policía destinado en Barcelona, con la de escritor novel. Ese año se consagro definitivamente con dos títulos: Esta noche estaré solo que alcanzó el Premio Ciudad de Barcelona y Cuerda de Presos por la que recibiría el Premio Nacional de Literatura. Con los galardones suficientes para ser considerado un escritor notable, al año siguiente, en 1954 publicaría sus recuerdos novelados y sus conclusiones sobre la aventura que le llevó a él y a otros 25.000 jóvenes españoles al Frente del Este encuadrados en la División 250 de la Wehrmatch, la División Azul. Aún hoy, esa sigue siendo la mejor novela sobre aquella aventura. Españoles con uniforme feldgrau decididos a combatir al bolchevismo.

Entre su profesión de policía, su estancia en la División Azul y su brillantez, se entiende el por qué fue siempre considerado como un escritor maldito. No suscitaba simpatías, ni de la derecha, ni de la izquierda. En realidad, a pesar de haber sido vocal nacional de la Hermandad de la División Azul, cuando pude relacionarme con excombatientes barceloneses de esta unidad, tampoco gozaba de mucho prestigio entre ellos. Su problema es que era un espíritu demasiado libre. Asumía las causas de sus amigos (aunque fueran opositores al régimen) y no le importaba que sus conclusiones no correspondieran ni con las orientaciones del franquismo, ni mucho menos con las de la oposición. Alguien así resulta difícil de encuadrar en los esquemas de “derechas” e “izquierdas”. Esto hizo que su obra novelística (que prosiguió tras la muerte de Franco con otras trece novelas, siendo la última escrita en 1984 poco antes de su muerte), fuera archivada y enterrada con sus restos. Prohibido hablar de Tomás Salvador. Punto final. Tachado de la “memoria histórica”.

Pero ahí están sus novelas y especialmente ésta. Si bien en División 250 contaba con su memoria y con los relatos de sus camaradas para articular frases y situaciones -su epílogo es, para nosotros, antológico-, cuando abordo Cuerda de presos, debió recurrir a un trabajo de investigación histórica sobre la España del último cuarto del siglo XIX, sobre la criminalidad de aquella época y sobre la Guardia Civil (cuerpo demonizado por las izquierdas y que explica aún más el ostracismo al que se vio y se ve sometida la obra de Tomás Salvador).

Él era palentino y la trama se inicia en León y termina en Vitoria. La novela es la crónica de la travesía a pie de la áspera meseta castellana (la de la pertinaz sequía y el desnudo brazo en alto que glosaron los poetas falangistas), de tres hombres de su tiempo: dos guardias civiles y un asesino. El deber de los dos primeros les obliga a atravesar páramos, pasar momentos difíciles, conocer la pobreza de la sociedad castellano-leonesa de aquellos años, moverse escasos de haberes y de hacerlo, ellos con botas y el preso con zuecos. Casi nada tiene sentido en este desplazamiento absurdo, incomprensible hoy, cuando ese mismo trayecto podría realizarse en media jornada. Pero, a través de las páginas de la novela, vemos a un Don Quijote y a un Sancho Panza, esto es, a un guardia civil novato y quijotesco y a otro veterano y escéptico, propenso a extraer del refranero sus normas de vida; ambos acompañan a un personaje abyecto y miserable, “El Sacamantecas” de mote y de nombre “Garayo”, que lleva el crimen en su ADN y que, sin embargo, es un hombre como ellos. La novela es el relato de casi dos semanas de trayecto entre Muria de Paredes y Vitoria.

Vale la pena citar el último párrafo de la novela (que se escenifica fielmente en la cinta de Lazaga):

“Una piedad infinita le sacudió de pies a cabeza. Hasta le dolía el corazón mirando al infeliz. Podía ser un asesino, un loco, un pecador; pero era un hombre vencido, arruinado, destrozado. Le empezaron a temblar las manos mientras Pedroso, en silencio, le quitaba las esposas, y no le dejaron de temblar hasta que no salieron de la celda. Antes de salir, Pedroso le dio al preso todo el tabaco que tenían y la comida, toda la comida. El dinero había quedado con la documentación. Se cuadraron en la celda.

– Adiós Garayo…

Después de un minuto interminable Garayo levantó la cabeza:

– Adiós, señores guardias.”

Los dos Guardias Civiles sabían que ese hombre no tardaría en ser ajusticiado y él también lo sabía. Ante la muerte -y Tomás Salvador había visto demasiado cerca la muerte muchas veces como para poder engañarse al respecto- es imposible no sentir piedad por el que va a morir. A pesar de que sea un asesino detestable y que la justicia esté por encima de cualquier otra consideración.

En la película, Lazaga sigue con bastante rigor a la novela original y respeta todos los planteamientos del autor. Algunos críticos han visto en esta película un “western” carpetovetónico, acaso por que transcurre en zona rural y tiene como co-protagonista a un actor como Fernando Sancho, parte de cuya carrera posterior, se ejerció en ese género. Pero, en realidad es, más bien, una “road movie”, un viaje iniciático y revelador para sus protagonistas, solo que a pie y, a ratos en carreta, un género que iniciara Homero en su Odisea. El viaje se convierte en una metáfora para mostrar los cambios interiores de los personajes y como, al final del camino, han alcanzado un nivel superior de comprensión de la vida y del mundo. Eso es lo que les ocurre, precisamente, a los dos Guardias civiles y al asesino que, finalmente, ha encontrado a alguien que lo tratara como una persona.

Cuerda de presos es, pues, la crónica de un viaje revelador. El Guardia Civil veterano llega a dudar y a desesperarse de su misión y de su destino. El novato quiere cumplirla con rigor por encima de todo. El preso piensa solo en escapar en las primeras jornadas y luego empieza a preguntarse qué harán con él. El retrato de la pareja de guardias civiles constituye un arquetipo del cuerpo: austeros, duros, con tricornio acharolado y capote, carabina y bayoneta, como católicos ejercen el “odia el delito, pero compadece al delincuente” que les recuerda, además, un sacerdote en el camino: deben ser humanos y tratar dignamente al preso que la justicia ya se encargará de castigar sus culpas. Lazaga y los dos actores que ejercen como guardia, un juvenil y casi irreconocible Germán Cobos y un Antonio Prieto, con la cara marcada y en una de sus mejores interpretaciones, consiguen dar vida a los dos personajes de Salvador. En su gestualidad, en sus miradas, en sus palabras -uno recordando los dichos de su abuelo y el otro con la misión siempre presente- logran que la novela cobre vida:

“Garayo les intrigaba. Ninguna reacción…Un hombre que ha teñido sus manos de sangre dista mucho de ser una blanca paloma. Durante la noche le había estado observando. Acurrucado en su manta parecía un infeliz pordiosero, buscando en los sueños la compensación de la puñetera realidad de la vida. No se había movido… Pero era un asesino…”

Toda la película transcurre con este tono y este ritmo. Literatura -buena literatura- llevada al cine fielmente, solamente puede dar lugar a buenas películas. A la inversa, buena literatura, sometida a la corrección política, a la ideología woke y a la tiranía del pensamiento único, solamente puede generar abortos cinematográficos. Hoy estamos en esa época. Por lo tanto, la comparación es todavía más pertinente: que el lector vea esta película, casi artesanal, realizada con medios técnicos escasos y presupuesto limitado, y la compare, sin ir más lejos, con Los anillos del poder o con Andor y juzgue según su leal saber y entender.

En esta película, Pedro Lazaga muestra su calidad como director y su respeto por la profesión. Antes de Cuerda de Presos, era un director que no podía alardear de veteranía y, si bien, había obtenido cierto éxito en 1951 con María Morena que, en cierta forma, es la antítesis de Cuerda de Presos (en aquella película, los vecinos linchan a un inocente), había realizado esta cinta al alimón junto a José María Forqué. Cuerda de Presos, fue su quinta película y su segundo gran éxito de taquilla (La patrulla). Aun filmaría otra película con ambiciones (La fiel infantería) en la que García Serrano puso lo esencial y Lazaga no tuvo nada más que seguir sus pasos. Lamentablemente, cuando rodaba esta última cinta, ya había entendido que el dinero estaba en el cine comercial y se había zambullido en películas de que aportaron poco lustre a su dilatada carrera y que se prolongaría hasta el año mismo de su muerte en 1979. Precisamente, el misterio de la cinematografía franquista reside en cómo director que habían demostrado su valía y su capacidad para realizar buenas películas, caían en los géneros más burdos y desaprensivos y accedían a poner su nombre en producciones lamentables en forma y fondo.

¡Que grandes directores si hubiera existido una gran industria cine europeo! Pero esta murió con los bombardeos norteamericanos de la Segunda Guerra Mundial que, acaso por casualidad, golpearon entre otros objetivos a estudios y platós en Alemania e Italia. España, sola, obviamente, no podía proseguir en solitario la tarea que se habían forjado el Ministerio de Cultura Popular italiano y el Ministerio de Propaganda alemán de forjar un cine europeo que pudiera competir con Hollywood. Había talento en España -y esta película lo muestra- pero faltaba todo lo demás. Y, por otra parte, en la época en la que se filmó esta cinta, Franco ya había concretado los pactos de amistad y defensa con los EEUU y le faltaba poco por fundirse en un largo y prolongado abrazo con el presidente “Ike” Eisenhower.

 

Otros enlaces:

CUERDA DE PRESOS, la novela de Tomás Salvador en PDF

Dispongo de otras novelas de Tomás Salvador en PDF, ePUB y otros formatos habituales. Si puede interesar a algún lector, escribir a ernesto.mila.rodri@gmail.com y se las envío por eMail sin coste alguno.








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