CAMINO CORTADO (1955) – IGNACIO F. IQUINO – LOS PANTANOS DE FRANCO EN EL GENERO NEGRO

Iquino logra sorprender desde la primera escena de esta cinta -un baile erótico a más no poder de la exótica Laya Raki, para luego insertar una película de género negro en estado puro dentro de la política franquista de inauguración de pantanos (sin ellos, hoy tendríamos más restricciones eléctricas que en la postguerra) y enmarcarlo todo ello en la comarca catalana de Osona en los momentos previos a que el pueblo de Sau resultara anegado por las aguas de la presa. Genial. Barato. Oportuno. Auténtica película que todavía hoy no ha perdido actualidad, nervio. ni vigor.

FICHA

TITULO: Camino cortado

AÑO: 1955

DURACIÓN: 82 minutos

DIRECTOR: Ignacio F. Iquino

GÉNERO: Negro

ARGUMENTO: Tres atracadores y una mujer, intentan escapar a Francia después de haber cometido un atraco con asesinato incluido. Cuando se encuentran a pocos kilómetros de la frontera encuentran que las carreteras están vigiladas por la Guardia Civil. Tratando de esquinar la vigilancia acaban en el pueblo de Sau, abandonado, pocas horas antes de que sea anegado por las aguas del pantano que va a inaugurarse en esos momentos.

ACTORES: Viktor Staal, Laya Raki, Armando Moreno, Eugenio Domingo, Juan Albert, Enrique Fernández, Ramón Hernández

CLIPS

CLIP 1 – EL IMPERDIBLE BAILE ERÓTICO DE LAYA RAKI


CLIP 2 – LOS MIEMBROS DE LA BANDA


CLIP 3 – TENSION EN EL ASCENSOR DE UN EDIFICIO DEL TURO PARK


CLIP 4 – ENCUENTRO DE LA BANDA EN LA RONDE SAN ANTOBIO, FRENTE AL ANTIGUO PRICE


CLIP 5 – EL GOLPE, EL PASTOR, LAS OVEJAS Y LOS DISPAROS


CLIP 6 – EMPIEZAN LOS PROBLEMAS Y LA PRESENCIA POLICIAL


CLIP 7 – A PUIGCERDA… PASANDO POR SAN ROMAN DE SAU. PROYECTOS, SUEÑOS, BIKINIS…


CLIP 8 – UN PUEBLO FANTASMA


CLIP 9 – TIROTEO CON UNA PAREJA DE LA GUARDIA CIVIL


CLIP 10 – PERSIGUIENDO AL GUARDIA CIVIL SUPERVIVIENTE


CLIP 11 – NI POR TODO EL ORO DEL MUNDO SE TRAICIONA AL IDEAL DEL TRICORNIO



CLIP 12 – ESTA BIEN TODO LO QUE TERMINA (RELATIVAMENTE) BIEN…



Carteles y programas

 

 

 


Cómo localizar la película

En TokyoVideo: CAMINO CORTADO

A través de eMule: CAMINO CORTADO

 

 

Lo menos que puede decirse sobre CAMINO CORTADO

Los actores que aparecen en esta película son hoy prácticamente desconocidos. Todos ellos tuvieron una carrera cinematográfica corta, especialmente intensa en los años 50: el alemán Viktor Staal rodó varias películas durante el Tercer Reich (la última de las cuales en 1945 bajo los bombardeos de terror norteamericanos). No volvería al cine hasta filmar con Iquino esta cinta, imprimiendo un revival a su carrera cincuentera. Aquí interpreta a un atracador inmisericorde, duro entre los duros y despiadado sin límites morales, antipático con sus compañeros de banca, con el gatillo fácil y la lengua agresiva. Y lo borda. 

Por su parte, Laya Raki, bailariza y diosa del erotismo alemán en los cincuenta, cubrió su ciclo artístico en la misma época, casándose con un australiano y abandonando los escenarios en 1966. En esta película interpreta a “Cecilia”, bailarina de alto voltaje erótico (¿cómo diablos la censura pudo autorizar la primera escena de la película que deja en mantillas a Rita Hayworth en la famosa escena de su baile en Gilda [1946]?). “Cecilia” no es la típica “mujer fatal”. De hecho, es tierna, sumisa y se deja arrastrar por el jefe de la banda, “su chico”. La Raki, provista de un rostro felino sabe aprovechar su físico en las ondulaciones eróticas. Iquino debió quedar fascinado por ella y la incluyó en esta película que constituyó un éxito de taquilla en España, pero también en Francia y, sobre todo, en Alemania (en donde Staal y la Raki eran extremadamente conocidos).

El reparto se completa con Armando Moreno, discreto actor valenciano, casado con Nuria Espert y que, como los otros dos compañeros de reparto alemanes, multiplicó sus actuaciones en películas cincuenteras, eclipsándose luego del celuloide para pasar a dirigir obras de teatro. En esta película interpreta el papel de un desertor de la Legión Extranjera francesa al que Staal ha ayudado y se siente comprometido con él. Se trata de un delincuente forzado por la vida, pero no particularmente violento, sino más bien, humano y contrario al derramamiento de sangre. Enseguida simpatizará con Laya Raki.

El cuarto miembro de banda, Eugenio Domingo, el más joven, imberbe, inestable, arrastrado por los otros dos. Fue uno de esos “niños prodigio” de postguerra que aparecieron ante las micros como actor de doblaje cuando ni siquiera se habían puesto los pantalones largos. Lo vimos por primera vez en El Señor Esteve, del ciclo de Neville filmado en Cataluña. También su carrera se circunscribió a los años 50. Trabajo con Rafael Gil (en Sor Intrépida, 1952) y para Juan de Orduña (en Cerca de la ciudad, 1952). Alcanzará el punto culminante de su carrera con Iquino, en esta película, para luego disminuir hasta extinguirse en la segunda mitad de los 50. Se sabe de él que emigró a Francia y destacó como crítico gastronómico. Volvió a España en los 70 y prosiguió en la radio con programas de la misma temática. Aquí asume el papel de eslabón más débil en la banda de atracadores, arrepentido desde el primer momento de haber participado en el golpe.

Poco se puede decir de Iquino a estas alturas que no hayamos dicho ya en este mismo blog. Sabía lo que le gustaba al público. Aprovechaba las oportunidades que le ofrecía la actualidad para armas películas sobre temas que, en esos momentos estaban en el candelero. Si irrumpía el cine de espías (con las primeras entregas de la serie James Bond, él filmaría cine de espías), si el público mostraba interés por los spagheti western, él sería el que más filmaría en menos tiempo, si parecía que el cine histórico hiciera furor en la postguerra, a él se dedicaría y si, los azares del franquismo generaban el desarrollo y con él la necesidad de ocio y destape, ahí estaría Iquino para marcar tendencia). Y así hasta sus últimas cintas en los años 80).

Cuando Iquino filma esta cinta, lo que parece interesar a la población es el género negro. Con la década se había iniciado la “edad de oro” del cine negro español. Como no podía ser de otra manera, Iquino se monta en el carro. Era un buen director, meticuloso… pero irregular. En una película lo daba todo, la siguiente, en cambio, era puramente alimentaria. Su gran época fueron los 50 y el género en el que demostró moverse mejor, el “negro”, tal como demostró en Brigada Criminal (1950), una de las cintas que impulsaron este tipo de cintas.

En la elaboración del guion participaron, además de Iquino, Alfonso Paso y José Luis Dibildos, otros dos nombres imprescindibles en la filmografía de la época. Los tres coincidían en disponer de un sexto sentido para “lo popular”. La historia está situada en Cataluña (base de operaciones de Iquino). Comarca: Osona. Momento: la inauguración de la presa de Sau, una de las primeras grandes obras públicas del franquismo, gracias a la cual se produciría electricidad para alimentar a buena parte de Cataluña y de su industria. En este año de sequía, el descenso de las aguas de la presa, ha mostrado los lugares en los que se filmó la película. De ellos, claro está, solamente quedan ruinas, pero puede reconocerse el campanario de la iglesia románica del pueblo.

Un grupo de atracadores y la compañera sentimental del jefe de la banda, dan un golpe en casa de un campesino que ha cobrado medio millón de pesetas por la expropiación de sus terrenos para construir la presa. No sabemos cómo se desarrolló el atraco, porque la cámara se ha quedado con la mujer dentro del coche. Allí se desarrolla una escena de tensión con un pastor sordo y su rebaño de ovejas. A lo lejos, se oyen unos tiros. Podemos intuir lo que ha ocurrido. En efecto, han disparado sobre el agricultor que se resistió al robo. Huyen. Obviamente el pastor ha visto sus rostros y el modelo de vehículo en el que han huido, así que están identificados. El proyecto de los atracadores es llegar a Francia y repartirse el botín. Pero, extrañamente, ven que todas las carreras están cortadas. Evitando unos controles y desviándose hacia zonas que parecen libres de presencia de la Guardia Civil, es como llegan a un pueblo. Extrañamente está abandonado No hay ni un alma. El bar vacío, todo evacuado. Les ha extrañado ver también presencia de coches oficiales. Luego se enteran por la radio del coche de que a las 12:00 se va a inaugurar la presa, abriéndose las compuertas: el pueblo quedará inundado. Una pareja de la Guardia Civil que iba a advertirles, resulta tiroteada, uno de sus miembros muere y el otro resulta herido. Al verse rodeados por los controles policiales, optan por buscar al Civil herido para que este les muestre un camino hacia Francia. Éste responde utilizando su carabina, iniciándose un tiroteo. Morirán el joven atracador y el jefe de la banda, después de que los otros dos, le indujeran a entregarse. En la escena final podemos ver al Civil herido apoyándose en la mujer y en el desertor de la Legión, mientras las aguas anegan el pueblo abandonado.

Cabe decir que las obras del Pantano de Sau se prolongaron 20 años y, oficialmente, no se inauguró hasta 1962 (9 años después de la realización del a película), pero se trataba de una obra importante producto de la planificación energética franquista que aprovechó las aguas del río Ter para construir un sistema de tres embalses (Susqueda, Pasteral y Sau) que garantizaran agua para regadíos y energía para industria. En todas las referencias que hemos buscado sobre estas obras, se menciona que fueron realizadas durante el franquismo. Incluso ignoramos si recordarlo, vulnera algún artículo de la reciente Ley sobre Memoria Histórica. Pero ¡qué importa la realidad si la película de Iquino está perfectamente trenzada, es coherente, realista e insertada en los primeros momentos del desarrollismo español. A fin de cuentas, cuando Iquino filma la película, las obras de Sau hace un lustro que había comenzado.

La película es trepidante. Salvo la escena inicial -el baile endiabladamente erótico de la Raki- el resto está rodada en exteriores. Dinámica. Tomas breves, acción, cambios de escenario, persecuciones, huidas, en el curso de las cuales vamos viendo como van cambiando los protagonistas: a la seguridad inicial, va sucediendo un derrumbe de cada uno de ellos, que, poco a poco, ven como su ideal de vida, se va alejando. El “duro” se vuelve más duro por puro afán de supervivencia. Los otros tres se van arrepintiendo de lo que han hecho. Quieren entregarse. Y, por tanto, se enfrentan con el jefe de la banda cuya esperanza es que el Guardia Civil herido les indique un camino. Pero la Benemérita no pacta con chorizos, así que ni siquiera la promesa de un soborno (el atracador abre la maleta del dinero y arroja los billetes sobre el Guardia Civil herido) basta para convencerle de que les ayude.

Una película moralmente íntegra, estéticamente perfecta, rodada en los parajes naturales de Osona y en el pueblo de Sau, bajo la sombra del campanario de San Román (hoy el campanario sumergido que más tiempo resiste las aguas), dinámica, con un casting en el que no desentona ninguno de los protagonistas, pero tampoco los actores secundarios, unos diálogos muy bien trenzados, suficientes para resumir la psicología de cada uno de los protagonistas. Estábamos en los comienzos de la “edad de oro” del cine negro español. Las películas se esculpían con meticulosidad, ilusión y honestidad. Esta es una prueba de ello. Su deseo era entretener al público, formarlo en valores morales y todo ello con los recursos de los que se disponía entonces (pocos, escasos, pero optimizados). Así que, por favor, cuando hablen de cine español durante el franquismo, que no me hablen de la “censura” como elemento dominante, porque prefiero aquella censura que nos permitió contemplar las evoluciones eróticas de la Raki, a todo el “erotismo” que puede dar la cinematografía española actual (empeñada en mostrarnos el primer coito explícito antes de cinco minutos de proyección…).

 

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