¡HARKA! (1941) – Carlos Arévalo – El estilo es la vida


La “crítica oficial”, esto es, la crítica progresista, nos dice que es una película “patriotera y colonialista”. Falso. Una y mil veces falso. Ni hay patrioterismo, ni se exalta el colonialismo. Lo que hay, en cambio, es una aproximación al estilo de los militares africanistas de los años 30, que se identificaron, por muy distintos motivos, con el pueblo marroquí y no se conformaron con ser burócratas de guarnición en Marruecos. Hoy, sería considerada un mediometraje de apenas una hora. Vale la pena verla, aunque solamente sea para comprobar hasta qué punto la crítica progresista es malintencionada, torpe y mendaz.

 

FICHA

TITULO: ¡Harka!

AÑO: 1941

DURACIÓN: 66 minutos

DIRECTOR: Carlos Arévalo

GÉNERO: Bélico

ARGUMENTO: Estamos a finales de los años 20. Se han constituido unidades indígenas en el protectorado de Marruecos, dirigidas por oficiales de carrera españoles. Son las harkas. En una de ellas, coinciden el capitán Santiago Balcázar, militar africanista y el antiguos oficial de la legión teniente Herrera. Ambos están volcados a su carrera, pero el segundo conoce a una muchacha que, para casarse con él, le exige que pida un destino en la Península.

ACTORES: Alfredo Mayo, Luis Peña, Luchy Soto, Luis Peña, Raúl Cancio

 

CLIPS

CLIP 1 –  CREDITOS, INTENCIONES Y CONCEPTOS INICIALES…


CLIP 2 – ¿HARKA? ESTO ES UNA HARKA


CLIP 3 – NEGOCIANDO CON LOS JERIFES


CLIP 4 – “TENER MÁS CORAZON QUE EL HARKEÑO MÁS BRAVO DE LA HARKA…”


CLIP 5 – “¿TE VOY A HACER UNA PREGUNTA…?” LA MEDULA DEL MILITAR AFRICANISTA


 

CLIP 6 – LA DISYUNTIVA: EL AMOR O LA GUERRA


CLIP 7 – “AMPARO ME EXIGE QUE DEJE ÁFRICA…” y “SOMOS DE LOS QUE NUNCA DAN BASTANTE…”

 


CLIP 9 – “ME MARCHO A ÁFRICA, EL DEBER ME LLAMA…”


 

CLIP 10 – “TENER MÁS CORAZON QUE EL HARKEÑO MÁS BRAVO DE LA HARKA…” (BIS)


 

Carteles y programas

 




Cómo localizar la película

A través de eMUle: ¡HARKA!

Comprar el DVD: ¡HARKA! (en eBay)


Lo menos que puede decirse sobre ¡HARKA!

Para el que no sepa lo que fue una “harka”. Se explica en la propia película después de los créditos. “Harka” sería una unidad compuesta por “harkeños”, o por individuos autónomos, o “harkis”. Deriva de la palabra árabe “haraka” que significa “movimiento”. Hoy, se suele asociar a las tropas indígenas argelinas que combatieron junto a los franceses durante la guerra de Argelia. Es, allí, un término peyorativo. En Marruecos y en el tiempo del “protectado”, eran los guerreros reclutados como voluntarios en unidades específicas, compuestas exclusivamente por marroquíes, dirigidas por oficiales de carrera españoles. Habitualmente, las harkas estaban vinculadas al hombre del oficial español que las había creado. El general Varela, por ejemplo, había creado la “Harka Varela”. Contrariamente a lo que se tiene tendencia a pensar en la actualidad, los oficiales de “harka” no se limitaban a la dirección táctica de los combates como suelen hacer los oficiales contratados como mercenarios. De hecho, su eficacia radicaba en que iban al frente de los combates y participaban en los mismos. Los miembros de la harka estaban orgullosos de pertenecer a tal o cual unidad dirigida por un oficial que hubiera demostrado un valor excepcional en la batalla. El respeto a la oficialidad y a su valor, audacia y ejemplo era lo único que podía disciplinar a guerreros poco disciplinados, infundiéndoles un respeto reverencial.

Las primeras harkas bajo el mando de oficiales españoles se constituyeron en 1911. El emblema que los distinguía estaba compuesto por dos fusiles cruzados mostrando una medie luna sobre ellos. Su primer jefe fue el teniente coronel Dámaso Berenguer. Las unidades harqueñas eran llamadas “tabores”, con las dimensiones de un batallón. Allí fueron a parar los militares “africanistas”, si bien sus motivaciones no siempre eran las mismas: para unos se trataba lograr ascensos rápidos por méritos de guerra, otros, en cambio, estaban interesados en todo lo relativo a Marruecos: les llamaba la atención aquel pueblo, anclado en otra época, con misterios novelescos y tradiciones ancestrales desconocidas en España. Sea como fuere, los militares “africanistas” constituyeron el armazón central del Ejército de África y respondieron masivamente a la insurrección contra la República el 18 de julio de 1936, participando en la totalidad de los frentes de guerra. Las tropas indígenas marroquíes estuvieron integradas por unos 80.000 combatientes, de los que morirían en acciones de guerra 11.000. Esta película de Carlos Arévalo, en el fondo, es un tributo, tanto a los militares “africanistas” como a los hombres que reclutaron y que los siguieron.

¡Harka! fue la primera película con un trasfondo político nítido (si dejamos aparte, el documental patriótico grandilocuentes, Ya vieje el cortejo…). Parece que el guion fue, al menos en parte, obra suya (con la colaboración de Luis García Ortega que elaboraría también los guiones de otras películas de resonancia durante el período franquista). Arévalo la produjo en cooperación con CIFESA y el resultado fue una cinta significativa, y con un argumento particularmente lineal, en el que, sobre todo, el mensaje que se transmite es que el militar “africanista” tiene un compromiso con su patria y con su misión en África.

Un grupo de tenientes llega para reforzar una harka que ha sido diezmada en las operaciones. Esa unidad será requerida para que realice una nueva misión. Así pues, hará falta reclutar más harkeños (en la película, o harkis). En el curso de la recepción, los oficiales veteranos informan a los recién llegados de los valores que debe tener el buen oficial de “harka”. Uno de ellos, el teniente Herrera procede de la Legión. En una de las misiones, uno de los oficiales que estaba esperando la llegada de su esposa, resulta muerto de un disparo. Le toca al teniente Herrera comunicar la muerte a la viuda, pero esta viene acompañada por una amiga que sintoniza pronto con el oficial. Esta relación se va afianzando hasta que se comprometen en matrimonio, pero ella pone una condición: que el oficial deberá de pedir un destino en la península, concretamente en Madrid. Finalmente, después de un permiso, el teniente Herrera acepta y se despide de sus compañeros, en especial del capitán Santiago Balcázar, el oficial más prestigioso de la harka, y cuyos objetivos eran similares: aventura e identificación con el pueblo marroquí. Balcázar no puede evitar reprocharle a Herrera que se convertirá en un burócrata, un oficial de despacho que habrá dejado su auténtica misión en Marruecos.

Poco después, en el curso de las operaciones, el capitán Balcázar caerá, mientras, Herrera juega al tenis o asiste a cócteles. En Madrid, un coronel que encuentra casualmente, le comunica la noticia. Esa misma noche, Herrera deja una nota a su prometida y pide como destino la harka. Ha renunciado a su vida tranquila y asumido su destino. Cuando llega, le toca reorganizar la harka y recibir a los nuevos oficiales. En su recepción, repite las mismas palabras que había escuchado por primera vez y que le sorprendieron, pronunciadas por el capitán Balcázar: “para ser un buen oficial de harka, es preciso tener un corazón más grande que el del más bravo de los harkeños”.

La película se filma en 1941. Es, pues, una película que entra dentro del “zeitgeist” de la posguerra. Pero es mucho más que eso: expone un episodio olvidado (hoy, incluso, esquivado) de nuestra historia militar: la naturaleza, la psicología y el estilo del militar “africanista”. Se tiene tendencia a confundir “militar africanista” con “militar colonialista”. El colonialista explota, el militar africanista se identifica con el país al que le han enviado. Esta es la “pequeña” diferencia. La película nos define, pues, el “estilo” (otra palabra y otro concepto que no parece tener cabida en la modernidad y que hoy es sustituida por “look”, concepto situado en las antípodas, en tanto que superficial e inauténtico). Los militares “africanistas” hicieron de su “estilo” su propia vida. ¿Valores? Claro que la película trata de transmitir “valores”: el mismo “estilo” ya lo es. Valores tradicionales, aristocráticos y guerreros, off curse. El hecho de que el protagonista, al verse forzado a elegir entre “esposa” y “misión”, elija a esta última ha hecho acreedora a la película de dos “palabros” muy de moda en nuestra época: “homoerotismo” y “misoginia”. Casi una broma que demuestra la “profundidad” de la crítica progre.

No es una película “bélica”: las escenas de combates son pocas y limitadas. Es más bien, un reportaje en el que se nos muestra cómo era una harka y cómo se vivía en aquel ambiente. Es un testimonio único: veremos a los harkeños, los paisajes agrestes y desolados del Rif, sus estridentes instrumentos musicales, sus rostros. Veremos un Marruecos que, en aquella época, todavía no era “el enemigo del Sur”.

Lamentablemente, la película se conserva bien desde el punto de vista de la imagen, pero pésimamente en lo relativo al sonido y, parece, que no se ha realizado una restauración digna de tal nombre.

 

Otros enlaces:

Africanistas y junteros: el ejército español en África y el oficial José Enrique Varela Iglesias – Antonio Atienza Peñarrocha.



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