MANOS SUCIAS (1957) –– DE LA LOMA – No, no va de política, ni de políticos… es "spanish noir" en estado puro.

Un título así, en 2022, sugiere inmediatamente una temática política. En 1957, podía dudarse de que un político fuera o no eficiente, pero resultaba mucho más problemática el que fuera deshonesto. El título de Manos Sucias fue elegido por José Antonio de la Loma para realizar su primera película, una co-producción hispano-italiana que contó con actores muy conocidos en la época y olvidados por completo en nuestros días.

FICHA

TITULO: Manos sucias

AÑO: 1957

DURACIÓN: 92 minutos

DIRECTOR: José Antonio de la Loma

GÉNERO: Negro

ARGUMENTO: Un camionero aspira a comprar una gasolinera y mejorar su posición. En una pelea entre compañías rivales sabotea un camión de la competencia. Su acción es vista por una mujer. Terminará comprando la gasolinera, intimando con la mujer y embarcándose en una deriva cada vez más problemática.

ACTORES: Amedeo Nazzari, Lidia Alfonsi, Katia Loritz, Francisco Piquer, Umberto Spadaro, Carles Lloret, Jesús Colomer, Carlos Ronda

 

CLIPS

CLIP 1 – EL SUEÑO DE POSEER UNA GASOLINERA PERDIDA EN MEDIO DE NINGUNA PARTE


CLIP 2 – SABOTEANDO EL CAMION DE LA COMPETENCIA


CLIP 3 – SUEÑO CUMPLIDO, CONCIENCIA SUCIA


CLIP 4 – y AHORA SOLUCIONAR EL PROBLEMA DE LA TESTIGO


CLIP 5 – QUE VIDA TAN FELIZ EN AQUEL LUGAR EN MEDIO DE NINGUNA PARTE


CLIP 6 – PERO HAY OTRA VIDA FUERA DE AQUEL LUGAR INHÓSPITO


CLIP 7 – CUANDO LA MALA CONCIENCIA IMPONE AYUDAR A LA VÍCTIMA DEL ACCIDENTE QUE SE HA PROVOCADO


CLIP 8 – AMORES QUE TERMINAN Y PROLEMAS QUE CRECEN


CLIP 9 – AQUÍ SE MASCA LA TRAGEDIA…


CLIP 10 – CUANDO LAS MASCARAS CAEN


CLIP 11 – ¿QUÉ HACER CON LA MUJER FATAL?


 

Carteles y programas

 

 

 






Cómo localizar la película

En FlixOlé: MANOS SUCIAS

A través de AmazonPrime: MANOS SUCIAS

A través de eMule: MANOS SUCIAS

 

Lo menos que puede decirse sobre MANOS SUCIAS

José Antonio de la Loma era hijo de militar. Nació, vivió y murió en Barcelona. La Ciudad Condal condicionó su obra a partir de los años 60. Fue muy buen director. Practicó casi todos los géneros cinematográficos, pero su nombre quedará grabado en la historia del cine español por ser el explotador del llamado “cine quinqui”: Perros Callejeros (1977), Perros Callejeros II (1979), Perras Callejeras (1985), Los últimos golpes de “El Torete” (1980), Yo, “el Vaquilla” (1985) y Tres días de libertad (1996)… No fue un gran género, pero sí es cierto que reflejaba la existencia de unas bolsas sociales marginadas, sin otro ideal que el petardo de cada día, el picotazo en la vena o el dolce fareniente. Eran modelos de la “transición” incubados en los últimos años del franquismo. Hoy, son un arcaísmo, anegados en sus propios barrios de origen por la escoria de delincuentes llegados de todas las partes de la Galaxia. Pero, en los años 80, reflejaban una parte de la realidad barcelonesa. En los cementerios de la ciudad, quedan restos monumentales de toda esa generación que no llegó en casi ningún caso a celebrar el treinta cumpleaños. El que estas películas fueran “flojas”, como dicen los franceses, “va de soi”: es que el entorno en el que estaban rodadas y querían reflejar no era el propio para suscitar diálogos de alto calado filosófico o sociológico. Bastante hizo De La Loma con atreverse a filmar en determinados barrios y con determinados individuos. Desaparecían cámaras, desaparecían equipos y nadie sabía nada… Era el tributo de un cine osado.

De La Loma empezó con el género negro, le dio por el espionaje, filmó películas en lugares exóticos, manejó el western e hizo las incursiones justas en el porno, llamado “destape” para la ocasión. A casi veinte años de su muerte, hay que decir que hubo de todo en su carrera, pero resulta indiscutible que fue un buen director de cine que se supo adaptar a los tiempos cambiantes que le tocó vivir. Era maestro en el Barrio Chino barcelonés de la postguerra. Fue miembro del Teatro Español Universitario y allí aprendió el oficio y las artes del espectáculo. Paró al cine y Manos Sucias fue su primera película.

He buscado información sobre las orientaciones políticas de este director. Si estuvo en el TEU, es que debió tener simpatías o militar en el Sindicato Español Universitario. Y si, como todos dicen, era un tipo con un gran “sentido social”, es más que probable que en la postguerra se viera fascinado por el ideario joseantoniano. El gusto por la acción que denotan sus películas, da lugar a pensar que, efectivamente, no le atraía particularmente la vida pequeño-burguesa y prefería la aventura. Pero no he encontrado ningún rastro que testimonie sus creencias políticas. Es probable que como muchos de su generación estuvieran vacunados contra el virus de la política: la guerra de 1936-39 les inoculó ese odio por los políticos que la habían hecho posible.

En Manos Sucias refleja algunos de estos tics: el protagonista es un camionero que no se resigna a ir de un lado para otro: quiere emprender un negocio que cambie su vida. Vender gasolina es una buena opción, aunque el establecimiento que le ofrecen esté perdido en medio de un páramo. El propietario se va a Venezuela y la ha puesto en venta. Pero el camionero no tiene dinero para comprarla. A partir de ahí se desencadena el drama: el propietario de la empresa para la que trabaja le ofrece una gratificación y una liquidación generosa si consigue dejar atrás a la competencia. Y lo hace: quita los pernos de un camión de la empresa rival para provocar un accidente. El problema es que le ha visto una atractiva mujer. El accidente que se genera va mucho más allá de lo que el camionero ha previsto: muere un hombre y otro queda con lesiones de por vida. Logra el dinero, consigue su sueño de convertirse en propietario de la gasolinera, se instala allí y, cuando ha hecho todo esto, decide que es hora de ver si aquella mujer que le vio desatornillar los pernos va a constituir un peligro para él. Se enamora. Y es correspondido. Esto es solo el principio de lo que seguirá y que demuestra que nada en la vida es estático: todo está en continuo cambio y, como decía Bob Dylan en su canción: “los tiempos van cambiando por la misma eterna ley por la que el presente de hoy es pasado mañana”.

Ir más allá en el argumento sería, además de hacer “espóiler”, privar al espectador de comprobar por sí mismo, las bondades argumentales y el desarrollo de esta película intensa, realista y uno de los más depurados productos españoles de “género negro”.

Se trató de una co-producción hispano-italiana y, por tanto, no puede extrañar que sus dos protagonistas principales fueran la actriz germano-suiza Katia Loritz y el actor italiano Amedeo Nazzari. Ambos son, respectivamente, la mujer fatal y el camionero con ganas de prosperar. Hay que mencionar a Francisco Piquer que asume el papel de herido en el accidente que provocó el camionero y por el que éste siente una particular simpatía y ayuda como un intento de lavar su conciencia. Piquer era un actor extremadamente sólido, serio, riguroso, un rostro muy conocido por sus apariciones en TVE (que se prolongaron hasta entrado el milenio) y que rodó una cuarentena de películas y apareció en un número desmesurado de piezas de teatro.

Es una película de detalles. Cuando el camionero compra la gasolinera, aquello no es más que una chabola en medio de un páramo. Sin embargo, poco a poco, el aspecto de aquel chamizo irá cambiando hasta convertirse en un hogar… en medio del mismo páramo. No era el lugar más adecuado para una mujer espectacular y de carácter como la que encarna la Loritz.

Es una película de “bajas pasiones”: la ambición de prosperar socialmente, la falta de escrúpulos a la hora de los medios utilizados para ello, el silencio cómplice de la mujer ante el crimen que vio cómo se urdía con sus propios ojos, la pasión entre dos cuerpos, los celes (justificados, por otra parte), el sentido de culpa, le necesidad de redención y el hundimiento final.

Han cambiado las formas de las gasolineras, los servicios que ofrecen. Ya no hay surtidores de aceite accionados con émbolo de mano, ni siquiera venta de casettes de Los Chunguitos, Los Calís o los chistes de Eugenio. Han dado paso a enchufes para coches eléctricos y minisupers. Pero las pasiones (bajas, muy bajas y bajísimas) siguen ahí. La película de De La Loma, sigue, por tanto, manteniendo su actualidad y vigencia. El título es lo único que está algo envejecido: hoy, quien habla de “manos sucias”, habla, necesariamente de “política” y “de políticos”.

Otros enlaces:

José Antonio de la Loma, mucho más que el inventor del “cine quinqui” – Jesús Jiménez

El quinqui exploitation como fenómeno cinematográfico en España entre 1978-1985. Aspectos formales, temáticos y técnicos – Rafael Robles








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