LOS JUEVES MILAGRO (1957) – Luis García Berlanga – San Dimas visto por un exdivisionario
Hay inscribir esta película entre la mejor época de Berlanga que
empieza con Bienvenido Mr. Marshall (1953) y termina con El
Verdugo (1963), incluyendo Calabuig (1956) y la que
comentamos hoy, Los jueves. Milagro. La película ha pasado a la
historia como el mayor fracaso comercial de Berlanga. Durante los apenas 10
días que se prolongó la exhibición en su estreno, apenas fueron a verla 236
espectadores y recaudó 9.075 pesetas… Hoy está considerada como uno de los
grandes clásicos del cine español.
FICHA
TITULO: Los jueves, milagro
AÑO: 1957
DURACIÓN: 85 minutos
DIRECTOR: Luis García Berlanga
GÉNERO: Humor religioso
ARGUMENTO: las fuerzas vivas de un
pueblo cuyo balneario ha entrado en decadencia y en el que ya no paran los trenes,
idean un plan para atraer el turismo: generarán mediante trucos que un pobre
diablo se convenza de que se le ha aparecido San Dimas, el buen ladrón, para
atraer turismo y relanzar al pueblo. Luego resultará que aparecerá en el pueblo
un extraño individuo, ladrón por supuesto, que les indica como promocionar a su
pueblo.
ACTORES: Richard Basehart, José Isbert,
Paolo Stoppa, Vicente Yosá, Alberto Romea, Juan Calvo, José Luis López Vázquez,
Félix Fernández, Manuel Alexandre, Mariano Ozores, Félix Briones, Luis Varela,
CLIPS
CLIP 1 – CREDITOS Y AMBIENTE DE LA TRAMA
CLIP 2 – UN BALNEARIO DECRÉPITO (CON UN LUISITO VARELA DE APENAS
10 AÑOS)
CLIP 3 – LA CONSPIRACIÓN EN MARCHA: LOS NOTABLES
CLIP 4 – ELIGIENDO AL ILUMINADO QUE VERÁ A SAN DIMAS
CLIP 5 – LA DESCACHARRANTE APARICIÓN DE SAN DIMAS AL POBRE MAURO
CLIP 6 – MAURO DIFUNDIENDO LA BUENA NUEVA DE LA APARICIÓN
CLIP 7 – LOS NEGOCIOS EMPIEZAN A IR BIEN EN FUENTECILLA
CLIP 8 – PERO SAN DIMAS NO REAPARECE EL JUEVES SIGUIENTE
CLIP 9 – Y ENTONCES APARECE EL PERSONAJE MISTERIOSO…
CLIP 10 – PRONTO EL DESCONOCIDO, UN LADRÓN, SE HACE POPULAR ENTRE
LOS NOTABLES
CLIP 11 – EL DESCONOCIDO SE SUMA A LA CONSPIRACIÓN Y OPERA SU
MAGIA
CLIP 12 – EL DESCONOCIDO… ERA SAN DIMAS
Carteles y programas
Cómo localizar la
película
A TRAVÉS DE FLIXOLÉ: LOS
JUEVES, MILADRO
A TRAVÉS DE RTVEplay: LOS
JUEVES, MILAGRO
TRAVÉS DE EMULE: LOS
JUEVES, MILAGRO (EN VERSIÓN MKV)
TRAVÉS DE EMULE: LOS
JUEVES, MILAGRO (EN VERSIÓN MP4)
TRAVÉS DE EMULE: LOS
JUEVES, MILAGRO (EN VERSIÓN AVI)
Lo menos que puede
decirse sobre LOS JUEVES, MILAGRO
De casta le viene al galgo, porque la familia de la que procedía
Luis García-Berlanga tenía connotaciones liberales-republicanas. Nada grava:
que si un abuelo había pertenecido al Partido Liberal de Sagasta, que si su
padre estuvo con Lerroux en su período más derechista, para luego decantarse
por Martínez Barrio y su Unión Republicana, antes de pasar, por las filas del
PURA Partido de Unión Republicana Autonomista. Lo cierto es que el mismo
Berlanga cuenta que a su padre le persiguieron los comunistas y la
extrema-izquierda y que él mismo simpatizaba con el anarquismo. Eso lo decía,
claro está, en 1990. Lo cierto es que nunca militó en el anarquismo, pero si
estuvo en la División Azul. La razón que alegó fue para mejorar la situación de
su familia de cara al régimen.
En efecto, el padre había sido condenado a muerte e indultado,
pero permaneció en la cárcel hasta medio año antes de morir en 1952. Alguien
dijo a los Berlanga que la pena de muerte sería conmutada, si los dos hijos del
condenado se alistaban en la División Azul. Luego resultó que con solo uno,
bastaba. Así que -sigue la leyenda- los familiares persiguieron el tren en el
que habían salido los divisionarios y consiguieron que bajara Fernando, su
hermano; éste, por cierto, era falangista, había luchado en la quinta columna y
había sido encarcelado por los republicanos…). Esta versión la contó el hijo de
Berlanga a los periodistas, pero, antes el propio interesado explicó que se fue
a la División Azul para impresionar a una chica que luego no le hizo ni caso. Podría
ser, sino fuera porque en sus últimos años, reconoció que “se dejó arrastrar”
hacia el falangismo. Y, de las tres, esta es la versión que parece más real. No
en vano queda en los archivos una elegía suya a un camarada muerto en combate y
publicada en la Hoja de Campaña de la División Azul: “Se desangran, sí, los
cadáveres de los falangistas, pero esa sangre entra en las venas de los que nos
quedamos”. El elogio se titulaba “Fragmentos de una primavera”. Y, de regreso,
militó en la falange y en el SEU, poco después empezó su proceso de
comunistización.
Se suele decir que en su primera película, Esa pareja feliz
(1951), Berlanga había querido hacer una alusión a la “reconciliación” y que
esa era la “política del PCE”. Error. Como ya hemos tenido ocasión de
demostrar, la idea de “reconciliación” está presente en películas muy
anteriores. Y hemos dado y mostrado la escena que lo confirma en nuestra ficha
sobre Frente
de Madrid, de Edgar Neville, (ver clip 10) filmada en 1939… Franco,
nunca creyó que Berlanga fuera comunista y así lo expresó. Le acusó, eso sí, de
“ser un mal español”.
Y parece que, en lo relativo, a lo primero, Franco tenía razón: si
se consideró alguna vez comunista debió ser por casualidad. Nunca militó en el
anarquismo. Lo suyo era la picaresca y el perpetuo reinventarse y finalmente,
el asumir su papel de “viejo verde” (que en alguna ocasión declaró que era así
desde los 14 años). Un tipo ideológicamente escurridizo y, de paso, genial en
cuya filmografía se cuentan varias obras maestras. Ésta es una de ellas.
Los jueves, milagro, suena a
falta de respeto hacia la religión. Algo inconcebible en los años del
nacional-catolicismo cuya hegemonía había concluido, mas o menos en la época en
la que se lanzó el film. En realidad, es todo lo contrario: un emocionado
elogio a la fe que mueve montañas y hace milagrosas o, si se prefiere, a la
escritura de Dios en renglones torcidos. La crítica progre siempre ha sostenido
que en la película “intervinieron demasiadas manos” y la primera de todas el
dominico padre Garau que el propio Berlanga definió como “encantador y
simpatiquísimo”. Luego resultó que, mientras se estaba elaborando el guion, la productora
que la había encargado fue vendida al Opus Dei. Los nuevos gestores no estaban
muy de acuerdo con algunos aspectos de la cinta y esto obligó a cambiar el
guion. Luego, los consejos del padre Garau no parecieron absurdos y,
finalmente, la censura obligó a algunos cambios que se filmaron después de ser
montada la película. En efecto, esto cambió radicalmente la película y lo que
tenía que ser el pobre “Mauro” (Manuel Aleixandre) esperando un milagro que
nunca llegaría, como última escena de la película, se convirtió en un guion
efectista, una parábola ingenua y divertida sobre los milagros que puede operar
la fe. Una obra maestra, en definitiva, una obra coral en la que participó la
censura, José Luis Colina, co-guionista con Berlanga (uno de los fundadores de
Televisión Española en 1956 y “hombre del régimen” en tanto que tal), el propio
Berlanga, la empresa propietaria de la productora y, por supuesto, el padre
Garau. De todos ellos salió la obra maestra. Seguramente, si Berlanga se
hubiera atenido a su guion original, el resultado habría sido mucho más
mediocre.
¿Qué nos cuenta la película? Estamos en un pequeño pueblo que en
otro tiempo atraía al turismo madrileño de postín. El balneario de aguas
sulfurosas era el polo de atracción, pero las nuevas modas desterraron la
hidroterapia y el balneario empezó a perder clientela. El pueblo se resintió y
ya ni siquiera paraban los trenes en la estación que, en otro tiempo, había
registrado un flujo elevado de turistas sanitarios. La crisis ha llegado a un
extremo que las fuerzas vivas del pueblo deciden “tomar medidas”: están presentes
el maestro, los terratenientes, el alcalde, el propietario del balneario y el
médico. Por entonces estaban de moda las apariciones marianas: en 1931 se habían
producido en la ladera del monte Ezkioga en el País Vasco, y, poco antes en
Rufa, Castellón, se había corrido el rumor de que la Virgen se apareció en Les
Coves de Vinromá. Unos años después de la filmación de esta película tendrían
lugar las apariciones marianas de Garabandal (entre 1961 y 1965). Así pues, a
los notables del imaginario pueblo de Fontecilla idearon escenificar una
aparición milagrosa. En principio el maestro debía de seleccionar a los niños
que contemplarían la aparición milagrosa. Pero ninguno de la escuela daba la
talla. Luego recordaron a “Mauro” (Manuel Aleixandre), el habitual “tonto del pueblo”
que se había aposentado en un vagón de la estación y vivía allí. Este fue el
elegido.
El segundo problema que se planteaba era qué figura sagrada aparecería
en Fontecilla. En la iglesia del pueblo existían distintos santos, pero solo
uno de ellos se parecía a uno de los notables: San Dimas, cuya representación
era muy similar a uno de los notables, el terrateniente más insolidario y
tacaño de la población (José Isbert). Éste no estaba muy convencido de tener
que pasar por un santo, pero el resto de vecinos le convencen para que se
disfrace de San Dimas. Mediante alardes pirotécnicos, acústicos y lumínicos,
los notables consiguen que “Mauro” se convenza de que ha visto a San Dimas y,
acabada la “aparición” proclama el milagro a todo el pueblo. Cada jueves, dice a
sus vecinos, San Dimas se aparecerá para hacer milagros, curar a los enfermos y
manifestar su presencia en el pueblo. Inmediatamente corre la voz por todo el
pueblo, pero al llegar el jueves, todo sale mal y Pepe Isbert-San Dimas evita
revalidar su presencia.
El cura del pueblo, a todo esto, es escéptico ante las apariciones,
pero algo cambia unos días después cuando aparece un tipo alegre y desenfadado
(Richard Basehart) . Se trata de un ladrón perseguido por la Guardia Civil que
parece saber todo lo que ha ocurrido en el pueblo, y especialmente quiénes han urdido
la aparición fraudulenta de San Dimas. El desconocido parece ayudarles en su
patraña: pero, sorprendentemente, se empiezan a producir milagros. Los notables
lo atribuyen a autohipnosis, pero los prodigios son innegables. Incluso el
terrateniente tacaño se convierte en un desprendido filántropo. Arrepentidos de
su “fake milagroso”, nadie les cree, en el pueblo todo es entusiasmo y
renovación de la fe, así pues, deciden ir a ver al ladrón desconocido para que
avale su explicación. En lugar de encontrarlo a él, pueden leer una carta en la
que les ha dejado. Se limita a decirles que la imagen que tienen de San Dimas
no se parece en nada al auténtico y les deja una estampita con el verdadero
rostro del santo… que se corresponde con el rostro del ladrón desconocido.
Como puede verse, la cinta tiene un emotivo punto de ingenuidad,
casi de candor. Ahí reside su mérito: ninguna sensibilidad resulta herida. Lo
que empieza siendo un fraude, termina siendo un milagro de tomo y lomo. ¿Qué es
lo que lo ha generado? La fe de un pueblo. Tal es el mensaje. El sentido del
humor está presente en todo momento. Pero nadie resulta dañado: el cura de la
parroquia (José Luis López Vázquez) es escéptico y racional; no cree en los
milagros, pero sí en la fe. La intención de los notables es fraudulenta, pero
tiene aspectos positivos: quieren levantar el pueblo y eso pasa por una renovación
carismática de la fe a través de la escenificación de un milagro. Una película
ingenua, pero no estúpida. Irónica, pero no destructiva; crítica pero no
positiva. Cuando se ve a sesenta años de distancia, se percibe el aroma de lo “auténtico”:
los propios extras que aparecen en la película son los vecinos de los pueblos
en los que se filmó en Alhama de Aragón y en Bubierca.
Todos los actores que aparecen en el casting, o ya estaban
consagrados o lo estuvieron en los años siguientes. El maestro del pueblo es
Paolo Stoppa, actor italiano con más de un centenar de cintas. El año anterior
había filmado Mi tío Jacinto (1956) con Ladislao Vajda. Pero la
figura extrajera que destaca más por su físico, su gestualidad y su desenfado
es Richard Basehart. El año anterior, este actor había aumentado la fama que ya
tenía por su participación en La strada (1954) de Federico
Fellini, con su participación en Mobby Dick (1956) junto a
Gregory Peck y Orson Welles. Aún pasarían unos antes de que revalidara su fama
también en el medio televisivo con Viaje
al fondo del mar, la popular serie sesentera de televisión. El
desparpajo hiperactivo con el que actúa Basehart es la contrapartida a los notables
del pueblo, envarados y burgueses. A fin de cuentas, él es el “buen ladrón”.
También, entre las apariciones que merecen destacarse figura la de
un niño repipi con pantalón corto y que pertenece a la colonia de veraneantes
que no se mezcla con los niños del pueblo. Se trata de “Luisito”, interpretado
por Luis Varela. En aquel momento, Varela tenía 12 años y ha había filmado
otras dos películas el año anterior: Piedras vivas de Raúl
Alfonso y La espera de Vicente Lluch. Cerrando este apartado de
actores, figura también en el reparto, Mariano Ozores Francés, padre de los
actores Antonio y José Luis Ozones y del director Mariano Ozores, abuelo de
Adriana y Emma Ozores.
No ha pasado el tiempo por esta película. Nos recuerda cómo era la
sociedad española en los años 50. En lo que creía y en lo que quería creer. Nos
dice también que la religión católica, en aquellos momentos, empezaba a registrar
una crisis: la fe empezaba a reducirse al culto exterior, mecánico y
reiterativo. Faltaba profundidad y convicción. Se “creía”, pero faltaban
elementos que exaltaran la fe. La “Cruzada de Liberación contra el comunismo”
quedaba lejos. El gobierno quería encarrilar al pueblo español por la senda del
desarrollismo y la religión ya no era el elemento galvanizador. Los
nacional-católicos habían sido sustituidos por los ministros tecnócratas
procedentes del Opus Dei. El papa Juan XXIII percibió en el horizonte esa
crisis que despuntaba en los países católicos especialmente. Dos años después
del estreno de esta película, ya convertido en Papa de la cristiandad, Juan
XXIII convocaría el Congreso Vaticano II para “aggiornar” la Iglesia (poner
al día). El concilio se convocó al detectar la crisis de fe que se estaba
generando, pero, a la postre, el remedio resultó peor que la enfermedad. Pero,
ésta, como siempre, es otra historia, no la de Berlanga y su Los jueves,
milagro.
Otros enlaces:
Berlanga Film Museum: LOS
JUEVES MILAGRO
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