EL COLEGIO DE LA MUERTE (1975) – Pedro López Ramírez – El cine gótico español también presente

Otra película atípica rodada en las postrimerías del franquismo. De esta cinta, llama particularmente la atención la primera actuación de Victoria Vera, jovencísima y casi irreconocible y de Sandra Mozarowsky, muerta dos años después de estrenada la cinta y cuyo asesinato se ha vinculado a Juan Carlos I, a quien verdaderamente conocía y que le fue presentada por Bárbara Rey. Por lo demás, la película, tiene su punto: cine gótico español para amantes del género

FICHA

TITULO: El colegio de la muerte

AÑO: 1975

DURACIÓN: 105 minutos

DIRECTOR: Pedro Luis Ramirez

GÉNERO: Terror gótico

ARGUMENTO: En un internado donde están recogidas huérfanas, se producen extrañas desapariciones. Las chicas reciben la invitación de ir a trabajar a una casa propiedad de un científico y luego no vuelve a saberse nada de ellas.

ACTORES: Dean Selmier, Sandra Mozarowsky, Norma Kastel, Carlos Mendy, Victoria Vera, Estanis González, Ángel Menéndez, Tito García, Cris Huerta, Elisenda Ribas, Mario Álex, Ana Farra, Antonio Amorós, Oscar Penas, Mónica Ullos, María José Parra, Amparo Solves, Leandro San José

 

CLIPS

CLIP 1 – EMPECEMOS CON UNA ESCENA FUERTE Y LOS CRÉDITOS HABITUALES


CLIP 2 – LAS INTERNAS EN EL INTERNADO DE SEÑORITAS


CLIP 3 – “BUSCAMOS GENTE BUEN, TEMEROSA DEL SEÑOR, PARA ENVIARLES UNA SEÑORITA…”


CLIP 4 – SEÑORITA CON PROBLEMAS Y CABALLEROS EJERCITÁNDOSE CON LA ESGRIMA


CLIP 5 – OTRA CHICA LLEGA A LA CASA DE LOS HORRORES


CLIP 6 – LA ESCENA PROPIA DE UNA PELÍCULA GÓTICA: EN EL CEMENTERIO


CLIP 7 – EMOCIONES FUERZAS PARA MUCHACHAS INGENUAS…


CLIP 8 – “NO VOY A HACERTE DAÑO…”, DICE EL MONSTRUO (TAN POCO CONVINCENTE COMO UN POLÍTICO ANTE UNAS ELECCIONES)


CLIP 9 – DE NUEVO EN EL CEMENTERIO, ENTRE NIEBLA, ENTERRANDO A UN VIVO


CLIP 10 – SALVANDO A LA CHICA (QUE SIGUE EN PELIGRO)


CLIP 11 – ESCABECHINA CON SORPRESA FINAL: TODO ERA UNA CUESTIÓN DE AMOR GÓTICO (LA BELLA Y EL BESTIA).


 

Carteles y programas

 





Cómo localizar la película

A TRAVÉS DE EMULE: EL COLEGIO DE LA MUERTE (VERSION EN AVI)

A TRAVÉS DE OK.RU: EL COLEGIO DE LA MUERTE

 

Lo menos que puede decirse sobre EL COLEGIO DE LA MUERTE

No puede decirse que sea un “peliculón”, ni siquiera una película que pueda gustar a los amantes del cine de terror. Es un guion algo extraño propio de películas góticas. Habitualmente se ve en esta cinta una especie de hermano menor de La Residencia de Chicho Ibáñez Serrador. Algo de eso hay, desde luego, si bien hay que decir que la comparación resulta altamente perjudicial para El colegio de la muerte. En nuestra opinión se trata de una película discreta con actores y actrices low-cost, realizada de cara a la exportación y al vacío dejado por la Hammer. Es entretenida, pero no absorbente; es más, habrá muchos espectadores que la abandonarán antes del final. Es una pieza histórica de calidad muy irregular, con momentos álgidos seguidos de tramos planos.

El artífice de esta cinta es Pedro Luis Ramírez sobre un guion elaborado por cinco guionistas poco o nada reconocidos, habituales del cine folklórico y de los spaguetti-westerns. Luis Ramírez había elaborado películas brillantes desde 1955. Suyas son Los ladrones somos gente honrada (1956), El tigre de Chamberí (1957), Crimen para recién casados (sin duda, la mejor), Los guerrilleros (1963) con la presentación cinematográfica de Manolo Escobar y Rocío Jurado. Luego abordó algunos spagueti-western que reportaron poco lustre a su nombre (Ninguno de los tres se llamaba Trinidad, 1972, Judas… ¡toma tus monedas!, 1972) y que, seguramente por eso, firmó como “Stan Parker”. Existe un hueco de diez años en su filmografía: de 1962 a 1972, década en la que se dedicó exclusivamente a dirigir programas, telenovelas y espacios dramáticos, para TVE. Había aprendido a hacer cine como ayudante de dirección de Rafael Gil. Su cine es meticuloso, honesto, sencillo, sin complicaciones, pero también sin excesivas ambiciones. Puede decirse que es uno de esos artesanos que salen airosos de sus trabajos, pero cuyos fotogramas no destilan genialidad. El colegio de la muerte es lo que se llama “cine de encargo”. No creemos que ni le gustara la temática, ni el presupuesto asignado y, probablemente, ni siquiera las actrices que le colocaron. Pero cumplió y el resultado, es, como mínimo, digno. Hizo lo que se podía hacer con todos con los mimbres que pusieron a su disposición.

El principal problema fue el guion. No era brillante. Y, además, sobre él, La Residencia de Chicho, emitía una sombra preocupante. Así que se trataba de descubrir nuevas actrices-revelación, poner algo de erotismo tan de moda en el tardofranquismo y rezar para la crítica no la destrozara. Fue la última película que dirigió antes de dedicarse por entero a la televisión.

La película se desarrolla en Londres en 1899. Estamos en un internado femenino de huérfanas con pocos o ningún recurso. Nadie se preocupa en realidad por ellas: las instituciones o las entidades de caridad las depositan allí esperando que las formen y hagan de ellas, mujeres de su tiempo capaces de servir, como máximo, en algún hogar decente. Y allí las olvidan. Una noche lluviosa llega al lugar una nueva huérfana. Es una chica joven bastante ingenua por lo demás que pronto se hará a la vida del lugar. Lo que ignora es que las chicas que son “colocadas” por la directora, van a parar a una casa en donde desaparecen víctimas del habitual científico loco. Allí les borran sus recuerdos, las despersonalizan y las emplean como prostitutas para millonarios viciosos. El científico loco en cuestión consigue que parezcan muertas víctimas de una parada cardíaca, para luego revivirlas y experimentar con ellas mediante cirugía cerebral. El científico loco, a todo esto, es una mezcla del “Doctor Phibes”, menos artístico y del “fantasma de la ópera”: con el rostro deformado, lúbrico y erotómano, para mayor gloria de la ciencia. La película termina con una orgía de sangre. Todo quedará aclarado por un policía y un médico que sospechan de tanta muerte natural por “parálisis cardíaca”, todas ellas en chicas sanas procedentes del mismo internado…

Elementos positivos en la cinta: una ambientación perfecta en la que no chirría nada. Todo lo que vemos, incluso el lenguaje (o esa definición de “parálisis cardíaca” para lo que hoy es un simple “infarto de miocardio”) son precisos y se corresponden con el período finisecular en el que se desarrolla la trama.

En segundo lugar, esta la presentación de Victoria Vera antes de sufrir el proceso de sofisticación que la convirtió en mito erótico de la transición. Aquí es “Sylvia”, la chica recién llegada a la institución. Tiene “algo” en esta película, a pesar de estar casi irreconocible, que luego desarrollará con creces. La otra protagonista es Sandra Mozarowsky que hubiera recorrido los mismos caminos que Victoria Vera en la transición de no ser porque un mal día se arrojó de un balcón y murió. Su fallecimiento suscitó todo tipo de cábalas y sospechas. Se cuenta que era amante de Juan Carlos I y que éste le había pedido a Bárbara Rey que se la presentase. Tuvo con ella una relación que duró unos meses. La chica quedó, según algunas versiones, embarazada. No murió en el acto, su agonía se prolongó durante 22 días. Tenía solo 18 años. Todo el caso quedó envuelto en sombras y en su momento poco llegó al público. Era hija de un diplomático e ingeniero ruso y de una española. Había debutado a los 10 años en la película de Lazaga El otro árbol de Gernika (1969) y, a partir de 1974, se relanzó en películas eróticas propias de la época, incluso apareció en TVE en las series Curro Jiménez y Cuentos y Leyendas. Era consciente de que el erotismo era la moda de la época. En los pocos años que estuvo en activo rodó una veintena de cintas, la mayoría de destape. Cuando muere Franco era una actriz extremadamente popular. La parte negativa es siempre “presunta”, pero ahí está: se cuenta de ella que trabajó en un burdel, propiedad de Paco Martínez Soria. Y luego estaba su relación con el hoy “emérito” que le doblaba en años. La hipótesis de un accidente fue pronto descartada por los investigadores. Así que debió tratarse de un suicidio o de un asesinato. No se encontró ni una gota de alcohol en sus venas y al quedarse embarazada se negó a abortar por sus convicciones religiosas. El caso quedó en el aire y pasó como “muerte accidental”. Nadie removió el caso durante años hasta que en 2918 el libro de Clara Usón, El asesino tímido, puso en solfa la versión oficial. Y eso es todo lo que sabemos.

Encontramos en el reparto también a algunos actores notables, Carlos Mendy por ejemplo, o Estanis González, y a secundarios que aparecerán en innumerables spagueti-westerns y películas de todo tipo en los años 70 y 80 (Cris Huerta, por ejemplo).

A pesar de lo que se ha dicho sobre si se concibió como alternativa y actualización de La Residencia, lo cierto es que El colegio de la muerte intenta imitar las temáticas y la estética de la Hammer que a principios de los años 70 había detenido sus actividades (que se prolongarían hasta 1980). El vacío que estaba dejando la compañía inglesa generaba un hueco en su nicho de mercado que había intentado cubrir Maxper Producciones Cinematográficas, empresa española que tenía a Paul Naschy como figura estrella y que se dedicó, al menos desde finales de los 60 hasta 1975, a competir con la declinante Hammer. La película se distribuyó con éxito en el mercado anglosajón.

Poco más puede decirse de esta cinta con sabor añejo. Franco moriría pocos días después del estreno.

 

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