EL SALARIO DEL CRIMEN (1964) – Julio Buchs – EL MEJOR CINE NEGRO ESPAÑOL
En 1964 fue un buen año: España ganó la primera Eurocopa en un
memorable partido contra la URSS. Todo el país, con raras excepciones, celebró
sus “25 años de paz”, hacía cinco que las cifras del PIB subían como la espuma,
la economía estaba dando un “gran salto adelante” y, para colmo, se hacía muy
buen cine. Esta película constituye una de las “crestas” del cine negro
español. Era la cuarta película de Julio Buchs, vástago de uno de los
fundadores del cine español.
FICHA
TITULO: El salario del crimen
AÑO: 1964
DURACIÓN: 91
DIRECTOR: Julio Buchs
GÉNERO: Negro
ARGUMENTO: El hijo de un comisario
muerto en acto de servicio y policía a su vez, se enamora de una mujer fatal.
Para mantener el ritmo de consumo de ella, se ve obligado a entramparse,
pidiendo dinero prestado y luego cometiendo diversos delitos que le pasarán
factura y desviarán por completo su vida hacia el “lado oscuro”.
ACTORES: Arturo Fernández, Françoise
Brion, José Bódalo, Manuel Alexandre, Manuel Díaz González, Alberto Dalbés,
Tomás Blanco, José María Caffarel, Milo Quesada, Irene Daina, Margot Correns,
José Franco, Luis Marin, Lola del Pino, José Sepúlveda, Goyo Lebrero, Rufino
Inglés, Pilar Gómez Ferrer, Víctor Israel, Adolfo Torrado, Emilio Rodríguez,
Jacinto San Emeterio, Vicente Haro, Belinda Corel, José Álvarez, Antonio
Riquelme, Luis Sánchez Polack,
CLIPS
CLIP 1 – EL ASALTO A LA MANSIÓN DEL CRIMINAL
CLIP 2 – CONOCIENDO A LA MUJER FATAL POR PURA CASUALIDAD
CLIP 3 – UN “FLIRT” IMPOSIKBLE Y UNOS AMIGOS INOPORTUNOS
CLIP 4 – EL GENERO NEGRO ESPAÑOL SIEMPRE PASA POR UN TABLAO
FLAMENCO
CLIP 5 – “¡QUE REAL MOZO, PERO QUÉ CARA DE MAL GENIO!”
CLIP 6 – “LAS MUJERES, DON MARIO, QUE PIERDEN AL MAS INOCENTE”. LA
IRRUPCIÓN DE “TIP”.
CLIP 7 – EMPEZANDO A ENTRAMPARSE…
CLIP 8 – EL GRAN GOLPE PERSONAL
CLIP 9 – HUYENDO CON EL BOTIN
CLIP 10 – CON LA CONCIENCIA REMORDIENDO, PERO CON EL BOTIN EN EL
DEPORTIVO
CLIP 11 – EL SECRETARIO DEL BANCO CHANTAGISTA
CLIP 12 – LA HORA DE LA VERDAD Y UN ENCUENTRO INESPERADO
CLIP 13 – CUANDO NO EXISTÍA LA “PATADA EN LA PUERTA”
Carteles y programas
Cómo localizar la
película
En FlixOlé: EL
SALARIO DEL CRIMEN
En eMule: EL
SALARIO DEL CRIMEN
Lo menos que puede
decirse sobre EL SALARIO DEL CRIMEN
¡Que gran año fue aquel de 1964! El autor de estas líneas tenía
apenas 12 años, pero todavía recuerdo como aquella tarde, algo oscura y que
amenazaba lluvia, mi padre y yo estábamos sentados viendo la televisión. Había
un partido que prometía ser espectacular: España – URSS. No era frecuente ver
un partido por televisión (a pesar de que algunos progres se empeñaban en decir
que el “fútbol era el opio del pueblo”, un instrumento del franquismo para atar
al pueblo ante el televisor y sustraerlo a la lucha por sus libertades) y mucho
menos una final de ese calibre. Creo recordar que fue la primera vez que España
ganó una Eurocopa. De aquello hace ya más de medio siglo. A pesar de lo que hoy
se diga, se crea o se adoctrine, lo cierto es que en aquella época, los “progres”
era una exigua minoría y el país, además de por aquella victoria de España
sobre la URSS, estaba, sino “contento” con su gobierno, sí al menos, le dejaba
hacer: la economía iba francamente bien. Desde 1960 se crecía a la misma velocidad
que hoy crece la República Popular China. El turismo empezaba a contarse por
millones de visitantes y el ministro del ramo ya había renunciado a recibir en
Barajas o en Palma al “turista un millón” de cada año. La campaña por los “25
años de paz” estuvo presente en todos los medios de comunicación, suscitó
entusiasmos y emocionó ver el día del Desfile de la Victoria a aquel
voluntario, mutilado de una pierna, que cerraba la formación de los excombatientes
con las que se cerraba el desfile. El recuerdo de la guerra civil seguía
presente, pero quedaba lejos para todos porque todo el país creía que habría un
futuro. Y, además, se hacía buen cine.
Aquel año, Miguel Lluch estrenó La chica del autostop y Crimen,
la primera de género negro y la segunda un drama rural con “señoritos” haciendo
de las suyas. Regueiro, uno de los valores en alza del “nuevo cine español”,
lanzó su Amador, del mismo género. Julio Coll tuvo su momento con Fuego,
encuadrada en el género de terror y Klimovsky no tuvo inconveniente en dirigir
una película de carácter religioso, Aquella joven de blanco, para acto
seguido ponerse al frente de un western, más o menos, notable, Fuera de la
Ley. Las comedias acapararon parte de la cartelera: La boda era a las
doce, de Julio Salvador, Vacaciones para Yvette de José María Forqué
que repitió género ese mismo año con Tengo 17 años, Las otoñales de
Javier Setó. Y los dramas puros y duros, desde La Tía Tula de Picazo, a Rincón
para querernos de Iquino, pasando por Loca Juventud de Mur Oti. Todas
ellas recibieron buenas críticas, demostraron que en España se hacía un cine
digno y que todos los oficios -desde los guionistas hasta los directores de
fotografía, los productores y los sastres y decoradores- trabajan honesta y
concienzudamente. Era un cine viable: nadie miraba de dar “el pelotazo”, pero
todos tenían su parte de beneficios, lo que les garantizaba seguir trabajando,
viviendo y accediendo al consumo que, poco a poco, iba aumentando.
Si alguien no cree que “cualquier tiempo pasado fue mejor” que
compare aquel cine con éste y, no digamos ya, aquella sociedad, su seguridad y
su tranquilidad, con la actual marcada por la inestabilidad, y la incertidumbre
ante el futuro. Hoy, cuando escribo estas líneas, solamente los AVE circulan
por esta Cataluña autonómica y descentralizada. Una “avería” ha puesto fuera de
combate a todas las líneas de cercanías y de media distancia. En 1964, los
trenes llegaban tarde, es cierto. Pero funcionaban. Hoy, existe incertidumbre,
incluso en si lograremos llegar a no al trabajo.
Tras este preámbulo, es hora de hablar de la película El
salario del crimen. El año anterior, Pérez Dolz había filmado ¡A tiro
limpio!, en nuestra opinión la obra cumbre del cine español. En la que
comentamos hoy, quedó confirmado que la obra de Dolz no era una rara excepcionalidad,
una isla en medio de un océano de mediocridades y “españoladas”, sino que
nuestros directores de la época dominaban el género negro. En El salario del
crimen se mantiene el nivel, la calidad y la excelencia que había marcado
Dolz. Quizás sea algo inferior, a causa de las escenas finales, pero se trata
de una película notable que retrata una época. Si alguien quiere conocer cómo
era la España de 1964, que siga esta cinta: la delincuencia era tal cual la
pinta, las mujeres fatales como la representada por Françoise Brion. Habian
policías paternalistas como el “comisario Vilchez” (José Bodalo), policías
guasones como Manolo Alexandre, mujeres frívolas como Margot Cottens,
directores de banco como el representado por José María Caffarell y
delincuentes excéntricos como El Adonis, interpretado por Luis Sánchez Polack.
Casi diríamos que, más que una película, es un tratado de antropología española
de la época.
La temática es lineal. Así eran los hombres, varones, blancos y
heterosexuales de aquella época: no consentían que una mujer les pagara las
copas o no podían afrontar una factura, estando con una mujer, sin que se les
disparase un resorte para sacar su cartera y extender un billete. Era la España
machista y heteropatriarcal, aquella en la que un varón español, incluso con un
nivel de educación medio-bajo, dejaba pasar a una mujer en una puerta o en un
cruce. Terrible, lo sé.
De hecho, el problema al que se enfrenta “Mario” (un juvenil
Arturo Fernández que ya destacaba por sus interpretaciones realistas y
convincentes) es justamente ese: ser español, varón y heterosexual en 1964. No
puede consentir que la mujer a la que se ha vinculado, tenga un nivel de
consumo que alguien dependiente de un salario no puede soportar. Efectivamente,
“Elsa” es una derrochona, pija y frívola, papel encarnado por la actriz
francesa Françoise Brion. “Mario” se siente irresistiblemente atraído por ella,
pero el salario de un policía de la época no bastaba para satisfacer el ansia
de consumo de “Elsa”. Primer agotará su paga, luego pedirá dinero prestado a
sus compañeros de trabajo, más tarde se quedará con dinero intervenido a algún
delincuente y, finalmente, él mismo dará un “golpe” en una sucursal bancaria.
Se convertirá en un fuera de la ley, habrá traicionado la sagrada misión de su oficio:
defender la ley, garantizar su cumplimiento y encerrar a quien la vulnere. Él
mismo quedará a cargo de la investigación del delito que ha cometido. Como podría
esperarse, todo se tuerce cada vez más hasta que la situación se vuelve imposible
para el protagonista. La película tiene varios puntos de inflexión, verdaderos
giros inesperados para el espectador que complican la trama y tienden a unirse
con las primeras escenas en las que un grupo de policías asalta la mansión en
la que vive un delincuente que logra escapar matando a uno de los policías. A
20 minutos del final, todo se convierte en un apasionante juego de sospechas
que, como era de esperar, no puede terminar bien. No olvidemos que el lema del “cine
negro” franquista era “el delito nunca paga”…
Arturo Fernández borda su papel de honesto policía vuelto hacia el
“lado oscuro”. Las escenas de tensión, resultan constantes. La música acompaña
en todo momento, presente en los momentos de mayor tensión. Detalles como el
hombre que silva en el interior del ascensor, convierten la atmósfera de algunas
escenas en casi irrespirables. Buchs logra que el espectador empatice con el protagonista
y con su drama. No hay un momento en el que la tensión descienda, sino que
ésta, aumenta de escena en escena y de plano en plano. Hasta el último papel de
reparto está brillantemente desempeñado por actores que se muestran
extremadamente convincentes en su trabajo.
Vale la pena decir unas palabras sobre el director Julio Buchs
García. Una muerte prematura truncó su carrera en 1973 cuando apenas había cumplido
sus 46 años. El salario del crimen fue su cuarta película. Ese mismo año
filmó El pecador y la bruja, una comedia, adaptación de Alfonso Paso, y
el año anterior Piedra de toque, un drama obre el colonialismo en Guinea
Ecuatorial. Salto de Castrejón, su primer trabajo, era un corto documental de
apenas 14 minutos rodado en 1962. Buchs tenía poca experiencia, pues, cuando
rodó El salario del crimen: pero de casta le venía al galgo. Llevaba el
cine en sus genes. Su padre, José Buchs había colaborado en 1911 en la película
El fantasma del castillo de Julio Roesset, al que luego sustituiría en Patria
Films, la productora fundada por Benito Perojo. Filmó varias películas que tuvieron
cierto éxito en los años 20 y siguió filmando después de la guerra civil. Su
última cinta -Un Whisky español- fue rodada en 1964: el padre, tras
filmar una cuarenta de películas, cedió el testigo a su hijo. Hoy José Buchs
Echeandía es considerado como un “pionero” del cine español. Su hijo siguió
multiplicando películas, documentales, westers, comedias, hasta su prematura
muerte en 1973. La dispersión de géneros y lo prematuro de su muerto, han hecho
que su obra esté hoy prácticamente olvidada.
La película obtuvo la tercera posición en la elección de la mejor
película de 1964 por parte del Sindicato Nacional del Espectáculo. Producida
por Izaro Films, la película recaudó 8.632.000 pesetas en su tiempo de
exhibición. Un verdadero taquillazo en la época.
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