BOMBAS PARA LA PAZ (1959) – Antonio Román – La sensación de que la paz estaba amenazada
Una película desmadrada, tan actual como en su tiempo. Es un
producto bienintencionado de la Guerra Fría y que solamente podía ser emanado
desde un país que, desde hacía poco, había sido admitido en el “concierto
internacional” de la ONU (España ingresó en este organismo en 1955). La ironía
de la película demuestra que en España todavía seguía planeando la bravata de “si
ellos tienen ONU, nosotros tenemos dos”.
FICHA
TITULO: Bombas para la paz
AÑO: 1959
DURACIÓN: 82 minutos
DIRECTOR: Antonio Román
GÉNERO: comedia
ARGUMENTO: Un científico ha ideado
un producto que pacifica el carácter y vuelve amigables las relaciones, pero
fallece antes de perfilarlo. Su ayudante, muy sensibilizado por las tensiones
internacionales acude a la conferencia de paz de París como delegado de un país
imaginario para probar el experimento.
ACTORES: Fernando Fernán Gómez, Julia Martínez, José Isbert, Antonio Riquelme, Félix Fernández, Ramón Giner, Josefina Serratosa, Manuel Guitián, Manuel Alexandre, Victoria Rodríguez, Ángel Álvarez, Marcelino Ornat, Aníbal Vela, Antero Villaescusa, Luis Sánchez Polack, Mario Moreno, Francisco Bernal, Antonio Gandía, Rafaela Aparicio
CLIPS
CLIP 1 – EL QUIMICO, LA NOVIA Y LA MADRE DE LA NOVIA
CLIP 2 – LA LUCHA LIBRE, DEPORTE NACIONAL EN LOS 50, Y EL
LABORATORIO
CLIP 3 – LOS CIENTIFICOS Y SUS RATONES DE LABORATORIO
CLIP 4 – LA PRUEBA DEL NUEVE: ABLANDANDO AL DIRECTOR DEL BANCO
CLIP 5 – EN EL PSIQUIATRA
CLIP 6 – VOLANDO DE BARAJAS A ORLY
CLIP 7 – EN UNA “CAVA” EXISTENCIALISTA
CLIP 8 – CON EL FACTOTUM DE LA CONFERENCIA DE PAZ: EL MISMÍSIMO
PEPE ISBERT
CLIP 9 – EL INICIO DE LA CONFERENCIA DE PAZ: NO EMPIEZA BIEN
CLIP 10 – UN BOMBAZO PARA LA PAZ (TR4ANSITORIA)
Carteles y programas
Cómo localizar la
película
A través de FlixOlé: BOMBAS
PARA LA PAZ
A través de eMule: BOMBAS
PARA LA PAZ
Lo menos que puede
decirse sobre BOMBAS PARA LA PAZ
Antonio Fernández Román fue el autor, de algunas de las películas
patrióticas mas celebradas por el régimen franquista y aclamadas por el
público. De un lado, en 1941 filmó Escuadrilla, una historia de amor ambientada
en una escuadrilla de caza y, tres años después, llegó a la cúspide de su
carrera con Los
últimos de filipinas, suya fue también la muy celebrada Pacto
de silencio en 1949. Su ciclo fílmico empieza con los años 30 y
termina casi al filo de los 70. Se especializó en lo que podemos llamar “temática
española”. Su corto Ciudad encantada, sobre Cuenca, ha pasado a la historia del
cine español, por ser el último que se estrenó antes del estallido de la guerra
civil. Fue un director de esos que se llaman “artesanos”: cuidadosos en extremo
de sus productos y que sabían elegir perfectamente al equipo con el que iban a
filmar. En esta ocasión, contó con José Manuel Iglesias y Alfonso Paso, para
desarrollar el guion escrito por el primero.
El resultado fue una comedia amable, dividida en dos partes
perfectamente diferenciadas: la primera es de carácter romántico-sentimental y
se desarrolla en Madrid; la segunda, tiene como escenario París y una supuesta “conferencia
de paz”. El protagonista indiscutible es Fernando Fernán Gómez, si bien, en el
reparto aparece Julita Martínez, Pepe Isbert, Manolo Aleixandre, Rafaela
Aparicio, incluso, fugazmente, Luis Sánchez Polak “Tip”.
Un científico descubre una fórmula que amansa a las fieras.
Cualquiera que se vea afectado por el producto pierde toda su agresividad y se
vuelve un manso corderito. La fórmula todavía no está completamente
desarrollada cuando “Don Carlos”, el científico en cuestión, muere
prematuramente al pie del laboratorio, encomendándole a “Alfredo”, su ayudante,
la difícil misión de desarrollarlo y de hacer de él, el pivote de la “paz
mundial”. “Alfredo”, a todo esto, es un tipo inteligente, sin oficio ni
beneficio, titubeante y poco decidido, que va retrasando el compromiso con su
novia ante la desesperación de su futura suegra que prefiere que su hija se
case con un vecino, luchador de “lucha libre”. “Alfredo”, después de una prueba
exitosa, administrando la droga al director de una sucursal bancaria, decide
trasladarse a París con un ayudante, el bedel del laboratorio. La madre de su
novia, ha decidido que el muchacho no está bien de la cabeza y quiere que un
psiquiatra lo encierre en el manicomio, pero “Alfredo” logra huir y llegar a
París dispuesto a participar en la “Conferencia de Paz”. Empatiza con la
azafata del vuelo de Iberia que acepta colaborar con él. Ésta se introducirá en
el lugar donde se celebrará la conferencia seduciendo literalmente al conserje
del edificio y permitiendo que “Alfredo” y su ayudante puedan colarse y
presentarse como delegados de un nuevo Estado, “PLUTO”.
A poco de empezar la conferencia, los delegados soviético y
norteamericano se enzarzan en una grotesca discusión, lo que permite pensar que
el resultado de la conferencia va a ser un fracaso. Cuando “Alfredo” toma la
palabra como delegado de PLUTO, lanza la bomba con el producto químico que,
inmediatamente, opera el milagro de la pacificación de las fieras. Se firma un
tratado ventajoso para todos. Solamente, cuando acaba el efecto de la droga, la
hostilidad vuelve a las partes, pero la paz ya se ha firmado.
Como puede verse, el guion es ingenuo, bienintencionado, muy
crítico con las dos superpotencias (lo que resulta curioso en un momento en el
que ya se habían firmado los primeros pactos de cooperación con los EEUU, sin
que la terrible censura, pusiera ningún pero a la ridiculización del nuevo aliado).
La película está algo desequilibrada en favor de la primera parte y
de escenas que, aunque memorables (las dos escenas de lucha libre, la escena de
la clínica psiquiátrica) no aportan nada esencial a la temática de fondo de la
película: las tensiones internacionales. De todas formas, no puede decirse que
sea una mala película, ni que aburra siquiera en ningún tramo. Es divertida,
entretenida, muy bien interpretada, ingenua y simple y, acaso por ello, todavía
más ácida especialmente en su segunda parte, pero también en otra escena
memorable de la primera parte en la que “Alfredo” y su ayudante acuden a un
bando a pedir un crédito. Lo que estamos viendo es crítica social y crítica
política realizada con un margen de libertad suficientemente amplio como para que
quede muy claro a quién se denuncia y lo que se denuncia.
Además, el mensaje conserva hoy toda su actualidad y vigencia: no
hay nada más que ver el conflicto ucraniano para demostrar que los EEUU siguen
comportándose de igual manera y que la paz mundial es frágil e inestable, acaso
hoy mucho más que durante los años de la Guerra Fría.
Algunos han calificado la película como neo-realista y algo de eso
debe haber porque fue premiada en el Festival del Cine de humor de Bordighera,
recibiendo el “Olivo de Oro”. No es de lo mejor realizado por Antonio Román,
pero si ha resistido bien el paso del tiempo. Y, detrás de tanta ingenuidad, lo
que propuso Román, fue que el mundo podía estallar en cualquier momento por
culpa de las tensiones internacionales. Igualito que hoy, 63 años después.
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