GRITOS EN LA NOCHE (1962) – JESÚS FRANCO – Las mejores películas del peor director. El ciclo Ofloff (1)
Buena parte de la producción cinematográfico durante el
franquismo, era, simplemente, deleznable. Jesús Franco, era un director con
cualidades… pero, también, con vicios y parafilias. Especializado en películas
de serie B de bajo presupuesto, antes de pasar al cine X más explícito, realizó
algunas películas que sitúan por encima del listón medio de su producción. El
ciclo del “doctor Orloff” forma parte de este grupo. Esta es una muestra
arquetípica del cine de Jesús Franco.
FICHA
TITULO: Gritos en la Noche
AÑO: 1962
DURACIÓN: 90 minutos
DIRECTOR: Jesús Franco
GÉNERO: Ciclo del Doctor Ofloff
ARGUMENTO: Varias mujeres son
secuestradas en un club nocturno y no vuelve a saberse nada de ellas. Un
comisario es encargado de la investigación. Poco a poco, se irá acercando a un
palacio abandonado en donde vive el doctor Orloff y su fiel criado desfigurado
Morpho, responsable de los asesinatos
ACTORES: Howard Vernon, Conrado San
Martín, Diana Lorys, Perla Cristal, María Silva, Ricardo Valle, Mara Laso,
Jesús Franco
CLIPS
CLIP 1 – EMPEZANDO FUERTE: CRÉDITOS Y PRIMER ASESINATO
CLIP 2 – UN POLICÍA EN SU TRABAJO
CLIP 3 – ORLOFF, EL SEDUCTOR
CLIP 4 – OTRA VÍCTIMA MÁS
CLIP 5 – EN EL ESCENARIO DEL CRIMEN, SIN CSI.
CLIP 6 – RECLUTANDO UN INFORMADOR
CLIP 7 – ORLOFF TRABAJANDO A DESTAJO
CLIP 8 – DOS LOCOS, CADA CUAL A SU ESTILO
CLIP 9 – LA MUJER CON LA QUE ORLOFF PINCHARÁ
CLIP 10 – LA REBELION DE MORPHO
Carteles y programas
Cómo localizar la
película
A TRAVÉS DE EMULE: GRITOS
EN LA NOCHE (VERSIÓN avi)
A TRAVÉS DE EMULE: GRITOS
EN LA NOCHE (VERSION mkv)
Lo menos que puede
decirse sobre GRITOS EN LA NOCHE
Lo hemos dicho y repetido en muchas ocasiones: Jesús Franco no fue
un “gran director” del cine español; fue, como máximo, el más prolífico. También
el que acumuló en su producción una mayor cantidad de malas películas,
realizadas a prisa y corriendo, con presupuestos insuficientes y sin el menor
cuidado “artesanal” por su obra. Fue, eso sí, también el director que ha
utilizado más seudónimos para filmar sus cintas. Para él, el cine fue algo más
que una “industria alimentaria”, fue, sobre todo, la forma de hacer efectivas y
reales sus fantasías eróticas. Mientras, Francisco Franco fue Jefe del Estado
Español, Jesús Franco, su antítesis, empezó “trabajando” algo más sus películas
filmadas en nuestro país, y realizando dobles versiones para películas de Serie
B, unas para ser proyectadas en España, reduciendo la exhibición de carne
femenina al mínimo y otra, mucho más explícita en cuanto a perversiones y
parafilias, para la exhibición en países europeos. A partir del declive del
franquismo político a principios de los 70, poco a poco, el cine de Jesús
Franco fue abandonando cualquier otra temática y refugiándose en lo puramente
pornográfico, entonces tenido como “símbolo de libertad”, por catetos y
analfabetos cinematográficos. En este contexto, Jesús Franco terminó siendo una
leyenda, mientras el “franquismo” de Francisco Franco, terminó arrojado al foso
de los leones.
El cine de Jesús Franco, en su conjunto, tendría una calificación
media inferior al aprobado. Sin embargo, especialmente en su primera temporada,
fue capaz de realizar algunas películas que estaban por encima de lo que sería
el resto de su producción posterior. Son esas las únicas que tienen cabida en
esta web: el “mejor cine” del “peor director” del cine español durante el
franquismo. Gritos en la noche, es una de esas películas que,
efectivamente, tiene algunos elementos que llaman la atención y demuestran que
no se trataba de un director poco dotado, ni carente de sentido artístico.
La película, filmada en blanco y negro, tiene momentos y
personajes que remiten directamente al expresionismo alemán de los años 20 y
30. La temática es casi “fritzlanguiana”, la fotografía nos muestra paisajes
oscuros, sombríos, deformados, los rostros de los protagonistas, incluso de los
actores secundarios, sus interpretaciones teatrales, nos sumergen en el mundo
de la primera escuela de cine. A nadie se le oculta que el “Doctor Orloff” es
una traslación inspirada en la figura del “Doctor Mabusse”, con la diferencia
de que el primero tenía ambiciones más limitadas y no aspiraba al dominio y al
poder. “Orloff” es el personaje “jesusfrankiano” por excelencia, al que volverá
una y otra vez, hasta entrados los años 70, con media docena de cintas en las
que aparece.
Jesús Franco atribuyó las malas críticas a sus películas a la “censura”.
En realidad, debería estar agradecido a que la censura hubiera amputado algunas
de sus películas, en su versión española, de escenas que no aportaban nada al
guion y a la trama principal, pero que derivaban en lo puramente porno o en
distintas parafilias, entre las que el sadismo, fue la más habitual. De hecho,
alguien debería, algún día, componer un estudio sobre las bondades y beneficios
que la censura operó sobre el cine español y cómo, evitando caer en
procacidades, argumentos que priorizaban sexualidad explícita sobre cualquier
otra temática y difundían costumbres erráticas entre los espectadores, obligó a
los guionistas a “trabajar” más las temáticas y a los directores a cuidar más
el lenguaje y la estética de sus producciones. De ahí, de la presión ejercida
por la censura, salió un cine aceptable y de calidad media bastante más alta
que el actual, a pesar de circular por canales prestablecidos. Pero esta es una
discusión interminable y no es este el lugar de abordarla.
Gritos en la noche nos sitúa en
Francia. De hecho, la película es una co-produccion hispano-francesa, la
primera en la que aparece la figura del “Doctor Orloff”. El personaje es un
famoso cirujano cuya hija ha quedado desfigurada por un incendio. “Orloff” se
siente responsable del incendio cuya responsabilidad se atribuye y piensa en
resolver la situación, recomponiendo el rostro de la joven. “Orloff” cuenta con
un psicópata asesino en serie como ayudante, “Morpho”. Éste había sido
condenado a muerte y ejecutado. Precisamente, “Orloff” es el médico que
certificó su muerte, pero, al parecer, consiguió revivirlo y hacer en el rostro
del asesino una primera prueba de cómo pretendía resolver el problema de su
hija. El resultado fue negativo: “Morpho”, además de ser un tarado mental, pasó
a ser también un rostro deforme, como acartonado, plagado de cicatrices y con
unos ojos saltones que parecían escapar de sus órbitas. Ahora ejerce como “machaca”
y cooperante necesario en los asesinatos de “Orloff”.
El cirujano tiene un plan que está poniendo en práctica:
secuestrar a mujeres jóvenes, de vida alegre, con la piel lo más suave posible.
Las asesinará y aprovechará su piel para realizar transplantes a su hija. Pero
los injertos no salen como sería de desear y el dúo “Orloff”-“Morpho” se ven
obligados a secuestrar a otras muchachas. Cuando se han producido cinco
desapariciones de muchachas de vida alegre, la policía empieza a preocuparse.
El “inspector Tanner” es encargado de la investigación. Es un policía efectivo
y relativamente joven y ambicioso al que le adorna una característica especial
que él mismo ignora: su novia tiene un gran parecido físico con la hija de “Orloff”
antes de resultar desfigurada. Lo que sigue es fácil de prever: “Orloff”
secuestrará a la chica que será rescatada in extremis por su novio, el
intrépido y abnegado policía.
Tal es el esquema argumental que remite a una amplia panoplia
cinematográfica: desde el tema del “Doctor Frankenstein” hasta alguna olvidable
película almodovariana. Está bien resuelta y los toques sádicos reducidos a la mínima
expresión (por la “censura”, ya se sabe). Los “expertos” la consideran la “mejor
película de Jesús Franco”. Estamos de acuerdo, pero hay que restituir las cosas
en sus dimensiones auténticas: quizás la película merezca un seis sobre diez
como calificación; mientras que la media de calificación de la obra de Franco,
andaría muy por debajo del suspenso, entre un dos y un tres. Insistimos: no por
falta de cualidades, sino por la deriva psicológica del personaje y por hacer
que su obra siguiera a los impulsos de su lívido.
¿Qué es lo mejor de esta película? Que Jesús Franco se esforzó. Y,
además, contó con un buen equipo, entre los que merece destacar Godofredo
Pacheco, el director de fotografía. Es él, especialmente, el que logra
encuadres, tomas y efectos expresionistas. También hay que tener en cuenta los
efectos de sonido y los números musicales (ambientados en un cabaret) que
refuerzan el impacto de las escenas de tensión.
Hay que reconocer también que el casting estuvo acertado: en
primer lugar, el actor suizo Howard Vernon, aparece, por primera vez de la mano
de Jesús Franco (lo hará en otras muchas ocasiones, convirtiéndose en el actor
favorito del director español: apareció en 40 de sus películas). Estaba avalado
por buenas dotes interpretativas y por una expresividad contenida en sus ojos
que, desde el principio de su carrera, le había valido para ejercer como actor
de reparto y, particularmente, asumir roles de “oficial nazi”. Jesús Franco lo
convirtió en protagonista de sus cintas, asumiendo siempre el rol de psicópata
asesino, sádico criminal o simplemente individuo desquiciado. Su filmografía
-que se prolongó hasta los 88 años, es tan prolífica como la de Jesús Franco.
Aquí asume el papel de “Doctor Orloff”. Si hay que creer a los “especialistas”,
está fue su mejor actuación y, a partir de aquí, se convirtió en actor
preferido del director.
Para encarnar a los personajes femeninos, Franco contó con
actrices “explosivas”: Diana Lorys que asumía el rol de “Wanda Bronsky” y de “Melissa”,
la hija del científico y la novia del policía; Perla Cristal como “Arne”, María
Silva como “Dany”, Mara Laso como “Irma Gold”, mujeres de vida alegre y destino
trágico. Aparece también, inconfundible y sobreactuada, Elena María Tejeiro
como “Ursula”, en conversación con el policía que no es otro que Conrado San
Martín, actor de moda, con fama de tronchamozas, en la época. A este elenco
merece sumarse también Venancio Muro, un actor hoy olvidado, que murió
prematuramente, habitual en los primeros años en televisión y relegado a papeles
cómicos. Muro ejerce aquí como informador, alcohólico, desaprensivo y
desenfadado, bordando la actuación más “expresionista” de la película. La cámara
se recrea en el rostro de Muro en un par de ocasiones, consiguiendo una
efectividad que ningún otro actor de la época hubiera obtenido.
Vemos también al veterano Félix Dafauce como “inspector jefe” y a
Ricardo Valle como “Morpho”. Valle, actor nacido en Barcelona, hoy olvidado,
apareció en innumerables películas como actor de reparto, especialmente en la
década de los 60. Ejerció habitualmente como “galán” de segundo orden y tenía
notables cualidades interpretativas que luego demostraría en el teatro. Aquí su
rostro queda oculto por la grotesca máscara facial producto de los fracasos
quirúrgicos de “Orloff”. Queda por explicar el por qué Valle actúa con máscara.
Por nuestra parte, lo atribuimos a que, de todos los personajes que aparecen, “Morpho”
es aquel con el que se identifica el propio director: un desmadrado depredador
sexual.
La película, no es una “gran película”. Es simplemente, una
película aceptable que merece figurar en el catálogo de cine español de aquella
época. Damos fe.
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