MANCHAS DE SANGRE EN LA LUNA (1952) – Luis Marquina – EL FRANCÉS, LA INGLESA Y EL CURA MALLORQUIN
Básicamente, la película podría resumirse así: una inglesa de buen
ver -Honor Blackman- y un francés interesante -Gérard Tichy- se la pegan a un
español que empezaba a despuntar como gran actor, José Bódalo. Una historia de
amor cabalgando sobre un tema del mejor cine negro español. A Honor Blakman le
faltaban todavía 12 años para ser “Pussy Galore”, en uno de los primeros productos
de la franquicia 007, Goldfinger. Esta fue uno de sus primeras
intervenciones como protagonista.
FICHA
TITULO: Manchas de sangre en la luna
AÑO: 1952
DURACIÓN: 80 minutos
DIRECTOR: Luis Marquina
GÉNERO: Negro
ARGUMENTO: Un polizón buscado por la
policía, llega a Tánger, allí, con un telescopio ve lo que está ocurriendo en
un edificio lejano. Alguien ha matado a un hombre: acude, se queda con el
dinero y la documentación del muerto y viene a España. Allí lo localizará una
mujer, compañera de la persona que lo ha asesinado. Entonces sucederá lo
imprevisto.
ACTORES: Honor Blackman, José Bódalo, Gerard Tichy, Francisco Viñals, Félix Fernández, Lolita Moreno
CLIPS
CLIP 1 – CRÉDITOS Y “BILL” QUE LLEGA A TÁNGER COMO POLIZÓN
CLIP 2 – UN TELESCOPIO, LA LUNA Y UN CRIMEN
CLIP 3 – BLACKMAN-BODALO, LOS MALOTES
CLIP 4 – “BILL” EN LA ESCENA DEL CRIMEN, CHANTAJEANDO
CLIP 5 – BLACKMAN A MALLORCA Y BODALO DE TIPO DURO
CLIP 6 – REENCUENTRO EN MALLORCA
CLIP 7 – AMAR EN MALLORCA Y SOCIO EN TÁNGER
CLIP 8 – UNA AVERÍA Y UN CURA PROVIDENCIAL
CLIP 9 – BILL, EVA Y EDDIE, UN ENCUENTRO DIFICIL
CLIP 10 – EL CURA EJERCIENDO SU MINISTERIO
CLIP 11 – EL DRAMATISMO LLEGA A SU PUNTO CULMINANTE
CLIP 12 – UNA BODA ANTE EL ALTAR CON LA NOVIA MUERTA
Carteles y programas
Cómo localizar la
película
A TRAVÉS DE EMULE: MANCHAS
DE SANGRE EN LA LUNA (VERSIÓN MKV)
Lo menos que puede
decirse sobre MANCHAS DE SANGRE EN LA LUNA
Película notable por varios aspectos. Uno de ellos, porque tenemos
la oportunidad de ver a Honor Blackman, la actriz británica que luego
encarnaría a “Pussy Galore” en Goldfinger, acaso el más famoso episodio de la
saga 007 y luego a “Cathy Gale” en la popular serie Los
Vengadores, entre 1962 y 1964. Aquí, cuesta reconocer a la
Blackman: todavía conserva un aspecto juvenil que diez años después se verá
reemplazado por un rostro pícaro, burlón, algo duro y unas curvas mucho más
marcadas. La Blackman que vemos en esta película y la que aparecerá diez años
después en Los Vengadores, nos da la diferencia entre lo que fue la
Europa de los 60 en relación a la de los 50: del blanco y negro al color, del
recato a la exhibición, de la ingenua juventud a la juventud agresiva.
Pero, además, la película está enriquecida con los dos papeles
masculinos: por una parte, Gérard Tichy (“Bill”, el mendigo enriquecido gracias
a “Eva”, Honor Blackman) y José Bódalo (“Eddie”), malvado entre los malvados y
dispuesto a llevarse por delante a quien sea con tal de asegurarse la jubilación.
La película se resuelve con estos tres actores, a pesar de que, em el último
tramo, la presencia de Francisco Viñals sea fundamental para el desenlace: será
la única película que interprete y lo hará asumiendo el rol de sacerdote
mallorquín. Esta presencia es lo que convierte a una cinta de malandrines y
mujeres de escasa moralidad, en un espectáculo moralizador y de alto contenido
cristiano.
La película se resuelve entre Tánger y Mallorca. En los años 40 y
50, si alguien quería filmar una película de intriga con ribetes exóticos, Tánger
era un escenario que se prestaba: “ciudad libre”, había sido un nudo de
encuentro entre espías de diversos países durante los años de la guerra mundial
y pudo prolongar este prestigio entre los años de la guerra fría. Allí es donde
llega “Bill”, un polizón que, al parecer ha dejado atrás varios campos de
concentración y llega a la ciudad libre sin una moneda en el bolsillo. Está
habituado a ello, así que no se preocupa en exceso. Acepta guardar el
telescopio de un bohemio mientras éste se ausenta (el telescopio será lo que
dará sentido al título de la película: “Manchas de sangre en la Luna”
(película que, mientras se rodó, se había titulado Un hombre en la luna).
No puede resistir la tentación de mirar a través del telescopio, primero la
Luna y luego algo más prosaico: las ventanas de los hoteles de Tánger. Ve como,
en una lejana habitación, han asesinado a un desconocido. Opta por introducirse
en el hotel por una ventana y encuentra en la habitación a una hermosa joven (“Eva”)
y al cadáver. Le dice que callará a cambio de dinero: ella le da todo lo que
tiene en ese momento, que es mucho, procedente del asesinado. Se lleva también
un billete de avión para Mallorca.
Cuando regrese el compañero de “Eva”, el malvado “Eddie” que es, a
fin de cuentas, el que ha asesinado al desconocido, se encuentra con que el
botín se lo ha llevado “Bill”, así que encarga a “Eva” que acusa a Mallorca, lo
busque, lo mate y regrese con el dinero. A partir de aquí, es fácil imaginar lo
que sucede: “Eva” y “Bill” se enamoran. Mientras, “Eddie”, desde Tánger, está
cada vez más nervioso por la falta de noticias y la dilación en la ejecución de
sus planes, así que opta por ir a Mallorca. La parejita se ha trasladado a un pueblecito
en el que cuentan con la amistad y el favor del cura. Decidirán casarse, pero
el mismo día de la boca, aparece “Eddie” con un humor de perros; se peleará con
“Bill”, herirá de muerte a “Eva” y, finalmente será muerto por “Bill” que,
desesperado, coje el cadáver de “Eva” y lo lleva ante el altar donde el cura
rural los casa.
La película pasaría por género negro en estado puro (mujer fatal,
bribón, asesinato, amores furtivos) de no ser porque, en la última parte, desde
el momento en el que aparece el cura rural, la trama toma un giro inesperado:
es la redención del delincuente, operada por un sacerdote.
La película resulta entretenida, de hecho, muy entretenida, además,
nos permite ver cómo era Mallorca ante de la invasión turística. La cinta, fue
un co-producción hispano-británica, en la que la parte española quedó a cargo
de Hesperia Films. También en esta cinta se realizó una doble versión. La
española corrió a cargo de Luis Marquina y la inglesa tuvo a Edward Dein como
director. Los Dein, Edward y Mildred, realizaron también el guion de la cinta.
Dein filmó media docena de películas en los años 50. Los Dein, neoyorkinos,
eran hijos de emigrantes judíos rusos. Las pistas de ambos se pierden más allá
de 1960, si bien se sabe que vivieron en una casa-castillo en Laurel Canyon,
cerca de Los Ángeles.
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