CUADECUC VAMPIR (1970) – Pere Portabella – Buscando el "nuevo cine", se llegó al expresionismo de los años 20...

Personalmente, considero que, de todos los miembros de la Escuela de Barcelona, Pere Portabella, fue quizás el que reflexionó más sobre las posibilidades de un cine alternativo. Harina de otro costal es que compartamos o no esas reflexiones. De todas las películas dirigidas por Portabella esta es a la que tenemos más simpatía: Cuadecuc Vampir. El sobrante de las bovinas de cine que queda desaprovechado solía llamarse “cola de gusano” (cua de cuc, en catalán). Lo que hace Portabella es aprovechar estas “colas de gusano” para vampirizar la película que estaba filmando Jesús Franco. Y, a decir verdad, el resultado obtenido por Portabella es muy superior al que consiguió Franco (Jesús).

FICHA

TITULO: Cuadecuc Vampir

AÑO: 1970

DURACIÓN: 70 minutos

DIRECTOR: Pere Portabella

GÉNERO: Experimental

ARGUMENTO: Jesús Franco rodaba en Barcelona El conde Drácula para la Hamer. Portabella le propuso filmar una película en 16 mm, paralela, realizada con su particular óptica estética. Portabella filmaba lo mismo que Franco… pero con una visión completamente diferente. El resultado fue una cinta de cine experimental, pero también un anticipo de lo que luego serían los “making-of”.

ACTORES: Christopher Lee, Herbert Lom, Soledad Miranda, Jack Taylor, Emma Cohen, Jesús Franco, Colette Giacobine, Jeannine Mestre,

 

 

CLIPS

CLIP 1 – CRÉDITOS


CLIP 2 – CENANDO CON DRACULA


CLIP 3 – LAS VAMPIRAS (O VAMPIRESAS) DISPUTAN SU PRESA


CLIP 4 – EL CASTILLO DE DRÁCULA ES EL SALON DEL TINELL Y EL HOSPITAL DE SANT PAU


CLIP 5 – DESTILANDO FINO EROTISMO CON SOLEDAD MIRANDA


CLIP 6 – EN LOS DECORADOS DISEÑADOS POR JACK TAYLOR


CLIP 7 – DE SOLEDAD MIRANDA A LAS ESCULTURAS DEL CEMENTERIO


CLIP 8 – MAKING CON SONIDO DE MARTILLO NEUMÁTICO


CLIP 9 – UNA SOFISTICADA RUBIA Y UN DISCO RALLADO, DE NUEVO EN EL TINELL


CLIP 10 – A ESTACAZOS CON LOS VAMPIROS


CLIP 11 – CHRISTOPHER LEE LEYENDO LAS ÚLTIMAS LÍNEAS DEL LIBRO DE STOKER…


 

Carteles y programas

 

 

 


 

Cómo localizar la película

A TRAVÉS DE EMULE: CUADECUC VAMPIR (en formato MKV)

A TRAVÉS DE EMULE: CUADECUC VAMPIR (en formato AVI)

En Filmin: CUADECUC VAMPIR

En youTube: CUADECUC VAMPIR

En Amazon Prime Video: CUADECUC VAMPIR

 

Lo menos que puede decirse sobre CUADECUC VAMPIR

Pere Portabella, que debe andar por los noventa y tantos años, ha destacado por muchas cosas durante su vida. Hasta 2015 ha filmado películas (a diferencia de otros directores, siempre ha dispuesto de los medios económicos suficientes como para no depender de nadie y hacer el tipo de cine que le interesaba, sin miedo a verse huérfano de público, pero seguro de que siempre habrá un crítico “progre” que sepa apreciar su cine). Se ha dedicado a la política (más o menos). Parece que no militó en ningún partido político, pero si realizó “militancia antifranquista”. Fue de los organizadores de la Asamblea de Cataluña y en las primeras elecciones su nombre estuvo como “independiente” en las listas del PSUC. Senador en las cortes constituyentes entre 1977 y 1979, y en las dos legislaturas siguientes, por los “Socialistas de Cataluña”. Diputado luego en el Parlamento de Cataluña siempre por el PSC. Luego, se integró en Iniciativa por Cataluña, ocupando distintos cargos entre 1990 y 2000. Recibió la consabida “Creu Sant Jordi” del mismísimo Jordi Pujol, reclutado como tertuliano por la SER, creo que sigue siendo presidente honorario de la Fundación Alternativas (el también cineasta Manuel Gutiérrez Aragón es el presidente funcional). Este perfil político contribuye a definirlo como “un progre” (de provecta edad, pero “progre” al fin y al cabo), que siempre ha sido “progre”, pero más hacia el “old style” socialista que hacia la patochada zapateriano-pedrosanchista. Otro tanto cabe decir de su cine.

Desde joven, Portabella se interesó por el cine. A los 32 años ya había constituido Film 59, una de cuyas primeras películas producidas fue Los golfos, el estreno de Saura en largometrajes y sus grandes éxitos fueron El cochecito de Marco Ferreri (1960) y Viridiana de Buñuel (1960). Luego, casi todas las que siguieron fueron dirigidas por el propio Portabella o bien se trato de películas experimentales de otros directores. Es uno de los exponentes de la Escuela de Barcelona, a rebufo del free cinema inglés, de los intrépidos espíritus nórdicos del grupo Dogma 95 y de la Nouvelle Vague francesa.

Básicamente, la Escuela de Barcelona surgió como crítica al “cine mesetario”, realizado en España (olvidando que Barcelona era también uno de los polos de ese cine mesetario) que se daba como aburrido, ñoño, anticuado y encorsetado… En esta web ya hemos visto que, tales calificativos valen para determinadas producciones de aquellos años, pero no para todas, ni siquiera para la tónica general. Ahora -cuando llevamos 125 películas vistas y comentadas en este blog- sabemos que algunas de ellas eran, sencillamente, geniales. No era, por tanto, cierto la frase de Bardem: “El cine español es Políticamente ineficaz. Socialmente falso. Intelectualmente ínfimo. Estéticamente nulo e industrialmente raquítico”. Los progres de Barcelona -Portabella entre ellos- asumieron la frasecita de marras y de ahí no les movió nadie. Claro, ellos estaban más cerca de la frontera francesa, la mayoría eran “niños bien”, hijos de la alta burguesía catalana, que podían permitirse ir cada dos por tres a París, estar suscritos a Les Cahiers du Cinemá y veían el cine que se hacía en Francia. Querían hacer algo parecido. Especialmente a partir de mayo del 68. Les importaba ser recordados como cuestionadores del cine que se había hecho hasta entonces. Y es bueno cuestionarse las cosas. Especialmente cuando se tiene talento para superar lo existente y proponer renovaciones viables. La Escuela de Barcelona, ni siquiera tuvo razón en su crítica a “lo mesetario”. No digamos en su ambición renovadora. Sin embargo, existen pequeños destellos de genialidad en películas como ésta: Cuadecuc Vampir (o Vampir Cuadecuc que tanto monta).

Para entenderla completamente hay que ver una película y un documental. La película es la de Jesús Franco, El Conde Drácula, filmada en Barcelona para la Hamer. Y el documental es el elaborado por Carles Prats en 2017, Drácula Barcelona. El vértice del tríptico es, como decimos, la cinta de Portabella. En efecto, Portabella -lo explica en el documental él mismo- buscaba que el espectador viera la película “desde dentro”, que no existiera una división entre “el que ve” y “lo visto”. Quería encontrar un nuevo lenguaje cinematográfico (era una idea muy en auge entre los progres y marxistas de la época que sostenían, con una seriedad pasmosa, que en las fábricas todos debían hacer de todo, era necesario la rotación de tareas y responsabilidades como remedio para evitar la “alienación” y que el obrero entendiera para qué sirve su esfuerzo y se convirtiera en dueño de su trabajo. Portabella se limitó a trasladar esta idea a la cinematografía). Buscó y buscó. Seguramente, esta cinta estuvo a punto de encontrarlo.

La idea era filmar una película dentro de la filmación de otra película. Así demostraría que las mismas escenas, los mismos personajes, pueden dar lugar a diferentes lecturas. Tenía a Joan Brossa a su lado que, a sus cincuenta años, seguía con el cerebro en ebullición surrealista. No sabemos lo que aportó Brossa al proyecto, pero se evidencia mucho en cada fotograma. Portabella contactó con su amigo Jesús Franco que, en esos momentos empezaba la filmación en Barcelona de El Conde Drácula a través de la script de éste. Le propuso filmar la filmación. Franco aceptó. Portabella juró que no obstaculizaría ni retrasaría la filmación de la película de Franco y que se limitaría a que él y su cameraman filmaron con una cámara de 16 mm las escenas. Se revelaría en blanco y negro, eliminando buena parte de los grises. No habría diálogos, tan sólo música y, sobre todo, ruidos y rumores.

Portabella no se limitó a filmar las mismas escenas que Franco, filmó también a los actores estudiando sus papeles, ensayando, mientras eran maquillados… Él no lo sabía, pero esta dando los primeros pasos para lo que décadas después de convertiría en los makings-off, hoy generalizados.

El resultado estético es muchísimo mejor que el obtenido por Jesús Franco. Portabella quiso dar un paso al frente y llegar al cine del mañana, al cine que imaginaban los progres y que debía suscitar sesudas reflexiones. Portabella hizo un aterrizaje perfecto, pero se equivocó de aeropuerto: estéticamente, la cinta recupera -lo que no es poco- la estética expresionista. Y el proyecto de futuro se convierte en un viaje al pasado: a los años 20 y 30. No me digan que no es irónico. Es como si a Murnau se le hubiera colado algún fotograma de los actores ensayando o mientras los maquillan… Al final de la cinta, Christopher Lee le las líneas finales del libro de Bram Stoker, conmoviendo realmente a los espectadores.

La cinta no se proyectó en cines durante el franquismo. Al parecer no cumplía las normas estipuladas por el Sindicato Nacional del Espectáculo. Por supuesto, al régimen la figura de Portabella o de Jesús Franco, no le hacía ninguna gracia. Pero lo cierto es que, cabe preguntarse qué cines en 1970 hubieran accedido a exhibir una película filmada en 16 mm y en blanco y negro. No desde luego en las pantallas panorámicas que encandilaban al público. Por otra parte, la cinta es apolítica y hace falta realizar florituras dialécticas y retorcidos ejercicios de erudición cinematográfica para sacar conclusiones que pudieran perturbar al tardofranquismo. Pero ésta, claro está, es otra historia.


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