FATA MORGANA (1965) – Vicente Aranda – Primera película importante de la Escuela de Barcelona (y primer fracaso)

Recuerdo artículos elogiosos en la revista Triunfo y, por supuesto, en Fotogramas (yo tenía entonces 13 años). Con Fata Morgana, los cinéfilos se enteraron de la existencia de una “escuela de cinematografía barcelonesa” que iba tras los pasos de la Nouvelle Vague y proponía nuevos valores estéticos. De hecho, todavía se sigue dando vueltas a un fenómeno que, en sí mismo, demostró solamente “voluntad innovadora”, pero que, en general, apenas hizo otra cosa que proponer cintas ininteligibles, susceptibles de múltiples interpretaciones, acaso porque eran absolutamente opacas. Fata Morgana, a 60 años de distancia se muestra como lo que es: una simple broma de un grupo de amigos.

FICHA

TITULO: Fata Morgana

AÑO: 1965

DURACIÓN: 84 minutos

DIRECTOR: Vicente Aranda

GÉNERO: Experimental

ARGUMENTO: Una modelo rubia de publicidad se siente atraída hacia un asesino y circula por una Barcelona vacía, futurista y de pesadilla. Un detective se encarga de buscarla para evitar el asesinato, mientras que un psicólogo, ataviado con los más increíbles disfraces, trata de secuestrarla. Finalmente, el alter ego de la modelo, una mujer de pelo negro, termina asesinando al psicólogo.

ACTORES: Teresa Gimpera, Marianne Benet, Marcos Martí, Antonio Ferrandis, Alberto Dalbés, Antonio Casas, Gloria Roig

 

CLIPS

CLIP 1 – CRÉDITOS, EL LEIT MOTIV EN COMICS, Y UN HOMBRE CORRIENDO…


CLIP 2 – UN PSICÓLOGO PREPARANDO SU CONFERENCIA (ABANDONADO POR SU ESPOSA)


CLIP 3 – LOS MUCHACHOS DE PUEBLO SECO A LA CAZA DE “GIM” EN EFIGIE


CLIP 4 – BARCELONA FUTURISTA


CLIP 5 – EL AMIGO, EL ENROQUE, LA MORENA Y SU PICAHIELOS FÁLICO


CLIP 6 – EL CIEGO, EL PRESO Y EL TERROR


CLIP 7 – LOS ARRABALEROS PREPARANDO SU FIESTA


CLIP 8 – LA CHARLA DEL PSICOLOGO: EL ASESINATO QUE NO SE HA COMETIDO


CLIP 9 – EL DETECTIVE JJ CORRIENDO POR EL ESTADIO


CLIP 10 – EL DETECTIVE SIGUE BUSCANDO


CLIP 11 – GIM HUYE Y BUSCA REFUGIO. EL DETECTIVE ENCUENTRA AL ASESINO


CLIP 12 – LA MORENA Y SU PICAHIELOS… (CRÉDITOS FINALES)


Carteles y programas

 

 




Cómo localizar la película

A TRAVÉS DE EMULE: FATA MORGANA (en versión AVI)

A TRAVÉS DE EMULE: FATA MORGANA (en versión MKV)

En FlixOlé: FATA MORGANA

 

Lo menos que puede decirse sobre FATA MORGANA

La propia protagonista de la película dijo que jamás entendió la película y que se limitaba a ponerse en la actitud que le ordenaba el director, decir su frase, y resignarse a que, una vez acabado el producto, sacara algo en claro. Era Teresa Gimpera y aquella era su primera película. Fata Morgana no fue un gran éxito de público: costó cinco millones y medio de las antiguas pesetas (32.695 euros) y recaudó tres veces menos. Lo cual no impidió que la película fuera seleccionada para la Semana de la Crítica del Festival de Cannes y recibiera el reconocimiento del Festival de Karlovy Vary. Como puede comprobarse por estos datos, ya por entonces, los gustos del público iban por una parte y los favores de la crítica por otro. La película, hoy, cuando se vuelve a ver, da la razón al público (que, entonces, nunca se equivocaba e, incluso, tenía una capacidad crítica muy superior a la actual). Si, en 1966, Fata Morgana se veía con dificultades y resultaba incomprensible, sesenta años después, sigue resultando confusa, por mucho que intentemos interpretarla en función de los mitos sesenteros.

La responsabilidad se debe a Vicente Aranda y a Gonzalo Suárez. El segundo, se limitó a elaborar el guion que luego retocó Aranda. Suárez, en aquellos años, estaba obsesionado por la visión de una Barcelona distópica (de la que volvió a insistir en Ditirambo vela por nosotros, corte producido aquel mismo año 1966, junto a El horrible ser nunca visto y que preparaba su Ditirambo exhibido el año siguiente. Gonzalo Suárez, en la época, daba la sensación de ser un novelista interesado en el cine extraordinariamente creativo. Y, lo que es más importante, con un alto grado de sentido del humor y capacidad para la ironía. Por algún motivo, lo asocio en el mundo de la cinematografía de aquellos años, con lo que fue Vázquez Montalbán en la literatura. Recuerdo, de este último su Manifiesto Subnormal (1970) y su Yo maté a Kennedy (1972) y veo con los primeros cortos de Suárez un nexo común: una ironía que ocultaba cierta amargura. Sea como fuere, Aranda carecía de ese sentido del humor y el resultado del guion elaborado por Suárez, fue una película caótica, plúmbea e incomprensible (que, ni siquiera puede interpretarse en la tan utilizada clave freudiana, salvo en algunos simbolismos, tan evidentes como pedestres).

Resulta difícil explicar el guion. Los créditos están precedidos por unas fotos de comics que constituyen el leit-motiv de lo que veremos luego. Hete aquí que una modelo cuyo rostro aparecía en multitud de anuncios y paneles publicitarios, “Gim” (Teresa Gimpera que, efectivamente, inició su carrera en el mundo de la publicidad), tiene angustia, estrés y siente que va a ser asesinada. Un profesor de psicología y conferenciante (Antonio Ferrandis) sostiene la teoría de que el asesino y su víctima se atraen mutuamente. Y, para demostrarlo, él mismo está dispuesto a secuestrar a la protagonista. Ésta, sin embargo, se refugia y libera sus pensamientos junto a “Álvaro” (Alberto Dalbes), un amigo en el curso de una partida de ajedrez (el ajedrez solía aparecer en el cine después de la famosa partida entre “el caballero” y “la muerte” de El séptimo sello [1961] de Bergman, dando la posibilidad de conversaciones de alto voltaje intelectual, mientras se mueven las piezas…). Un detective, conocedor del proyecto de asesinar a la modelo, intenta localizarla y es así como llega al psicólogo. La protagonista luce un moldeado de pelo -también a la moda de la época- costroso gracias a las lacas. Su color rubio la ha hecho popular (de hecho, se decía que la Gimpera era “la Brigite Bardot” española) y está en el pensamiento de todos los barceloneses de esa época indefinida, pero futurista, en el que ubica la trama. Incluso unos jóvenes arrabaleros sierran la chapa de un panel publicitario recortando el rostro y la figura de “Gim”, panel anunciado de Bitter Cinzano que, efectivamente pudo verse en toda la ciudad). La idea del psicólogo es que hay mujeres -como la modelo- a las que se desea poseer o, en su defecto, destruir. La modelo y el psicólogo se cruzan en varias ocasiones: ella no reconoce en él al que quiera secuestrarla, pero siempre le embarga un evidente desasosiego. Finalmente, el detective lograr localizar la vivienda del psicólogo, pero éste consigue encerrarlo. Y es, entonces, cuando la compañera del amigo de “Gim”, “Miriam” (Marianne Benet), que, ya en las primeras escenas acariciaba un pez fálico que, en realidad, es un picahielos, reaparece, matando al psicólogo. Ella -hay que decirlo, por aquello de la importancia del simbolismo- luce un pelo negro azabache. La rubia y la morena. La víctima y la asesina. La mujer artista y la mujer asesina. El detective logra huir, siendo perseguido por la banda de jóvenes arrabaleros… etc, etc, etc.

Si no han entendido nada, no nos echen la culpa a nosotros. Quizás es que, entre capítulo y capítulo, Aranda o Suárez, tomaban algún alucinógeno. De hecho, nadie entendió nada, pero todos -especialmente la progresía que se reunía en Boccacio, determinaron que era una gran película y se lanzaron a interpretarla: si aparece en una de las escenas un campo de fútbol es como “crítica al deporte de masas, opio del pueblo”, si la protagonista habla del “enroque” en términos de ajedrez, se debe a que busca seguridad. Si aparece un pez fálico en forma de picahielos en manos de una mujer, indica la voluntad de lo femenino de no someterse al varón. ¿Y el psicólogo que se disfraza de momia con unas gafas de sky? Ejem… evidentemente es el símbolo de la muerte y del frío que camina con ella. Lo bueno de los simbolismos freudianos es que son como un chicle, cualquiera puede interpretarlos a su gusto.

Pero, lo que queda después del último fotograma es una sensación de vacío, de pérdida de tiempo, de no estar seguros de lo que hemos visto, ni de lo que se nos quería decir. Si de lo que se trata es de una crítica a la sociedad burguesa, cabe decir que podía ser más clara y diáfana. Si se trata de criticar la cultura de masas, la opacidad acompaña a cada fotograma: en lugar de “iluminar”, oscurece el mensaje. Si se trata de lanzar una película surrealista, cabe decir que Buñuel y Dalí ya lo habían hecho treinta años antes. Y si se trata de imitar a la Nouvelle Vague, Godard ya había lanzado el año anterior su Alphaville con Eddie Constantine de protagonista.

Bien, lo interesante de esta película es señalar que fue la primera cinta de la Escuela de Barcelona que tuvo ambiciones de llegar al gran público. Fracasó y las cifras cantan. Como la rentabilidad económica no es lo único importante, cabe añadir que verla hoy confirma su mediocridad e inconsistencia. Por muy buen cine que hicieran Aranda y Suárez con posterioridad, lo cierto es que Fata Morgana, supuso el primer batacazo para la progresía barcelonesa interesada por seguir la vía del cine. Podían hacerlo porque la mayoría de ellos, eran “niños bien”. Disponían, incluso de fortunas personales, para quemarlas en su “hobby”. Aquellos miles de metros de celuloide les servirían para animar las veladas de Boccacio y dar lugar a los críticos de Triunfo y Fotogramas, para que vertieran sus críticas favorables más intelectualoides, intentando encontrar méritos en donde solamente había vacíos.

El intento de la Escuela de Barcelona puede darse por concluido en 1970, cuando Portabella filma una cinta sorprendente, Cuadecuc, un making off en realidad, de una cinta de Jesús Franco, El conde Drácula. Pero esta es otra historia. En realidad, a partir de Fata Morgana, los realizadores más realistas, empezaron a darse cuenta de que los “dogmas de la Escuela de Barcelona” no les iban a permitir llegar al reconocimiento público. Y con solamente los elogios de una crítica amiga, no iban a llegar muy lejos con su “cine experimental”.

¿El nombre de la película? Quizás sea lo mejor (hay seis películas, filmadas posteriormente, que llevan el mismo título). Alude a la mujer fantástica del ciclo del Grial, Morgana, medio hermana del Rey Arturo, bruja y hechicera, de hermosura inconmensurable, pero también se le da este nombre a una ilusión óptica debido a la inversión de temperatura. Un espejismo, vaya.

 

Otros enlaces:








  

Comentarios

Entradas más populares de este blog

LA PUERTA ABIERTA (1957) – FERNÁNDEZ ARDAVIN – La época dorada del género negro español

LA DIVISION AZUL ESPAÑOLA (1942) – JOAQUIN REIG – “...QUE EN RUSIA ESTÁN LOS CAMARADAS DE MI DIVISIÓN

ANA Y LOS LOBOS (1973) –– Carlos Saura – Sombra de plagio sobre una de las más facilonas (y aclamadas por la progresía) películas de Saura.