FEDRA (1956) – Manuel Mur Oti – Un clásico de Séneca en versión levantina
Cuando Bardem en las Conversaciones de Salamanca sobre cine
sentenció que “el cine español es políticamente ineficaz, socialmente falso,
intelectualmente ínfimo, estéticamente nulo e industrialmente raquítico”, en el
mejor de los casos se equivocaba, en el peor mentía. La prueba es que, en
aquellos mismos años, se estaban rodando películas como Fedra de Mur
Oti y en aquel mismo momento (1955) se estaban proyectando un cine artesanal,
pero muy brillante… Los progres -y Bardem lo era- son así: si no es lo suyo, no
es “progre” y si no es progre es deleznable.
FICHA
TITULO: Fedra
AÑO: 1956
DURACIÓN: 100 minutos
DIRECTOR: Manuel Mur Oti
GÉNERO: Drama
ARGUMENTO: La hija de un pescador
ciego que actúa como farero en un pueblo del levante español, es deseada por
todos los pescadores de su pueblo y odiada por todas las mujeres. Un armador se
enamora de ella, pero ella siente fascinación por su hijo. La obra está
inspirada directamente en la tragedia de Séneca que da nombre a la película
ACTORES: Emma Penella, Enrique
Diosdado, Vicente Parra, Raúl Cancio, Rafael Calvo, Manuel de Juan, Parfiria
Sanchiz, Mariano del Cacho, Alfonso Rojas, Ismael Ema, Xan das Bolas, José
Riesgo,
CLIPS
CLIP 1 – CREDITOS EN RUINAS DE UN TEMPLO ROMANO
CLIP 2 – DESEADA POR TODOS LOS HOMBRES
CLIP 3 – ODIADA POR TODAS LAS MUJERES
CLIP 4 – UNA SIRENA EN EL BARCO DE TESEO (“ESTRELLA” NADANDO Y “JUAN”
EN SU BUQUE)
CLIP 5 – LA FASCINACIÓN DEL CABALLERO CON MELENA DORADA
CLIP 6 – BODA EN UN PUEBLO DE PESCADORES
CLIP 7 – EL JOVEN CABALLERO RESISTE LOS ASALTOS DE FEDRA
CLIP 8 – LA MALEDICENCIA SE EXTIENDE COMO UNA PLAGA
CLIP 9 – EROTISMO CINCUENTERO
CLIP 10 – LA IRA DE LAS MUJERES CONTRA UNA DE ELLAS
CLIP 11 – UN CADÁVER ENTRE LAS OLAS
Carteles y programas
Cómo localizar la
película
A TRAVÉS DE EMULE: FEDRA
(en formato AVI)
A TRAVÉS DE EMULE: FEDRA
(en formato MKV)
En FlixOlé: FEDRA
Lo menos que puede
decirse sobre FEDRA
La película se inicia con una escena evocadora: en las ruinas de
lo que pudo haber sido un templo clásico, sobre el Mediterráneo, un marinero
anciano y ciego, avisa a los pescadores que regresan que la costa está próxima.
Así empieza Fedra, una película de Manuel Mur Oti en la que no
aparece ningún personaje femenino con ese nombre. El guionista y director, no
ha ocultado desde el principio que el argumento y la idea original no es suya,
sino de aquel gran estoico que fue Lucio Anneo Séneca. En realidad, la
protagonista es “Estrella”, una hermosa joven de la que se enamorará “Juan”
(Teseo en la tragedia de Séneca), un armador de barcos que goza de una
saludable situación económica. “Estrella” lo rechaza, hasta que conoce a su
hijo (“Hipólito” en la tragedia clásica), entonces acepta casarse con “Juan”,
para poder estar cerca de sul hijo…
No hay mejor libreto que una obra clásica. Mur Oti lo intuía y lo
llevó a la práctica. El resultado fue una película provista de valores
psicológico, humanos e incluso antropológicos. En efecto, rodada en la costa
Alicantina y en la isla de Tabarca, vemos cómo era la vida de un pueblo de
pescadores a mediados del siglo XX. Ese mismo pueblo, apenas diez años después
y todo aquella costa, cambiaría extraordinariamente con el boom turístico. De
ahí que digamos que se trata de un testimonio antropológico excepcional. El
mundo clásico, por lo demás, conocía a la naturaleza humana, mucho mejor que la
psicología moderna. Por eso Mur Oti no cambió el sentido esencial de la obra
escrita por Séneca casi dos mil años antes.
Mur Oti era, además, un cineasta riguroso -no en vano se le
conocía en el medio cinematográfico como “el genio”- que hacía uso de escenario
muy escogidos, picados y contrapicados (como en esta película) y tenía una
particular habilidad en retratar el encanto y la psicología femenina. Lo había
demostrado ya en Cielo
negro (que le valió a Susana Canales un premio a la mejor actriz
del Círculo de Escritores Cinematográficos). Volvería a demostrar esa habilidad
en A
hierro muere. Fedra sería su quinta película como director y
también aquí, la protagonista central, sería una mujer: Emma Penella.
Sí, porque Emma Penella fue una actriz excepcional (la más notable
de las tres hermanas), pero, lamentablemente, hoy parece ser solo conocida por
su aparición en una comedia televisiva (Aquí
no hay quien viva). Era un actriz extremadamente popular y sólida
en los años 50 y 60 que participó en innumerables
películas, no decepcionando nunca.
Aquí, Mur Oti presenta a “Estrella”-Fedra como una belleza ingenua,
en un pueblo de pescadores. Todos los hombres se la disputan -y a todos
rechaza- y todas las mujeres la odian, pero no pueden echarla del pueblo porque
su padre es el farero que salva a los pescadores de estrellarse contra la
costa. Un armador serio, honesto, trabajador, profesa un sincero y discreto
amor hacia ella, pero ella, a pesar de apreciarlo, lo rechaza una y otra vez.
Sin embargo, un día, estando en la costa, aparece un grupo de jinetes. Ella se
enamora perdidamente y sufre un flechazo hacia el que parece dirigir el grupo:
un joven (Vicente Parra), cuya cabellera se confunde con los rayos del sol.
Pero éste, una y otra vez, la rechaza: siente necesidad de huir del olor a sal
y del batir del mar. No concibe quedarse en aquel pueblo. Sin embargo, cuando “Estrella”,
se entera de que el jinete es hijo del armador, opta por aceptar las propuestas
de matrimonio de este solo para estar cerca del hijo y, en algún momento,
declararle su amor. Un torpe intento de cautivar al joven. La tragedia está
servida. Tragedia, en su último cuarto de hora con ribetes de erotismo
sadomasoquista que, o escaparon a la censura, o ésta no vio “malicia” en una
escena de alto voltaje erótico.
La película une tres elementos: gran calidad del guion (el
melodrama no lo es cuando está inspirado en una tragedia clásica y su intención
es psicológica), unas actuaciones excepcionales (especialmente de Emma Penella,
Enrique Diosdado y Vicente Parra) y una dirección de actores y una fotografía
cuidadas al milímetro. Por lo demás, Mur Oti no aspira a engañar: desde el
principio, desde el título mismo, señala que no es él, sino Séneca el responsable
de aquella obra maestra. Él solamente la ha actualizado.
Entenderán porqué en la introducción hemos calificado de falsa y
torpe, sino mentirosa, la famosa frase, repetida por todos los historiadores del
cine español, sin mover una coma y sin preocuparse de consultar el catálogo de
películas de aquellos años, pronunciada por Bardem durante las “conservaciones
de Salamanca” organizadas por Basilio Martín Patino. Bardem partía de la base
de que toda la producción cinematográfica española estaba “acartonada”, que no
existía industria del cine digna de tal nombre y que, repetimos, la frasecita: “el cine español es políticamente ineficaz,
socialmente falso, intelectualmente ínfimo, estéticamente nulo e
industrialmente raquítico”… pues bien. Esa misma frase, si queremos encontrarle
algún mérito más allá de la demagogia, se adelantó a su tiempo: el cine que
definía Bardem, no era el cine español de los años 50 (al que solamente se le
podía acusar de la modestia de sus medios), era el cine que se daría en España
a partir de los años 70 y que se ha prolongado hasta hoy. Y ese cine, en
efecto, es “políticamente ineficaz, socialmente falso, intelectualmente ínfimo,
estéticamente nulo e industrialmente raquítico”, amén, claro está, de “ultrasubvencionado”.
A veces me pregunto, si Bardem no habrá sido un viajero en el tiempo. De lo que
si estamos seguros es de que Bardem, como progre que era ya en la época,
consideraba que solamente lo progre era aceptable y que cualquier cosa que no
cumpliera con los estándares establecidos por la progresía (en aquellos momentos
por el marxismo), no merecía relevancia alguna, sino solamente repulsa y
denigración. Los hechos, a poco que se examine aquel cine, demuestras que, como
mínimo, merece mayor respeto (y menos fe ciega en Bardem).
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