CIELO NEGRO (1951) – Manuel Mur Oti – el mejor travelling en la historia del cine español
Un auténtico dramón sin concesiones, pero con esperanza. Una de
esas películas que no dejan indiferente y cuya protagonista o está gafada o es,
como se decía antes, “el rigor de las desdichas”. Aquejada de una enfermedad en
la vista, sintiéndose sola, despedida del trabajo, aislada socialmente, con un
novio que ni siquiera se considera tal, su madre acaba de morir… y esa está al
borde del suicidio en el viaducto de Madrid. No se tira sino que, en su lugar,
protagoniza el travelling más largo y hermoso de la historia del cine español
FICHA
TITULO: Cielo negro
AÑO: 1951
DURACIÓN: 93 minutos
DIRECTOR: Manuel Mur Oti
GÉNERO: Drama
ARGUMENTO: Una chica que trabaja
como modista en una casade moda es despedida de la empresa después de haber
cogido un vestido de la misma para asistir a una verbena. Es el inicio de una
serie de desgracias personales que culminarán con la contemplación del suicidio
como salida a sus desgracias presentes y a las que augura su defecto
degenerativo en la visión.
ACTORES: Susana Canales, Fernando Rey, Luis Prendes, Teresa Casal, Manuel Arbó, Rafael Bardem, Raúl Cancio, Porfiria Sánchiz, José Isbert, Manolo Morán, Casimiro Hurtado, Julia Caba Alba, Francisco Pierrá,
CLIPS
CLIP 1 – PRESENTACIÓN Y SITUACIÓN DE LA PROTAGONISTA CON EL
VIADUCTO AL FONDO
CLIP 2 – UN AMOR NO CORRESPONDIDO Y UN AMBIENTE HOSTIL DE TRABAJO
CLIP 3 – RADIANTE CAMINO DE LA VERBENA, PERO CON PROBLEMAS EN LA
VISIÓN
CLIP 4 – DE LA FELICIDAD A LA DECEPCIÓN EN APENAS UNOS MINUTOS
CLIP 5 – LA PUNTILLA EN LA NOVIA Y EL REMATE EN FORMA DE TEMPORAL
CLIP 6 – Y, POR SI FUERA POCO, DESPEDIDA DEL TRABAJO
CLIP 7 –ENCONTRAR TRABAJO EN LOS 50
CLIP 8 – EL INTELECTUAL BRIBÓN AUTOR DE LA GRAN CHARADA
CLIP 9 – EL PESO EN LA CONCIENCIA DEL BRIBÓN LE OBLIGA A CONFESAR
SU CRIMEN
CLIP 10 – “NO HAY REMEDIO PARA SU ENFERMEDAD”
CLIP 11 – EL TRAVELLING MÁS LARGO (Y MEJOR) DE LA HISTORIA DEL
CINE ESPAÑOL (1ª PARTE)
CLIP 12 – EL TRAVELLING MÁS
LARGO (Y MEJOR) DE LA HISTORIA DEL CINE ESPAÑOL (2ª PARTE)
Carteles y programas
Cómo localizar la
película
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NEGRO (en formato MKV)
A TRAVÉS DE EMULE: CIELO
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En FLIXOLÉ: CIELO
NEGRO
En RTVEplay: CIELO
NEGRO
En VIDEO: CIELO NEGRO
Lo menos que puede
decirse sobre CIELO NEGRO
Drama de tomo y lomo. Se diría que la protagonista es gafe o está
gafada por un hado malvado. No le sale ni una a derechas. No es de extrañar
que, el final fuera el suicidio y, sin embargo, la protagonista no se suicida.
El gobierno de la época y la censura se creían obligadas a defender la
moralidad, las buenas costumbres y la vida. El suicidio era entonces uno de los
peores pecados, pero la gente se suicidaba y el “viaducto” de Madrid se
convirtió en uno de esos puntos en los que, a cualquier hora, cualquier día,
alguien podía decidir quitarse la vida. La censura, se cuenta, que impuso un
final más constructivo. Quizás no fue ni el que el director pretendía, ni
siquiera el mejor de los finales posibles, pero era, al menos, el que estaba
más en consonancia con los signos de los tiempos. Y el signo de aquellos años
-la película es del 51- era el nacional-catolicismo. Así que la protagonista,
tras indecibles tragedias personales y familiares, pasa sobre el viaducto -vive
cerca de allí- pero no se tira, bajo la lluvia -la escena es, sin duda, el
travelling más largo y mejor de toda la cinematografía española del pasado y
del presente- en la línea de la escena inicial de Sed de Mal
(1958) de Orson Welles e, incluso, es posible que Welles se inspirara (y
mejorara) en esta larga escena para iniciar su película. El caso es que la
protagonista de Cielo negro, tras eludir el suicidio entra en una
Iglesia en la que se está celebrando la misa. La religión le redime de su
tentación suicida. Era una opción…
El artífice de esta cinta fue Manuel Mur Oti, un republicano encuadrado en la división de Valentín González, alias “El Campesino”, una de las bestias rojas del Partido Comunista de España durante los años de la guerra civil. Mur Oti, había permanecido en Cuba algo más de siete años. Allí se había forjado una carrera literaria con ecos en España. En la isla aprovechó para estudiar derecho y literatura. Conoció también el Caribe y estuvo unos meses en EEUU. Al regresar inició una fructífera colaboración con El Socialista. La guerra en la división del Campesino… Pero la postguerra fue benévola con él. Había conocido en la misma división a Antonio del Amo y éste le indujo a escribir guiones cinematográficos. Uno de estos guiones, sobre la esclavitud en España, le dio el Premio del Sindicato Nacional del Espectáculo. Pero la película no se concretó y se quedó en una novela.
En 1947 entró a trabajar para Sagitario Films, activa entre 1947 y
1951, que contó en su haber con una decena de películas dirigidas por
directores tan notables como Luis Escobar, Ruiz Castillo, Edgar Neville,
Fernando Fernan Gómez, Orson Welles o Michel Boisrond, Mur Oti y su amigo
Antonio del Amo. Republicanos unos, falangistas otros, todos ellos al servicio
de Johanes Bernhardt, sin duda un hombre inquietante. Miembro del Partido Nacional
Socialista Obrero Alemán en su sección española (NSDAP/AO), había tenido
relaciones con España desde 1929, cuando se instaló en la parte española del
protectorado de Marruecos. Ejerció como empresario y conoció a militares que
luego protagonizarían la sublevación cívico-militar del 18 de julio de 1936.
Precisamente, fue la persona que presentó a Hitler al capitán Arranz Monasterio
en Beyreuth en lo que constituyó el primer contacto oficial entre los militares
sublevados y el gobierno alemán. Esto facilitó el que, durante los años de la
guerra, Bernhardt construyera en la península ibérica un verdadero imperio
económico. En buena medida, sus empresas fueron tapaderas del SD, el servicio
de espionaje y contraespionaje alemán. Él mismo ingresó en las SS con el rango
de SS-Oberführer. Al acabar la
guerra mundial, Berndhardt fue uno de los agentes alemanes exiliados en España
reclamados por el ejército de ocupación americano. Se estableció en Denia
discretamente hasta que en 1947 fundó Sagitario Films con dinero hasta ese
momento inmovilizado por los americanos, procedente del Tercer Reich.
Permaneció en España hasta 1953 y luego se trasladó a Argentina.
A pesar de que no había la menor duda sobre las fidelidades
política de Berndhardt, lo cierto es que Sagitario Films fue una empresa
particularmente abierta interesada en hacer buen cine. No tuvo ningún reparo en
contratar a Del Amo o a Mur Oti, a despecho de su pasado
republicano-socialista. Una de las películas que surgió de aquella factoría fue
Cielo Negro.
Es la historia de una chica joven, verdadero “patito feo” de la
empresa en la que trabaja, una sofisticada casa de modas, en la que la
propietaria, madrileña, adopta un acento francés cuando se trata de vender un
modelo. La chica tiene dos problemas: está aquejada de un defecto en la visión
de carácter degenerativo; sabe que terminará quedándose ciega; no es, además, una
mujer “de mundo”, es romántica y se hace ilusiones de que un compañero de
trabajo puede convertirse en su novio. Pero éste, la considera, simplemente,
una amiga, alguien con la que se puede hablar y cambiar impresiones, nada más.
Sin embargo, un día el joven -Luis Prendes- la invita a una tarde en la
verbena. Ella no tiene un vestido que ponerse, así que toma prestado un modelo
de la tienda. Está, naturalmente, esplendorosa, pero eso no basta para que el
joven le declare su amor; peor aún, le comunica que cambiará de provincia, así
que, probablemente, ya no volverán a verse. A la desesperación se une un
formidable aguacero que cae y que obliga a todos a refugiarse. El vestido queda
destrozado y la chica es despedida de la empresa quedando en paro. Vive con su
madre, cerca del viaducto madrileño y ésta tampoco goza de buena salud. Sus
antiguas compañeras de trabajo traman una cruel charada convenciendo a un poeta
y escritor fracasado -Fernando Rey- y bribón para que le escriba cartas que le
permitieran albergar esperanzas sobre el amor que creía ver en su antiguo
compañero de trabajo. Ella termina descubriéndole, a lo que se une un
agravamiento en su enfermedad y, finalmente, a muerte de su madre.
Es en ese momento cuando al película se encamina hacia el final y
tiene lugar el largo -y brillante- travelling que abre las puertas al final que
no era, como hemos dicho, el amado por Mur Oti, sino el impuesto por la
censura. Redención y fe en lugar de muerte y suicidio. Sinceramente: no puede
negarse. Tampoco aquí, la intención constructiva de la censura que solamente
aspiró a cambiar un final excesivamente prosaico y desesperado, por una luz de
esperanza, ingenua, si se quiere, pero esperanza al fin y al cabo.
El guion original era una adaptación del relato de un intelectual
de izquierdas, Antonio Zozaya, titulado Miopita que termina,
efectivamente, en suicidio. El mensaje de fondo es el riesgo de confundir
deseos con realidades y querer ver amor y futuro cuando no existe más que
amistad y presente. La película puede
considerarse realista. De haberse filmado en Italia, figuraría dentro de
cualquier catálogo neorrealista y, además, en un lugar destacado, entre El
ladrón de bicicletas y El globo rojo. A pesar de que la película sea
hoy prácticamente desconocida y unánimemente ignorada, figurando solamente en
textos sobre la censura, lo cierto es que se trata de una de las obras maestras
del cine español de la época. Y no solamente por el travelling final que
debería ser de obligado visionado en cualquier escuela de cinematografía.
El casting es brillante: los dos roles masculinos, Luis Prendas y
Fernando Rey asumen perfectamente sus roles, despreocupado el primero y cínico,
oportunista y calavera el segundo. Queda por hablar de Susana Canales. Actriz,
en su momento extremadamente popular, tanto en Argentina -donde se instalaron
sus padres al estallar la guerra civil- como en España a partir de los años
cincuenta, era, sobre todo, actriz de teatro (apareció en infinidad de Estudios
1, telenovelas y series de RTVE entre los años 60 y 80. Su intervención
protagonista en Cielo negro le hizo acreedora del Premio Especial a la Actriz
Principal, concedida en 1951 por el Círculo de Escritores Cinematográficos, por
esta película.
En ocasiones, se ha señalado el elemento simbólico de la ceguera.
No hay tal: ni el autor de la novela, ni Mur Oti, ni por supuesto Bernhardt,
pretendieron realizar un ejercicio de expresionismo simbólico: la ceguera de la
protagonista, algunas escenas en las que el cielo se ennegrece justificando el título
de la película, no tienen que ver con simbolismo alguno, no es que que, como
Homero el rapsoda ciego autor de la Odisea y la Ilíada, la ceguera fuera la
contrapartida a una visión profunda que iría más allá de las formas de la
realidad tangible. Ni, por supuesto, la ceguera y la oscuridad son las de la
“España franquista”. En absoluto: puede parecer banal, e incluso, pobre, pero
lo cierto es que la ceguera es una de las muchas desgracias que la protagonista
va sumando. Nada más.
Una película, en cualquier caso, que hay que ver si se pretende
“conocer el cine español”.
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