MISTERIO EN LA MARISMA (1943) – Claudio de la Torre – Doñana en la postguerra

Es difícil calificar esta película que puede ser considerada, tanto como un drama con elementos de intriga, como una cinta de “realismo mágico”, pues, no en vano, la intriga tiene algo de paranormal desarrollada en un universo de postguerra poblado por nobles estirados y estafadores todavía más estirados. Destaca, entre otras cosas, la aparición de una Lola Flores juvenil, en un colmao de flamenco y, por supuesto, el ver cómo estaban las marismas del Guadalquivir y el Coto de Doñana en la postguerra.

FICHA

TITULO: Misterio en la marisma

AÑO: 1943

DURACIÓN: 68 minutos

DIRECTOR: Claudio de la Torre

GÉNERO: Realismo mágico

ARGUMENTO: El hijo de una familia de la nobleza vive obsesionado y aislado por la presión psicológica que ejerce la figura femenina de un cuadro y que asocia a un viejo misterio familiar. En Sevilla conocerá a una condesa polaca que es la exacta representación de la mujer aparece en el cuadro. Esto le permitirá desentrañar el enigma que arrastra la familia

ACTORES: Conchita Montes, Fernando Fernández de Córdoba, Gabriel Algara, Juan Fernández, Luis de Arnedillo, Tony d’Algy,

 

CLIPS

CLIP 1 – CRÉDITOS Y UNA COSA ARISTOCRÁTICA


CLIP 2 – UN CONJUNTO FEMENINO DE JAZZ EN LA ESPAÑA DE LOS CUARENTA…


CLIP 3 – EL TIRO DE PICHÓN O EL HOLOCAUSTO AVÍCOLA


CLIP 4 – LA VISIÓN DE UNA HERMOSA MUJER ENTRE LAS DUNAS DE LA MARISMA


CLIP 5 – “DESE LA VUELTA, ABRA LOS OJOS Y NO MIRE MUCHO PORQUE HACE DAÑO A LA VISTA”


CLIP 6 – UNA CASI IRRECONOCIBLE LOLA FLORES A SUS 19 AÑOS, TACONEANDO COMO NADIE


CLIP 7 – UNA MONTERÍA A LA ESPAÑOLA EN LA MARISMA


CLIP 8 – UNA CAJA FUERTE CON UN COLLAR VALIOSISIMO…


CLIP 9 – … COLLAR QUE, POR SUPUESTO, DESAPARECE


CLIP 10 – EL CUADRO DE UNA ANTEPASADO QUE AHORA ESTÁ PRESENTE


CLIP 11 – UN BAILE DE HACE CIEN AÑOS CON LOS MISMOS ROSTROS Y LAS MISMAS PERSONAS


CLIP 12 – AMOR POR ENCIMA DEL ESPACIO, AMOR POR ENCIMA DEL TIEMPO

 


Carteles y programas

 

 





Cómo localizar la película

A TRAVÉS DE EMULE: MISTERIO EN LA MARISMA (versión AVI)

A TRAVÉS DE EMULE: MISTERIO EN LA MARISMA (versión mkv)

En FlixOlé: MISTERIO EN LA MARISMA

En RTVE: MISTERIO EN LA MARISMA

 

Lo menos que puede decirse sobre MISTERIO EN LA MARISMA

Las marismas del Guadalquivir en 1943, en plena postguerra, con monterías y sin ser “patrimonio de la humanidad” se conservaba mucho mejor que arropada por organismos autónomos, ongs proteccionistas y organizaciones internacionales. Esta película, rodada en aquellos parajes naturales -Marismas del Guadalquivir y Coto de Doñana- son la demostración más palpable de que el deterioro llegó con el desarrollismo y alcanzó sus más altas cotas durante la transición y convertirse en problema durante los 40 años de régimen socialista andaluz. De todas formas, esta película no es ni un documental, ni una reivindicación identitaria de las marismas: simplemente la mayor parte de la misma se desarrolla en aquellos parajes. Es una película extraña, la última de un hombre exuberante del que apenas constan tres largometrajes y varios cortos: Claudio de la Torre.

De la Torre era hijo de una ilustre familia canaria con gran protagonismo intelectual. Su biografía es difícil de resumir en apenas unos párrafos: estudio de todo y abordo cualquier actividad vinculada con el mundo de las artes. Enviado por sus padres a Londres, inició allí estudios de ingeniería, pero el estallido de la Primera Guerra Mundial, aconsejó su retorno a España. Acabó derecho en las facultades de Madrid, La Laguna y Sevilla. Pero nunca ejercería. En la segunda década del siglo XX, su firma empieza a ser conocida en revistas de alto voltaje cultural. En la década siguiente, se orientará hacia el teatro y fundará una compañía, Teatro Mínimo en la Playa de las Canteras. Representarán a los clásicos (consideraba que eran imprescindibles para forjar buenos actores) pero también autores de vanguardia. Y, al entrar en los años 30, cambia de nuevo de actividad y se traslada a París para dedicarse al cine en los Estudios de la Paramount. En 1934 dirigirá la Paramount en España. Tras la guerra, nuevo cambio: ahora es la Radio la que le interesa y dirigirá el Teatro Invisible de Radio Nacional de España. En los 50, es director del Teatro Nacional Maria Guerrera y en los 60 se marcha a Londres como corresponsal de ABC. A lo largo de toda esta carrera multifacética, siempre escribirá novela y teatro. Expresionista en los años 20 recibirá el Premio Nacional de Literatura en 1924, cuando todavía era un joven escritor, pero en 1965, ya consagrado, será galardonado con el Premio Nacional de Teatro por su obra El Cerco. Nadie puede dudar que se trató de un intelectual “del régimen”, un hombre de orden,

Constan tres películas suyas filmadas en la postguerra: Rápteme usted (1940), una comedia musical, La Blanca Paloma (1943), adaptación de una obra de Pérez Lugín, autor de moda en aquella época, y, finalmente, la tercera y última, ésta que comentamos, Misterio en la marisma, rodada en 1943. Sorprenden varios elementos en esta cinta que podemos calificar como “extraña”.

La primera de todas es la presencia de Conchita Montes, musa sempiterna de Edgar Neville. Si, para Neville la Montes era el arquetipo de la mujer española e, incluso, del humor de la mujer española (su “Cárcel de Papel” de La Codorniz ahí está para atestiguar su comicidad, De la Torre hace de ella una “condesa polaca”, enigmática, arrebatadora y de pasado ignoto.

La segunda es el género. No basta con decir que se trata de una película “de intriga”. No es, desde luego, de género negro, ni remotamente se una película policíaca, así que vale la pena establecer de qué tipo de “intriga” se trata. Más bien habría que definirla como cinta de “realismo fantástico” con un trasfondo romántico y un envoltorio de nobleza y aristocracia. Hay elementos “paranormales”, misteriosos en sentido casi místico y es, en cualquier caso, una película extraña.

La tercera es el co-protagonista masculino: se trata de Fernando Fernández de Córdoba. Su voz era poderosa, rotunda, inconfundible. Otro “hombre del régimen”, el elegido para dar en Radio Nacional de España el más famoso parte de la guerra civil emitido el 1º de abril de 1939 a las 22:30: “En el día de hoy, cautivo y desarmado el Ejército Rojo, han alcanzado las tropas nacionales sus últimos objetivos militares. La guerra ha terminado”. El parte, redactado por el propio Franco que todavía resuena en algunos oídos y que difícilmente podrá ser esquivado por los profesionales de la “desmemoria histórica”. Pero además de locutor de dicción impecable, Fernández de Córdoba fue un actor presente en una cincuentena de películas, casi siempre como secundario. Protagonizó muy pocas películas y se limitó casi siempre a ser un actor de reparto, casi imprescindible. En 1950 se retiró de la interpretación y pasó a ser director de la Real Escuela Superior de Arte Dramático.

Siguiente misterio: Tony d’Algy, actor olvidado hoy en nuestro país, protagonista masculino de la cinta, nacido en Portugal que, entre 1924 y 1948 rodó varias películas en España, pero fue en su tierra natal en donde se le recuerda hoy como uno de los mejores y más conocidos actores de los años 40. A pesar de su nacionalidad portuguesa, era considerado como “adicto” a la causa nacional ocupando uno de los papeles protagonistas en la película jamás estrenada, Crucero Baleares (1941). En sus biografías no se alude a sus convicciones políticas, sin embargo en los años anteriores a 1945, participó en varias producciones en Lisboa, Madrid y Roma y, antes en Berlín. En 1950 se retiró definitivamente de la escena permaneciendo en Lisboa donde murió en 1977.

Otra sorpresa más: en el curso de la cinta, hacia la mitad del metraje, asistimos a una actuación de flamenco. La bailarina que se contorsiona y taconea delante de la cámara no es otra que una juvenil Lola Flores. No fue su primera película, porque en 1940 ya había participado en la filmación de Martingala y al año siguiente en Un alto en el camino. No tenía más de 18 de años.

Y aún una enésima sorpresa: en un momento dado, en el primer cuarto de la película, aparece una escuela de música que da clases solamente a mujeres jóvenes y estas han dado vida a un grupo de jazz solo femenino. Hoy, esto puede parecer casi normal, incluso anodino, pero situado en la España del primer franquismo, resulta bastante sorprenden especialmente para aquellos que consideran que fue un período oscurantista y triste para la mujer. Ahí están ellas dándole al violoncelo y al piano, al viento o a la percusión.

Finalmente, es posible que si vieran esta cinta algunos de los animalistas se escandalizarían en las escenas de tiro de pichón (nada de tiro al plato: pichones que salen volando unos metros para caer víctimas de tiradores avezados) o una montería a la inglesa en pleno coto de Doñana: los perros acosan a ciertos, los persiguen hasta dar cuenta de ellos, mientras los jinetes los persiguen. Creemos que es la única película española en donde aparece una escena de este tipo. Por lo demás, el aspecto que vemos de Doñana es completamente diferente al actual: la fauna no es solamente aérea, sino que más bien están presentes ciertos y jabalíes, incluso camellos.

El guion, por supuesto, fue elaborado por el propio Claudio de la Torre que ejercería también como director al servicio de la compañía Luz Film (la única película que consta producida por esta compañía).

Es una historia que discurre entre la aristocracia andaluza. Buena parte de los protagonistas son nobles (o se las dan de tales). El protagonista, “José Luis”, está obsesionado por un retrato que ha encontrado en el desván de la mansión familiar: se ve a una mujer extremadamente bella y etérea de la que nadie sabe decirle gran cosa. En el curso de una fiesta conoce a una mujer que se le parece extraordinariamente y que está acompañada de otro personaje al que no parece hacerle excesivo caso. Se trata de “Vera”, una condesa polaca de la que se enamora localmente “José Luis”. Ella parece corresponderle y accede a desplazarse hasta la Marisma para asistir a una montería. En el curso de la reunión aparece una caja de caudales abierta de la que alguien ha sustraído un collar extraordinariamente caro. Obviamente, el ladrón es alguno de los invitados. Lo que nadie espera es que sea, precisamente, “Vera” la que restituya el collar. ¿Qué ha ocurrido? En realidad, ella no lo había robado, simplemente, era suyo y lo que desapareció era una copia. Estaba en poder de la joya, precisamente porque ella era la mujer del cuadro. Queda así resuelto el misterio familia que obsesionaba a “José Luis”. El collar, por cierto, había sido robado por un ladrón de guante blanco al que la policía perseguía desde hacía tiempo.

La película tiene un mensaje romántico: amor mas fuerte que el fuego, amor que supera barreras espacio-temporales, amor frente a olvido.

Queda por decir que el libreto de Misterio en la marisma se publicó en la Biblioteca Cine Nacional de la Editorial Alas

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