LA TARDE DEL DOMINGO (1960) – Carlos Saura – La vida de las chachas en Madrid, ópera prima de Saura
Es el primer trabajo de Carlos Saura recién salido de la Escuela
de Cinematografía. Se percibe la intención de realizar un cine de contenido
social y, de hecho, los treinta minutos de duración del mediometraje son un
testimonio de la España de la época y de esas chicas que aparecían en la ciudad
sin saber bien lo que se iban a encontrar. Fue un excelente comienzo para un
directos que, en nuestra opinión, alcanzó su cumbre con La Caza… y, a partir de
entonces, ganado por el fraudismo, perseguido por sus fantasmas, fue decayendo.
FICHA
TITULO: La tarde del domingo
AÑO: 1957
DURACIÓN: 32 minutos
DIRECTOR: Carlos Saura
GÉNERO: Realismo social
ARGUMENTO: Una chacha que sirve en
casa de unos señores de clase media ha llegado del pueblo hace poco. No sabe
hacer gran cosa, pero se reúne con otras chicas que trabajan en el mismo oficio
para pasarlo bien la única tarde festiva de la que pueden disponer. Sin
embargo, la protagonista, en el bailongo, al que acuden todas sus amigas para
buscar novio, se siente desplazada y aturdida.
ACTORES: Leopoldo Arnáiz, Julia
María Butrón, Mari Paz Carrero, Pilar García Faure, Francisco Gómez Delgado
CLIPS
CLIP 1 – DECLARACIÓN DE PRINCIPIOS DEL DIRECTOR Y CRÉDITOS
CLIP 2 – UNA CHICA DE PROVINCIA ENTRE MILES QUE FUERON A SERVIR…
CLIP 3 – HOY SE LE LLAMARÍA A TODO ESO “MALTRATO PSICOLÓGICO”
CLIP 4 – LAS “CHACHAS” PREPARANDO EL DOMINGO TARDE EN EL RETIRO
CLIP 5 – EN EL BAILONGO…
CLIP 6 – ¿QUÉ DIABLOS ESTOY HACIENDO AQUÍ?
CLIP 7 – HUYENDO HACIA LA ODIOSA RUTINA
Carteles y programas
Cómo localizar la
película
A TRAVÉS DE EMULE: TARDE
DE DOMINGO (en formato MKV)
A TRAVÉS DE EMULE: TARDE
DE DOMINGO (en formato AVI)
En YouTube: TARDE
DE DOMINGO
Lo menos que puede
decirse sobre LA TARDE DEL DOMINGO
En 1957 Saura escribió y dirigió este mediometraje, discreto pero
digno y en el que se percibe su madera de cineasta. Saura adaptó una novela de
Fernando Guillermo de Castro del mismo título. La cinta era el trabajo de fin
de carrera que presentó Saura al acabar sus estudios en la Escuela Oficial de
Cine correspondiente al curso 1956/1957. Tenía entonces 25 años.
En sí misma, la película es intrascendente pero plantea un
problema que podemos calificar como “de realismo social”. Lo que nos va a
contar Saura es la vida de una “chacha”, una “asistenta”, recién llegada del
pueblo a la gran ciudad y que estaba al servicio de una familia poco respetuosa
con los humildes. El interés de la cinta es pintar a una clase media urbanita
que, en los años 50 todavía tenía acceso a contratar chicas de servicio. Mal
pagadas, al servicio de familias exigentes, con un bagaje cultural mínimo,
muchas de ellas iletradas por completo, procedían de pueblos pequeños y de
entornos rurales. Nunca habían visto un teléfono, apenas sabían lo que era un
automóvil, les costaba entender el mecanismo de un refrigerador que no
utilizara barras de hielo o de una lavadora automática… Ellas mismas, llegaban
a la capital acomplejadas y teniendo que soportar la tiranía de sus dueños, su
cicatería con los salarios, insinuaciones de bribones y mínimo tiempo para el
ocio.
Con todos estos elementos, Saura arma un guion que ni siquiera es
“reivindicativo”: se limita a ser una descripción de una realidad social. Nada
más. Quien quiera ver algo que vaya más lejos se equivoca. De hecho, no será si
no hasta la segunda mitad de los 60, cuando algunos críticos empezarán a
definir las películas
de Saura como productos de la oposición de izquierdas al franquismo y de
“alto contenido social”. No es así como las hemos visto, por cierto, al menos
las filmadas después de La
Caza y como mínimo hasta Cría
Cuervos. Una cosa es “describir” y otra ”criticar”. En sus primeras
películas, Saura se limita a “describir”: Los
golfos, Llanto
por un bandido e ,incluso, en La
Caza.
Fue después de La Caza y hasta el final de la transición, cuando
Saura se vio ganado por el freudismo y por explorar (y explotar) sus recuerdos
infantiles y darles vida introduciendo en ellos a Geraldine Chaplin, durante el
tiempo que permaneció con ella. Este es el cine que mas fama ha dado a Saura
que, sin embargo, a nosotros se nos antoja corto, reiterativo y facilón.
Sea como fuere, la potencialidad de Saura se percibe mucho mejor
en sus primeros filmes. De entre todos, este fue uno de los testigos más
representativos. Estamos en Madrid, a finales del verano, se han terminado las
vacaciones, todo vuelve a la normalidad. Y ahí tenemos a una chica procedente
de la España rural en medio de un hogar, estructurado, pero hostil: padre
acelerado, madre malcarada, hija despreciativa y cierta comprensión y
solidaridad por parte del hijo. Ella se siente sola, aislada, en un entorno
hostil, pero, como solía ocurrir con todas estas chicas, pronto trababan buenas
amistades entre ellas, quedaban para apoyarse unas a otras, comunicarse y
divertirse los domingos por la tarde.
La cinta tiene dos partes, la segunda solamente es la que
corresponde con el título: veremos cómo se lo pasaban las chicas de servicio en
las “tardes del domingo”. La primera parte es la que nos describe el recorrido
hasta llegar allí el cuadro en el que se movía la joven sirvienta.
Saura, cámara en mano recorre el Retiro siguiendo a la chica y
llega hasta el salón de bailongo. Está atiborrado de gente, algunas son parejas
estables, otras fortuitas, hay varones “de caza” y chicas que sean ser
“cazadas”, les basta con que alguien les saque a bailar. A veces se niegan y
reciben un insulto del galán rechazado. Flirtean pero hasta cierto límite: no
se dejan meter mano (algo a lo que muchos de los asistentes han venido a
hacer). Se apoyan unas a otras. Bailan. Son solidarias entre ellas. Se protegen
unas a otras, pero al final, cada una se hace a la realidad que tiene delante:
Vemos un salón abigarrado, casi puede sentirse el olor de sudor humano,
saturado de feromonas, alegre, pero también hostil para muchos y para muchas.
De la misma forma que nadie saca a bailar a la más fea, también hay varones que
suscitan el rechazo unánime -por lo que sea- de las chicas.
Y en medio de todo este batiburrillo perfectamente descrito por la
cámara al hombro de Saura, está nuestra protagonista: se había forjado la
esperanza de que aquella tarde del domingo sería feliz, que estaría con amigas,
que conocería al hombre de sus sueños, que reiría y se divertiría y lo que se
encuentra es en un ambiente que ni siquiera le gusta, con unos bailes que no
entiende ni domina, ni sabe como tiene que actuar, con unos hombres que no le
gustan y que le piden bailar con ella y con hombres que le gustan y para los
que no existe. Esto le desespera, le asfixia. Empiezan a aflorar en ella
recuerdos: su familia, el pueblo, miseria y atraso, pero más amigable que ese
Madrid que empezaba a cambiar de manera acelerada y que le resultaba
incomprensible. No se sentía competitiva. No se sentía parte de aquel decorado.
Y todo termina en lloro, llanto, desesperación y frustración.
No han pasado ni 30 minutos y ya estamos al cabo de la calle sobre
lo que vivieron aquellos miles y miles de chicas que hasta mediados de los 60
eran habituales en casas de familias de clase media. Si nos fijamos en todo lo
que rodea a este mediometraje veremos que están presentes todos los elementos
propios de aquel tiempo: canciones, modas del vestir y del hablar, lugares de
encuentro, estilos de vida, diferencias sociales, y chicas, como tantas otras,
con alegrías y tristezas, con esperanzas y frustraciones, unas sirviendo en
casas con propietarios razonables y ecuánimes y otras al servicio de gentes
iracundas, altaneras y, frecuentemente, estúpidas.
Y ahí está Saura, recién salido de la Escuela de Cinematografía,
queriendo hacer buen cine y lográndolo. Si hubiera tenido más medios, si se
hubiera tratado de un largometraje para su exhibición en cines, avalado por
alguna productora de la época, esta cinta hubiera podido ser una de las mejores
referencias sociológicas ofrecidas por el cine español de la época. No hay ni
“progresismo”, ni “crítica social”, ni “freudismo”. Realismo social, puro y duro.
Otros enlaces:
Comentarios
Publicar un comentario