LLANTO POR UN BANDIDO (1964) – Carlos Saura – El bandido liberal se llamaba “Pedro Sánchez”
La carrera cinematográfica de Carlos Saura tiene una primera parte
en donde apuntaba maneras de buen director. Fruto de esa época son Los
golfos (1960) que se adelantó más de 20 años al “cine quinqui” y Llanto
por un bandido (1964) en el que nos muestra doce años antes que Curro
Jiménez (1976) al modelo de bandido de Sierra Morena. Hasta ese momento,
Saura llevaba el camino de ser un “bien director”. En los años siguientes
iniciaría su deriva progre-freudiana, cristalizaría sus obsesiones en Geraldine
Chaplin, imitaría la moda de la “nouvel vague” y encontraría en Querejeta al
productor ideal. ¿Cuál es el “auténtico” Saura? ¿El de estas dos primeras
películas o el de la construcción psicológica-intelectual posterior?
FICHA
TITULO: Llanto por un bandido
AÑO: 1064
DURACIÓN: 100 minutos
DIRECTOR: Carlos Saura
GÉNERO: Drama histórico
ARGUMENTO: El “Tempranillo” es un
joven que se refugia en Sierra Morena, huyendo de la justicia. Aprende pronto y
pasa a ser el jefe de un grupo de bandoleros. A pesar de que la política no le
interesa, terminará integrando en su banda a liberales con los que no se
comprometerá. Finalmente aceptará el perdón que le ofrece Fernando VII con la
condición de colaborar en la desarticulación de los núcleos de bandolerismo que
siguen en activo.
ACTORES: Francisco Rabal, Lea
Massari, Philippe Leroy, Lino Ventura, Manuel Zarzo, Agustín González, Fernando
Sánchez Polack, José Manuel Martín, Venancio Muro, Luis Buñuel, Antonio Buero
Vallejo
CLIPS
CLIP 1 – BUENO VALLEJO Y BUÑUEL, ACTORES DE REPARTO
CLIP 2 – “EL TEMPRANILLO” ENTRE PATIBULARIOS
CLIP 3 – LA MUY GOYESCA PELEA A GARROTAZOS
CLIP 4 – LA DURA VIDA DEL BANDOLERO: “…Y NO TE METAS EN POLITICA”
CLIP 5 – APARECE EL BANDIDO PEDRO SÁNCHEZ…
CLIP 6 – INTERCAMBIO DE REHENES (SALVANDO DISTANCIAS,
COMO EN EL “PUENTE DE LOS
ESPIAS”)
CLIP 7 – CUANDO EL BANDIDO PEDRO SANCHEZ ENCUENTRA A LEONCIO VALDES (CASI DE PODEMOS)
CLIP 8 – PEDRO SANCHEZ QUIERE ACABAR CON EL REY…
CLIP 9 – “CARLOS, PROMÉTEME QUE NO VOLVERÁS A HACER ESCENAS DE ACCIÓN…”
CLIP 10 – Y AQUÍ EL LLANTO POR EL BANDIDO
Carteles y programas
Cómo localizar la
película
En Filmin: LLANTO POR UN
BANDIDO
En Amazon Prime Video: LLANTO
POR UN BANDIDO
En eMule: LLANTO
POR UN BANDIDO
Comprar DVD: LLANTO POR
UN BANDIDO (Amazon)
Lo menos que puede
decirse sobre LLANTO POR UN BANDIDO
Saura empezaba a cultivar la amistad con Buñuel y lo convenció
para que interpretara un pequeño papel. Y ahí vemos al aragonés asumiendo el
papel de verdugo real en las primeras escenas de la película. También en esa
época se dio cuenta de que determinados actores que estaban de moda y aceptaban
trabajar en España podían hacer que su cine tuviera resonancia internacional. Y
en Llanto por un bandido nos encontramos a Lino Ventura (“El Lutos”), Philipe
Leroy (como “Pedro Sánchez”, sí, en efecto, “Pedro Sánchez”, un bandido
liberal. ¿A que tiene gracia?), y Lea Massari (como “María Jerónima”, esposa
del protagonista). No puede decirse que los personajes tengan una “dimensión
psicológica”, ni que estén presentes las obsesiones que luego demostrará hasta
la saciedad, el director. Será después de esta cinta cuando sus relaciones con
el cine francés vayan en aumento, intente hacer un cine freudiano-psicológico y
asuma rasgos de la “nouvel vague”. Así pues, esta cinta marca un antes y un
después: lo que Saura hizo antes es lo que haría cualquier buen director,
correcto, responsable y meticuloso. Lo que hará después es lo de alguien que
aspira a combinar “originalidad” con “intimismo”, proyectar lo que lleva dentro
para que otros quieran entender lo que les apetezca. Dos años después, el “nuevo
Saura” aparecerá con La
Caza, probablemente la mejor de sus películas. Y, a partir de ahí,
emprenderá ere giro problemático, un verdadero cuadrilátero con cuatro
vértices: sus propias obsesiones, la interpretación freudiana de las mismas,
Querejeta en producción y Geraldine Chaplin como musa-objeto.
El 28 de marzo de 2018, El País, anunciaba a bombo y platillo
que la Filmoteca Española proyectaría esta película de Saura “Recuperada sin
cortes en la censura”. La escena en la que los reos bajan de la carretilla y se
sientan para el garrote vil, la escena en la que aparece Buñuel en definitiva,
es la que justificaba para El País lo de “sin cortes en la censura”. El
ser objeto de la censura franquista es algo que siempre realza a un director de
la época. El problema es que, leído el artículo, más parece que hubiera que
hablar de problemas de montaje más que de censura. En efecto, el material rescatado
-lo cuenta El País- procedía del archivo de Dibildos, el productor, “probablemente
procedente de un material de trabajo intermedio”. Sobre esas imágenes se
pusieron algunos créditos de los participantes en la película y en 2018, la “novedad”
era que esa escena aparecía sin créditos… Ahí terminaba el artículo de El
País (ya por entonces muy mermado en su credibilidad). De censura, en esta
película, poca o nada.
Saura declaró que había intentado dar al protagonista, el bandido
histórico José María “El Tempranillo”, un aspecto más realista, alejado de los clichés
creados en el siglo XIX por autores como Prosper Mérimée, que crearon una Andalucía
romántico ingenuo-felizota, hecha de batas de lunares, bandidos generosos,
bailes gitanos y amoríos imposibles. Dio el papel protagonista a Paco Rabal,
entonces en su mejor momento y optó por elegir paisajes agrestes, desolados,
polvorientos y en donde el calor rezumara por los peros de los actores (recurso
que volvió a emplear aún más intensamente en La
Caza, pero que ya había ensayado en esta producción).
Políticamente, no quiso arriesgar mucho. El personaje aparece como
apolítico y lo más chusco de la cinta es la integración en el grupo de
bandoleros, de un nuevo forajido, que en realidad es un liberal perseguido, que
atiende al nombre de “Pedro Sánchez”. El otro liberal que aparece, Agustín
González, borda su papel de oficial fanático, al que otorga ojos de alucinado
antes de que, como era de esperar, acaba aplastado por las tropas borbónicas.
No puede hablarse de ningún “guiño político”, ni posibilidad de realizar una
lectura entre líneas, ni siquiera, como hemos visto, incrustar la idea de que
Saura fue “censurado”. La presencia de Buñuel (verdugo) y de Buero-Vallejo
(alguacil(, autor entonces de moda, en la escena inicial es una de las
curiosidades del filme.
La historia trata de seguir la verdadera trayectoria de “El
Tempranillo”. El guion fue elaborado por Mario Camus y Carlos Saura. Algunos la
han visto como un “western”; como tampoco lo era La
Caza. Es, simplemente, una película que se desarrolla en lugares
agrestes y con parte de las escenas a caballo. Eso es todo lo que tiene de
Western. La fotografía (de Juan Julio Baena) es muy buena, incluso en
interiores y a eso se une el que, una vez elegidos los papeles protagonistas,
solo quedaba por elegir a los patibularios que los acompañarían. La cinta puede
servir para repasar los rostros de los malos-más-malos del cine español de los
60: esta película es un verdadero catálogo de actores de reparto que, hasta su
jubilación, aparecerán una y otra vez usando y abusando de su aspecto torvo e
inquietante. De hecho, lo más chocante es la presencia de Lea Massari, bonita hasta
las trancas, entre tanto individuo primitivo y asilvestrado.
Donde Saura no se movía bien era en las escenas de acción que,
vistas hoy, resultan penosas y, sin duda, constituyen el pasivo más gravoso de
la película. Algunas están al nivel de caricatura. Y aquí si que no vale lo que
alegó Saura cuando la película recibió criticas negativas: no era un problema
solamente del guion, ni siquiera del presupuesto, sino, simplemente, que Saura
jamás estuvo dotado para las escenas de acción. Lo entendió y no volvió a repetirlo
en su carrera.
La historia se inicia con la ejecución de unos bandidos. En la
siguiente, vamos a otros supervivientes escondidos en la montaña que reciben la
visita de el futuro “Tempranillo” el cual se integra en la banda dirigida por
Lino Ventura. Las relaciones con este se deteriorarán hasta el punto de que
ambos revivirán una escena goyesca, la famosa “pelea a garrotazos” (otra de las
anécdotas míticas de esta cinta) con Raval y Ventura luchando enterrados hasta
las rodillas. Rabal ya es “El Tempranillo” y su “proyecto” se limita a
proclamar “la Sierra es mía”. A pesar de estar perseguido, se casa en la
iglesia de su pueblo, con la pareja vestidos de novios; a lo que seguirá la
fiesta flamenca con derroches de cante jondo y la correspondiente escena de
cama. A su esposa no le hace mucha gracia que su marido sea “el rey de Sierra
Morena”, pero no logra que cambia de una profesión que, por definición,
registra alta tasa de inestabilidad laboral. Para llegar a su amada, deberá
bajar de la Sierra, vestirse de cura. Pero, siempre, luego, deberá volver a la
Sierra. Hasta allí llegarán periodistas que se interesan por su figura. El
bandido romántico siempre ha despertado la curiosidad del “periodismo de
investigación”. Secuestrará a una noble rubicunde que cambiará por su esposa
detenida por los realistas, en una escena que parece prefigurar el Puente
de los Espías (2015). La aparición del bandido liberal, “Pedro Sánchez”
y la de un oficial liberal junto a su destartalada tropa, no darán al “Tempranillo”
ocasión de mostrar su “compromiso político”.
Pero detrás de ellos vienen las tropas realistas. “El Tempranillo” es
consciente de que no podrá aguantar por mucho tiempo en la Sierra, así que opta
por aceptar el perdón real y pedir a su gente que aproveche el indulto ofrecido
por Fernando VII. No todos aceptan y el bandido, ya convertido en respetable
ciudadano, deberá encabezar una expedición para acabar con el último foco de
bandolerismo. En el primer choque muere y seguramente alguien llorará por él.
A pesar de que la película va avanzando a trompicones, la historia
está bien contada, bien fotografiada, bien interpretada y, dejando aparte los
clichés y las catastróficas escenas de acción, hoy resiste en visionado. Harina
de otro costal es decir si ese interés que puede despertar hoy es por su
calidad cinematográfica (cada episodio de Curro Jiménez,
reproducía con más dinamismo situaciones, modelos y acciones, y fueron 52
episodios…) o si se trata por la fama posterior del director y por ser esta la
cinta que marca el Rubicón entre su período de aprendizaje y su período
obsesivo-freudiano-chapliniano-intimista-progre.
Otros enlaces:
Comentarios
Publicar un comentario