PORQUE TE VI LLORAR (1941) – Juan de Orduña – El falangista y el honor de la violada

 

En 1941, la Guerra Civil seguía muy próxima en los corazones. Era inevitable que algunos melodramas estuvieran teñidos con recuerdos demasiado próximos y dolorosos como para poder olvidarlos. Después de dos películas filmadas en 1940 de escasa envergadura, esta fue la primera cinta de Juan de Orduña que tuvo verdaderamente éxito y un innegable impacto en la postguerra. Drama de alto voltaje, cierto misterio y que describe muy bien las distintas mentalidades de la época.

FICHA

TITULO: Porque te vi llorar

AÑO: 1941

DURACIÓN: 80 minutos

DIRECTOR: Juan de Orduña

GÉNERO: Drama

ARGUMENTO: La hija de unos marqueses resulta violada durante los primeros días de la guerra civil en Asturias, mientras que su prometido, un ingeniero de minas, es asesinado por los milicianos. Nueve meses después nace un hijo, pero la mujer se siente discriminada. Bruscamente, un hombre se presenta, dice ser el padre de la criatura y enmendar su error casándose con ella.

ACTORES: Pastora Peña, Luis Peña, Manuel Arbó, Eloisa Muro, Rafaela Satorrés, José María Seoane, Domingo Rivas, Alejandrina Caro, María Asquerino, Fernando Aguirre, Manuel San Román, Mario Mur, Fortunato Bernal,

 

CLIPS

CLIP 1 – CRÉDITOS MADE IN CIFESA



CLIP 2 – LEJOS DEL MUNDANAL RUIDO EN LAS ASTURIAS DE OVIEDO



CLIP 3 – 18 DE JULIO DE 1936… LAS SE DESATAN, LOS DIQUES SE ROMPEN



CLIP 4 – “HAN LLEGADO LOS REPUBLICANOS…”



CLIP 5 – CADÁVERES, VIOLACIONES, GUERRA Y VICTORIA



CLIP 6 – HA VUELTO A REIR LA PRIMAVERA, PERO LAS HERIDAS SIGUEN VIVAS



CLIP 7 – LOS PESARES DE UNA FAMILIA BURGUESA



CLIP 8 – LA APARICIÓN DE UN DESCONOCIDO



CLIP 9 – EL DESCONOCIDO VUELVE COMO REPARADOR DE RADIOS



CLIP 10 – UNA BODA DE CONVENIENCIA



CLIP 11 – UN PADRE QUE QUIERE EJERCER COMO TAL



CLIP 12 – LA REVELACIÓN FINAL: “PORQUE TE VI LLORAR”

 


 

Carteles y programas

 

 




Cómo localizar la película

A TRAVÉS DE EMULE: PORQUE TE VI LLORAR (en formato AVI)

En FlixOlé: PORQUE TE VI LLORAR

 

Lo menos que puede decirse sobre PORQUE TE VI LLORAR

Juan de Orduña y Fernández-Shaw, en el momento de filmar esta película había adquirido ya había adquirido una notable experiencia cinematográfica… como actor. Fue el protagonista de la primera película sonora filmada en España: El misterio de la Puerta del Sol (1929). Bueno, en realidad, no fue la primera, sino la segunda; la buena noticia para Orduña es que de la primera (Fútbol, amor y toros, dirigida por Florián Rey) resultaron destruidas todas las copias. La película de Orduña, permaneció perdida hasta que, en 1981, el nieto del productor encontró la única copia existente en cuatro latas olvidas y oxidadas en un desván. Era una película cómica como indican los nombres de sus protagonistas: “Pompeyo Pimpollo” y “Rodolfo Bambolino”… Juan de Orduña, por cierto, era “Pompeyo Pimpollo”. Dicho sea, como apunte histórico. La comedia siempre tentó a Orduña que, sin embargo, ha pasado a la historia del cine español como director de “cine histórico” con sus Locura de amor (1948), Agustina de Aragón (1950), La leona de Castilla (1951) y Alba de América (1951).

Porque te vi llorar es la “ópera prima” de Orduña. Su experiencia como actor le había valido para conocer los entresijos de la dirección. Y cumplió bien. Estamos ante un melodrama de alto voltaje que nos sitúa en la España de los años inmediatamente a la guerra civil. Los ánimos están calmados, salvo para aquellos que han perdido a alguien. Una mujer, la joven hija de unos marqueses perdió en los primeros días de guerra a su prometido, un brillante ingeniero de minas, a manos de los milicianos. En el mismo episodio, ella resultó violada. Nueve meses después dio a luz un hijo. En la mentalidad troglodítica de la época, tener un hijo ilegítimo, aun como resultado de una violación, se consideraba en determinados ambientes, como una deshonra. La madre, no dejaba de ser “madre soltera”. Un desdoro para ella y para la familia. Y mucho más en una pequeña población costera asturiana.

Sin embargo, una noche sucede algo extraño: un hombre, vestido con un mono de trabajador aparece en su estancia: “Yo soy el padre de su hijo y vengo a reparar lo que hice”. Ella no da crédito, e incluso aumenta su desesperación al conocer al hombre que le ha generado tanta desgracia. Poco después, se avería la radio del marqués y un técnico aparece en su mansión para repararla. Comenta con el marqués que le gustan los niños, que está soltero y que haría cualquier cosa por ser padre. El marqués le hace una oferta: cien mil pesetas para él -y de 1940- a condición de que se caso con su hija. Se trata, en principio, de un matrimonio de conveniencia para que ella obtenga “papeles” que le permitirán abandonar Asturias. Ella pone como condición no ver al novio hasta el momento de la boda. Cuando toca el “sí quiero”, ella oye la misma voz que unos meses antes le había confirmado intempestuosamente que era el padre de su hijo…

El hombre resultará ser un buen muchacho, con ganas de “enmendar pasados errores”. Le pondrá como condición que vaya a verlo a su casa para que su venerable madre pueda conocer al nieto y, poco a poco, las asperezas se van limando. Sin embargo, por una serie de felices casualidades, la chica encuentra una foto fechada el 19 de julio de 1936 en Oviedo: si estaba allí en aquel momento, cuando la ciudad estaba cercada por los rojos, eso implicaba que podía ser el hombre que la había violado. Cuando se lo plantea, el “marido de conveniencia” le confiesa su personalidad: es un combatiente nacional, falangista, laureado, defensor de Oviedo hasta que se rompió el cerco. Y a la pregunta de por que se hizo pasar por el padre de su hijo y por violador sin serlo, la respuesta es la que da título a la película: “Por que te vi llorar”.

Dramón, como puede advertirse, de tomo y lomo. Aquí, casi todos salen malparados: los milicianos por su propensión a la barbarie (que ni siquiera la “memoria histórica” hemipléjica logra superar), el entorno de la joven porque la han abandonado por sus convencionalismos burgueses, la sirvienta porque denuncia al “marido de conveniencia”, por violador; los padres de la chica, porque les cuesta querer al nieto, fruto de una violación. El mismo protagonista masculino porque hasta los últimos cinco minutos de película pasa por violador, arrepentido, pero violador…

En conjunto, la película -con sus incoherencias y sus agujeros negros poco explicados: ¿no hubiera sido más sencillo para el protagonista masculino, trabar amistad con la joven y, a partir de ahí, iniciar una relación “normal”, en lugar de arrogarse el falso rol de violador arrepentido?- no deja de ser una película interesante, con ciertos giros humorísticos, mucha intensidad e, incluso, algunas sobreactuaciones teatrales por parte de la pareja protagonista: los hermanos Peña: Pastora Peña y Luis Peña, la violada y el presunto violador, respectivamente. Ella había salido de las tablas teatrales y le nota, porque más que interpretar, declama. A él, con aspecto de lechuguino, le faltaban todavía algo de experiencia para conseguir los niveles de actuación posteriores que le llevarían hasta principios de los 70, como actos todoterreno. Al año siguiente, en ¡A mí la legión! estará más próxima al estándar de perfección actoral, también de la mano de Ortuña. Los secundarios, también, mayoritariamente, procedían del teatro.

En cuanto a la fotografía cabe decir que Orduña -y todo el cine de la época- gustaba recrearse en los paisajes pueblerinos, dando por sentado que aquella era la “España auténtica” (hoy “España vacía” o en vías de serlo). Hay, claro está, implícitamente, algo de “mensaje nacional”: la insistencia en la temática católica, en la defensa de Oviedo, en la temática del arrepentimiento y la redención, en las persecuciones republicanas, etc. Era 1941 y las masacres de la guerra estaban muy recientes como para que pudieran olvidarse.

La película fue un éxito en su momento, el público se adhirió a ella y lloró con los protagonistas. Lo cierto es que se trata de una película directa que no se entretiene mucho en tramas secundarias, como ocurre actualmente. La historia da de sí lo suficiente como para llenar casi hora y media de proyección. Desde el primer momento enfila con la cuarta marcha y va a lo directo. Cada secuencia es un paso al frente en la historia hasta llegar al desenlace en los últimos cinco minutos. Orduña demostró con esta cinta ser un buen director, tener una idea muy claro de lo que es la técnica narrativa y el ritmo de la historia. La historia puede parecer desfasada en el siglo XXI, pero reflejo lo que era la España provinciana de hace 80 años. Incluso, desde el punto de vista sociológico y visual es un testimonio de aquella época: tanto por el contraste entre el lujo de algunas mansiones y el cuidado orden de los domicilios modestos, la proximidad del servicio a sus patrones, los exteriores de una Asturias que, como el resto de España, fue y ya no es.

Un melodrama de otra época que nos ayuda a conocer mejor aquel tiempo ya lejano. Una película en la que todo su equipo demuestra su valía.

  

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