LA NOCHE DE WALPURGIS (1971) – León Klimovsky – Waldemar Daninski y la condesa Wandesa Darvula de Nadasdy
La película tuvo un éxito extraordinario, tratándose de una
co-producción histano-germana que daría paso a futuros revivals de “Waldermar
Daninsky”, el consabido hombre lobo del que Paul Naschy filmó algo más de una
docena de cintas. De todas, ésta fue la mejor dirigida y, sin duda, la que
recaudó más taquilla. El guion es del propio Naschy y la dirección del veterano
León Klimovsky.
FICHA
TITULO: La noche de Walpurgis
AÑO: 1971
DURACIÓN: 86 minutos
DIRECTOR: León Klimovsky
GÉNERO: Terror
ARGUMENTO: Dos estudiosas del
ocultismo pretenden realizar una tesis universitaria sobre una condesa rumana
cuya tumba creen haber localizado. En el curso de su viaje terminan conociendo
a un noble que se ha alejado de la civilización. Se trata de Waldemar Daninsky
que, previamente, ha revivido cuando dos forenses retirar una bala de plata de
su cadáver y vuelve a la vida
ACTORES: Paul Naschy, Gaby Fuchs,
Barbara Capell, Andrés Resino, Yelena Samarina, José Marco, Betsabé Ruiz, Barta
Barri, Luis Gaspar, Ruperto Ares, María Luis Tovar, Julio Peña, Patty Shepard,
CLIPS
CLIP 1 – DANINSKY REVIVE EN EL SIGLO XX
CLIP 2 – CREDITOS Y SU MAJESTAD SATÁNICA, LA CONDESA DARVULA
CLIP 3 – DOS ERUDITAS DE BUEN VER TRAS LOS PASOS DE LA CONDESA
DARVULA SE TOPAN CON DANINSKY
CLIP 4 – “HEMOS COMETIDO UNA LOCURA QUEDÁNDONOS AQUÍ”
CLIP 5 – Y DARVULA APARECE
CLIP 6 – EN LA TUMBA DE DARVULA
CLIP 7 – DANINSKY SE TRANSFORMA EN HOMBRE LOBO
CLIP 8 – EL GREMIO DE LAS VAMPIRAS CRECE
CLIP 9 – ESCENARIO GÓTICO PARA MORDISCOS VAMPÍRICOS
CLIP 10 – EL LOBO SIEMPRE SE LLEVA A LA CHICA (EROTISMO
TARDOFRANQUISTA)
CLIP 11 – EN LA NOCHE DE WALPURGIS SE LIBERAN TODOS LOS TERRORES
DEL UNIVERSO
CLIP 12 – CRÉDITOS FINALES Y LA MUERTE DE DANINSKY
Carteles y programas
Cómo localizar la
película
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Lo menos que puede
decirse sobre LA NOCHE DE WALPURGIS
Hay películas que solamente pueden gustar a un determinado tipo de
público, atraído por el género. Hay “especialistas” en películas de zombies,
otros en dramones, en demostraciones de poderío freaky-wokista, incluso en
fantaterror español setentero (que, habitualmente coinciden con profesos a las
producciones de la Hammer o de la Universal). Es solamente a estos últimos a
los que gustará esta película y, muy particularmente, a los seguidores de las
aventuras de “Waldemar Daninsky” el hombre lobo creado por la mente de Paul
Naschy.
La noche de Walpurgis tiene
precedentes. En 1968, Naschy, dirigido por Enrique López Eguiluz, ya había lanzado
el personaje de “Daninsky”. En aquella primera aparición, Naschy encarnaba a un
joven polaco enamorado de una condesa que ha sido prometida a un tercero. Unos
gitanos saquean la tumba de un hombre-lobo y, al retirarle la cruz de plata que
tenía clavada en el corazón, lo devuelven a la vida. En la cacería que sigue
contra el hombre-lobo, el fulano prometido con la condesa será atacado por la bestia,
pero el bueno de Daninsky al intentar salvarlo recibe la mordedura fatal que le
transmite la licantropía… Tal es el origen del personaje. Y así quedó en las
dos siguientes películas en las que volvía a aparecer. Una de ellas, Las noches
del hombre lobo (1968) es particularmente misteriosa. Nadie la ha visto. Nadie
sabe quién es el director. Nadie reconoció haber participado en ella. No
existen más rastros que el testimonio tardío de Jacinto Molina (a) “Paul Naschy”
que habló de ella en varias ocasiones sin lograr desentrañar el misterio (sino,
más bien, aumentándolo). Los
monstruos del terror, dirigida por Isasi-Isasmendi, fue la
siguiente. El guion es de Naschy, pero al ser un popurrí de monstruos, el
retorno de Daninsky pasa casi desapercibido. Pero luego, en 1971, de la mano de
un director acreditado y de campanillas, León Klimovsky, vendrá la consagración
definitiva del personaje que, gracias a esta cinta, ha pasado a la leyenda del
fantaterror español: La noche de Walpurgis.
La sensación que dio en su momento Paul Naschy y que ha sido
confirmada por otras entrevistas que ha ido concediendo hasta su fallecimiento,
es que le interesaba el ocultismo. Era un producto de aquellos años 70-80 en
los que proliferaban los libros sobre satanismo, ocultismo, esoterismo, magia,
alquimia y todo lo que podría englobarse como “temáticas prohibidas”. Se
interesó e incluso es posible que tratara de estudiarlas seriamente. En un momento
en el que pocos conocían en España el origen de las temáticas “góticas”, Naschy
estaba al cabo de la calle. Uno de los personajes que más le atraían era el de
la condesa -que existió, efectivamente. Elisabeth Bathory. En 1971, quizás por
el respeto que le infundía el personaje, Naschy saca su figura en la película,
pero -él mismo lo confiesa- se niega a utilizar su nombre y le otorga el mucho
más exótico de “Wandesa Darvula de Nadasdy” (que interpretará -a disgusto, hay
que decirlo- Patty Shepard).
El guion está, más o menos, bien engarzado, a pesar de que sea de
imposible encaje con la primera película en la que aparece Daninsky. En efecto,
aquí lo vemos como dos forenses repiten lo que ya habíamos visto en la primera
película de la serie: arrancan del cadáver de un licántropo la cruz de plata
que lo mantenía muerto, reviviéndolo. Pero, ahora no es un ignoto hombre-lobo,
sino que la misma historia sucede con el propio Daninsky. Los dos forenses
pagan su osadía siendo devorados por la bestia. Fin de la escena, aparecen los
créditos y la trama nos lleva a los años 70 y a una sala de fiestas en donde
una investigadora baila con un policía y le explica que, junto con una amiga,
está realizando un trabajo de investigación para encontrar la tumba de la
condesa “Wandesa Darvula de Nadasny”.
Las dos chicas -que podrían considerarse “pibones” setenteros- se
pierden en una zona agreste, en donde terminan encontrando una casa en la que
vive, Daninsky, el cual las invita a quedarse con él. En las inmediaciones de
la propiedad se encuentra el monasterio en el que está enterrado el cadáver de
la condesa vampírica que, como no podía ser de otra manera, revive, también
accidentalmente.
A Naschy le gustaba al parecer mostrar las contradicciones entre
monstruos del terror. Lo que ya hizo en el “todos contra todos” que supuso Las
monstruos del terror, vuelve a hacerlo ahora: la vampiresa Darvula
se enfrentará al hombre-lobo, Daninsky.
Uno de los elementos más persistentes a lo largo de toda la cinta es un erotismo que se convertirá en una de las características del fantaterror español. Si bien es cierto que en los productos de la Hammer o de la Universal, este erotismo está también presente, es en España en donde alcanza sus más altas cotas y, sobre todo, su persistencia.
La película, a pesar de tener fallos de guionización y, sobre
todo, de montaje, tuvo un éxito extraordinario, tanto en el mercado español
como en el de exportación e, incluso hoy es una película de culto en los EEUU y
en Japón. Se cuenta de ella que en menos de una semana un millón de españoles
acudieron a verla. De hecho, con esta película se inicia el “fantaterror
español” que, ciertamente, no gustará a todos, pero, en cualquier caso, está al
nivel del mismo género filmado en otros países.
Como anécdota cabe decir que, a pesar de estar ambientada en una
región francesa, se filmó en buena medida en el antiguo Hospital de
Tuberculosos de Navacerrada, situado a 1650 metros de altura, en el valle de la
Barranca que estaba abandonado desde los 80 y sería derribado en la década
siguiente.
Hubo una novedad en la técnica de filmación. Klimovsky filmó
algunas escenas en cámara lenta para acentuar más el impacto de las escenas de
terror. En cuando a las transformaciones de Naschy en hombre-lobo cabe decir
que se realizaban según los procedimientos de la época, muy rudimentarios por
otra parte. Fue solamente en los años 80 cuando la película Un hombre
lobo americano en Londres (1981) consiguió efectos mucho más realistas
que no estaban al alcance de Naschy ni de Klimovsky, ni del presupuesto que
manejaban.
La película, en cualquier caso, es histórica (lanza
definitivamente el fantaterror español), tiene un guion aceptable (y
ciertamente trabajado por Naschy), consolida y proyecta el personaje de “Waldemar
Daninsky” (seguirán ocho cintas más con el mismo protagonista) y, sigue siendo
una película que interesa y gusta a los seguidores del fantaterror, aunque a
los ajenos al género les pueda producir repelús, sonrisas y rechazo.
Era 1971, aparece algún pezón (y algo más que un pezón). Hacía
solo unos meses que se había visto el Proceso de Burgos contra los dirigentes
de ETA, gobernaba la tecnocracia del Opus Dei, pero y el país había cambiado
extraordinariamente en la década anterior. Se hacían buenas, malas y regulares
películas. Los gustos del público parecían estar cambiando y, como si la
democracia se pudiera oler, el “fantaterror” empezó su aventura española. Y en
eso estamos.
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