TAMAÑO NATURAL (1974) – Luis García Berlanga – Sexualidad transhumanista en 1974
Película de matrícula francesa, con protagonista francés y
espíritu postmoderno. Y, sin embargo, guiada por sangre española. Era una de
estas producciones que, en la época, ya podía haberse realizado en España (la
censura había aflojado hasta eclipsarse por completo), pero que tuvo como
protagonista a un actor francés de moda en la época, Michel Piccoli. Se
adelantó a su época: cuando el sexo virtual empezaba a ser, para algunos, más
satisfactorio que el real.
FICHA
TITULO: Tamaño natural (en origen
Grandeur nature)
AÑO: 1974
DURACIÓN: 100 minutos
DIRECTOR: Luis García Berlanga
GÉNERO: Drama
ARGUMENTO: Un dentista maduro trata
de compensar su aburrimiento sexual comprando una muñeca de tamaño natural de
aspecto increíblemente realista. La relación con la muñeca le satisface, a fin
de cuentas, es sumisa y accede a todos sus deseos, pero su presencia genera
celos mal reprimidos en la esposa del dentista, generando una serie de
reacciones psicológicas de defensa en los protagonistas.
ACTORES: Michel Piccoli, Rada Rassimov, Amparo Soler Leal, Queta Claver, Manuel Aleixandre, Julieta Serrano, Claudia Bianchi, Valentine Tessier, Agustín González, Luis Cigés.
CLIPS
CLIP 1 –UN PAQUETE QUE LLEGA DE JAPÓN A DOS PASOS DE LA TORRE EIFEL
CLIP 2 –UNA FORMA BELLA DE POLIETIRENO, PROPIEDAD DEL HONESTO
DENTISTA
CLIP 3 – FETICHISMO A CASCOPORRO
CLIP 4 – RELACIONES INSATISFACTORIAS REALES Y SATISFACCIONES
VIRTUALES
CLIP 5 – SOBRE LA MISERIA SEXUAL DEL DENTISTA Y SU JUEGUETE SUMISO
CLIP 6 – UN MATRIMONIO “LIBERAL” Y “ABIERTO”… PERO BURGUÉS
CLIP 7 – LA MADRE DEL DENTISTA, COMPRENSIVA, ENTIENDE A SU HIJO
CLIP 8 – UNA RELACIÓN ERÓTICA CADA VEZ MÁS INTENSA
CLIP 9 – CUANDO LA ESPOSA CONOCE A LA MUÑECA
CLIP 10 – CUANDO LA ESPOSA DECIDE COMPORTARSE COMO LA MUÑECA
CLIP 11 – UN MATRIMONIO “CON PAPELES”: LA BODA Y LA CONSUMACIÓN
CLIP 12 – LA VIOLACIÓN DE LA MUÑECA (ESPAÑOLES EN PARIS)
CLIP 13 – LA SOLUCIÓN FINAL EN EL SENA (+ créditos finales)
Carteles y programas
Cómo localizar la
película
A TRAVÉS DE EMULE: TAMAÑO
NATURAL (en formato AVI)
A TRAVÉS DE EMULE: TAMAÑO
NATURAL (en formato MKV)
En FlixOlé: TAMAÑO
NATURAL
Lo menos que puede
decirse sobre TAMAÑO NATURAL
La película es “francesa” y fue el resultado de una coproducción
franco-ítalo-española, pero, si nos atenemos a buena parte del elenco y a su
director, podemos catalogar a esta cinta como carpetovetónica, a pesar de que
la historia se desarrollara en Francia. ¿De qué va? De fetichismo. Como se
sabe, su director, Luis García Berlanga, terminó siendo el clásico “viejo
verde” que en la última etapa de su vida apenas piensa en otra cosa que en
sexo. Y a Berlanga le interesaban, especialmente, las parafilias. El fetichismo
es una de ellas. Pero sería poco quedarnos en esta simple interpretación de una
película extraña, a ratos ridícula, en otras divertida, dramática y, en
cualquier caso, como todo el cine de Berlanga, desenfadada.
La película se filmó en 1974, pero tardaría algo en ser estrenada
en España. En 1978, Manuel Aleixandre se llevó el premio al mejor actor
secundario en el certamen del Círculo de Escritores Cinematográficos. Fue una
de esas películas que se proyectaron en cines fronterizos de Francia y
Portugal, junto con El último tanto en París y otras similares en los
últimos años del franquismo.
Formalmente podría ser considerada como una película “de
anticipación”. ¿Quién iba a decir en 1974 que alguien preferiría una muñeca de
plástico a una mujer? Hoy sabemos que muchos prefieren sexo virtual a sexo
real, e intuimos que, dentro de unos años, tener un androide para satisfacer
sus deseos sexuales, será lo más normal del mundo. Pero en 1974 solamente el
genio libidinoso de Berlanga fue capaz de idear (junto con Rafael Azcona que
realizó con él el guion) este argumento tan actual.
De todas formas no era esa la intención futurista con la que
Berlanga concibió esta cinta, no se planteó ni remotamente el “llegará el día
en que muchos preferirán mujeres virtuales a mujeres reales”. La película, por
el tratamiento de los personajes principales es casi una broma, pero
enmascarada y cabalgando sobre un tema muy de moda en aquellos años: la crítica
al a burguesía.
En 1972, Buñuel había lanzado su cinta El discreto encanto de
la burguesía y, por lo demás, a pesar de que la temática nacida en mayo del
68 ya empezaba a estar desgastada, se vivían años en los que el más burgués de
todos los burgueses que, además, se jactaba de vivir como un burgués era capaz,
sobre todo si era un progre irredento, de formular críticas a la burguesía. La
película de Berlanga va, pues, a rebufo de la Buñuel e, incluso entre ambas,
hay algo que resulta “familiar”.
Berlanga y Azcona, nos muestran a un odontólogo parisino que vive,
sino en el lujo, si en una fronteriza: carece de problemas económicos, dispone
de liquidez suficiente para mantener un piso-polvera, a alguna amante ocasional
y tolerar de buen grado los frecuentes deslices que también comete su esposa.
Son franceses y se han habituado a convivir odiándose. Su círculo de amistades
también responde a estas características: frívolos, hedonistas y burgueses de
alto standing.
Por algún motivo que no se explica en la cinta, “Michel”, el
dentista, pide a Japón una muñeca de tamaño natural. Tiene rasgos occidentales,
no es una caricatura, sino que un armazón metálico interior, permite articular
sus miembros y sus rasgos de rostro y cuerpo son extremadamente realistas.
Desde el momento en que la desembala, “Michel” empieza a tratarla como si fuera
una mujer de carne y hueso. La primera que se da cuenta del fetichismo es la
madre de “Michel”, pero éste pronto se habituará a normalizar las “relaciones”
con la muñeca y presentar a sus amigos como “su amante”. La que tolera cada vez
peor la situación es su propia esposa que, inicialmente, pensaba que su marido
la engañaba con otra mujer y que, no sabe bien como reaccionar al enterarse de
que se trataba de una muñeca. Trata de imitarla, pero el demonio de los celos
se la come por dentro. “Michel” terminará casándose con ella. A partir de ese
momento, la película se vuelve cada vez mas delirante. “Michel” está cada vez
más preocupado de que nadie le haga daño a su “compañera”. La muñeca termina
siendo secuestrada (por inmigrantes españoles, por cierto). Rescatada,
“Michel”, para evitar que pueda repetirse algo así, se arroja con su coche y
con la muñeca al Sena. Veremos cómo, en la última escena, la muñeca sobrevive
al accidente y flota en las frías aguas del río parisino.
La película, en su momento, no se vio tanto como una perversión
fetichista, sino más bien como una crítica a la burguesía y a la moral
burguesa. Todos los personajes protagonistas que pertenecen a este grupo
social. Era una moda en la época. Hoy es, mas bien, una muestra del fetichismo
del propio Berlanga. La muñeca fue elaborada en París durante un año por un
equipo de técnicos e ingenieros para que se aproximara lo más posible a una
imagen femenina. A pesar de que Berlanga dijera que pretendía hacer una “reflexión
sobre la soledad”, lo que salió fue una película moderadamente erótica en torno
a una forma de fetichismo.
Vaya por delante que Michel Piccoli no figura entre nuestros
actores favoritos. Su papel en esta cinta es discreto. Cualquier actor español
de aquellos años hubiera resultado igual o más convincente. Pensamos en López
Vázquez, pero también en Paco Rabal, Arturo Fernández, no importa. Pero es
cierto que ese tipo de burguesía que aparece en la película, todavía no existía
en España y era mucho mejor ubicable en París. Piccoli. “Michel” en la cinta,
es el odontólogo parisino, casado con una hermosa y arisca mujer, Rada
Rassimov. “Michel” tiene sus fantasías eróticas, acaso porque está cansado de
su esposa y de todas las que son como ella, opta por realizar el pedido a Japón
de esta muñeca de “tamaño natural”. Busca en la muñeca docilidad, sumisión,
fidelidad, valores que no encuentra ni en su esposa, ni en sus amantes
anteriores.
Poco a poco, a medida que avanza la cinta, “Michel” se va
encariñando más y más con la muñeca, ya no la considera como tal, sino como una
partenaire sexual que siempre acepta cualquier juego que él le proponga: desde
pasión amorosa, hasta violencia, pasando por juegos de seducción. Y entonces le
ocurre el mismo síndrome que afecta hoy en día a jóvenes enganchados a
videojuegos o relaciones sexuales virtuales: se va aislando del mundo exterior,
se va concentrando en un mundo de fantasía que, para él, resulta mucho más
agradable y compensatorio que el mundo de la realidad. Hoy, nos encontramos en
la antesala de ese mismo mundo pintado por Berlanga cuando el metaverso amenaza
con ofrecernos una realidad virtual mucho más agradable que la triste y siempre
decepcionante realidad. “Michel” termina tratando a la muñeca como a un ser
vivo y siente por ella, lo mismo que podía sentir por una mujer real: celos,
deseo de protección, desesperación, desconfianza, admiración… Y así hasta el
atolondrado final en las aguas del Sena.
París es una ciudad en la que es habitual sentirse solo:
personalmente, he vivido en París algunos años y esa sensación de viajar en un
vagón de metro rodeado por cientos de personas y sentirme solo, me ha
acompañado en muchas ocasiones. La mujer francesa, por otra parte, no es la más
agradable en el trato que pueda existir: suele tener mal carácter, arisca y
pretenciosa, responde completamente a los rasgos que Berlanga regala a la mujer
de “Michel”. Pero nos equivocaríamos si viéramos en el guion esa denuncia de la
soledad a la que aludía el director: el eje no es una denuncia social, sino,
con mucha más precisión, una tentación fetichista. Ya que el mundo no me
satisface, ya que las compañías que conozco me resultan decepcionantes, me
construyo un “mundo aparte” (virtual) en el que yo soy rey y señor… pero ese
mundo, para que me resulte atractivo, debe responder a mis intereses sexuales:
al fetichismo, por ejemplo. Ese elemento en torno al cual gira la totalidad de
la cinta, desde el momento en el que aparece la muñeca, priva sobre el tema de
la soledad, lo eclipsa y se impone sobre él. Cualquier parafilia, cuando
termina por devorar la lívido del sujeto, se convierte en una patología del
espíritu.
La película figura entre ingenua, grotesca y/o dramática. Desde el
principio intuimos que la relación enfermiza “Michel”-muñeca va a terminar mal,
solo que ignoramos en qué momento y cómo. No es, desde luego, la mejor película
de Berlanga. De hecho, la propia muñeca, que absorbió parte del presupuesto, es
lo mejor de la película. Tampoco es una película “psicológica”: no están muy
claros los motivos por los que “Michel” pide una muñeca, ni que le impulsa a
ello. Hay que imaginárselo en base a las malas relaciones con su esposa y a una
presunta frustración con sus amantes ocasionales.
La película fue censurada en algunos países. No había para tanto.
Su erotismo es casi ingenuo, enfermizo. Cuando se filma, en España ya se
llevaba un lustro mostrando pezones femeninos y no era nada nuevo. Berlanga,
como hemos dicho, era un erotómano convicto y confeso. Da la sensación de que,
como Almodóvar en Tacones Lejanos cuando quiso mostrar a Miguel
Bossé vestido de mujer, le bastó un simple giro -increíble, por lo demás- en el
guion, Berlanga quería ver una muñeca de tamaño natural lo más realista posible.
Si no existía en el mercado, la productora le ofreció fondos para aproximarse a
su ideal y, además del fetichismo, se podían satisfacer pasiones
sado-masoquistas, onanismo, productos, en el fondo, de cansancio sexual,
hartazgo ante las relaciones “normales”, búsqueda de nuevos placeres, etc, todo
envuelto en una crítica antiburguesa y en la presunta denuncia de la “soledad”
(aunque yo más bien opino que es una denuncia implícita y no intencional hacia
la “miseria sexual”).
La película fue definida en su momento como “transgresora”. Y lo
era. Hoy parece un producto ingenuo, casi descafeinado. Se podía haber sacado
mucho más partido al tema.
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