UN, DOS, TRES… AL ESCONDITE INGLÉS (1970) – Iván Zulueta – Malditas obras hicieron los “directores malditos”
En 1965, Richard Lester había filmado Help! Con los
Beatles. Una gran película que inauguró el concepto de “clip” musical. Cinco
años después Iván Zulueta intentó hacer algo parecido, movido por cierto
resentimiento hacia el triunfo de Massiel en Eurovisión. El problema era que ni
Zulueta era Richard Lester, ni los conjuntos españoles que salían en la
película llegaban, ni siquiera sumados, a la altura de los Beatles. No bastaba
con utilizar LSD para alcanzar el mismo resultado. Faltaba genio.
FICHA
TITULO: Un, dos, tres… al escondite
inglés
AÑO: 1970
DURACIÓN: 90 minutos
DIRECTOR: Iván Zulueta
GÉNERO: Musical
ARGUMENTO: Las “instituciones” están
a punto de elegir al representante español en un prestigioso festival
internacional de canciones y un grupo de conjuntos inconformistas tratan de
boicotear el evento como acto de protesta.
ACTORES: José Luis Borau, Antonio Drove, Carlos Garrido, María Isbert, Mercedes Juste, Ramón Poins, Patty Shepard, Judy Stephen, Tina Sáinz, José María Íñigo.
CLIPS
CLIP 1 – CREDITOS (TAN OLVIDABLES COMO PSICODÉLICOS)
CLIP 2 – JUZGUEN USTEDES SI LA CRÍTICA A EUROVISION CUANDO MASIEL
HABÍA GANADO, ES JUSTA O BIEN EXJERADA Y MAL PLANTEADA
CLIP 3 – MÁS CRÉDITOS Y PSICODELIA IMPOSTADA
CLIP 4 – CUANDO JOSÉ MARÍA ÍÑIGO APARECE EN LA TIENDA PSICODÉLICA…
EL GUION SIEMPRE ES NECESARIO, INCLUSO CON EMPACHO PSICODÉLICO
CLIP 5 – REINVENTANDO EL CLIP (EN LA ESTELA DE “HELP!”)
CLIP 6 – EL MISTERIO DE LO QUE PINTA ISMAEL CANTANDO “LA TARARA”
CLIP 7 – SEA COMO FUERE, EL NIVEL MUSICAL EN 1970 ERA MUY SUPERIOR
AL ACTUAL…
CLIP 8 – NUMEROS MUSICALES LOCOS SIN ORDEN NI CONCIERTO
CLIP 9 – MAS DE LO MISMO, CON CAPERUCITA (Y ASÍ HASTA EL
FINAL)
CLIP 10 – LO QUE PUEDE LLEGAR A HACESE CON UN ÁCIDO EN LA LENGUA
CLIP 11 – ÍÑIGO Y SU CONFIDENTE
CLIP 12 – EL CLIP FINAL Y LOS CRÉDITOS DE LOS ÚLTIMOS TIEMPOS
Carteles y programas
Cómo localizar la
película
A TRAVÉS DE EMULE: UN,
DOS, TRES… AL ESCONDITE INGLÉS (en formato AVI)
A TRAVÉS DE EMULE: UN,
DOS, TRES… AL ESCONDITE INGLÉS (en formato MKV)
En YouTube: UN,
DOS, TRES… AL ESCONDITE INGLÉS
En FlixOlé: UN,
DOS, TRES… AL ESCONDITE INGLÉS
Lo menos que puede
decirse sobre UN, DOS, TRES… AL ESCONDITE INGLÉS
Cine basura -o poco menos- realizado en 1970. Y lo peor de todo:
cine de rechazo, cine reactivo, cine de mal rollo (a pesar del carácter juvenil
que se le quiso imprimir), cine con resentimiento. No podía salir bien. Poco
después de filmar esta película, Zulueta conocerá a Pedro Almodóvar y
colaborará como cámara en el cortometraje filmado en super 8 mm, King Kong.
En aquellos años, Zulueta se jactaba de consumir “drogas psicotrópicas”. No era
para enorguyerse, desde luego, pero tampoco para caer en la heroica, con la que
se alimentó durante los 80, bloqueando, además su creatividad. Filmó solamente
dos películas (la que comentamos y Arrebato en 1979) y una
miríada de cortos del que quizás, el mejor es Ritesti, filmado
tardíamente, en 1992. Se dedico a diseñar carteles cinematográficos hasta su
muerte a los 66 años en 2009. Era hijo de la burguesía vasca. Su padre había
sido director del Festival Internacional de Cine de San Sebastián y su madre
era pintora: estos antecedentes familiares casi le condicionaron genéticamente
para la cinematografía y la cartelería. Destacó más en lo segundo que en lo
primero. Tras acabar sus estudios de decoración, se embarcó para los EEUU donde
permaneció unos años, contactando con las vanguardias artísticas y regresando a
España con la intención de traspasar aquí algo parecido al cine indy de
Cassatetes y Jonas Mekas. Para mejor su preparación, se matriculó en la Escuela
Oficial de Cinematografía, en la promoción de Pilar Miró, Jaime Chávarri,
Álvaro del Amo, etc. Hay que decirlo bien alto: las drogas frustraron su
carrera profesional. Coqueteó con las drogas, definidas por Alaister Crowley
como “el alimento de los fuertes” y sucumbió demostrando que no lo era. Pero
esta es otra historia.
La progresía española -a la que se había integrado Zulueta tras su
regreso de EEUU- no digirió bien el éxito de Masiel en la edición de Eurovisión
en 1968 con el popular “La, la, la…”. Ni siquiera el empate a cuatro en Frida
Boccara, Lulú, Lenny Khur y, nuestra Salomé. Para la progresía, todo lo que no
fuera “canción protesta”, era visto con desconfianza, sino con hostilidad. Esta
película, Un dos, tres… al escondite inglés, es hijo de esta hostilidad.
Y, de hecho, puede comprender se que existiera cierta
animadversión hacia un concurso que, en el fondo, era y sigue siendo banal, sin
grandes aspiraciones artísticas y trucado desde el principio (Fraga Iribarne
maniobró bien para aquel éxito de Masiel). Así que puede entenderse que
surgieran movimientos críticos hacia ese empeñó en querer “triunfa en
Eurovisión”, como si eso supusiera un blasón antes que el premio a la
banalidad. El problema es que Zulueta y sus amigos plantearon mal la película.
Leyeron que la película Help!, protagonizada por los Beatles, se
había rodado con ellos hartitos de LSD. Y, en su terrible ingenuidad y en su
insensato coqueteo con las drogas, Zulueta, pensó que podía hacer algo
parecido. A fin de cuentas, también en Help! hay rebeldía y
protesta. La película se filmó sin guion previo, ni los actores ni el director
tuvieron nunca muy claro lo que filmar cada día y qué hacer con el conjunto.
Sabían solamente que se trataba de atacar al festival de Eurovisión.
El resultado fue lamentable. Triste, incluso en algunos momentos.
Nadie controlaba nadie. Nadie imponía criterio alguno. Nadie dirigía aquella
nave a la deriva. Ni nadie, por supuesto, estuvo sereno y consciente en el
montaje. Más que una película, aquello constituyó un insulto para el público.
A la vista del producto, la crítica progresista, vistió al
escuálido film con adjetivos “engrandecedores”: “película excéntrica”,
“divertido musical”, “película inclasificable y ácida” (con el doble sentido de
la palabra “acido” que, tanto definía al “ácido lisérgico” como a la crítica
social), “película de interés socio-político incuestionable”, “cine fresco,
vivo, joven”… Pero, al verla con una actitud abierta, se percibe ese resentimiento
excesivo y que supera con mucho una simple crítica, por demoledora que fuera.
Se trataba de ridiculizar el premio de “Eurovisión”, sin más. Todo aquel que ve
ahora esta cinta se sorprende su falta de madurez, de la endeblez de la crítica
propuesta, y de la falta de profesionalidad de quienes estaban al frente.
Cualquiera que la vea hoy deberá reconocer que, una cosa es la legitimidad de
la crítica a Eurovisión y otra muy distintas la calidad de esta cinta que, en
grandísima medida, puede ser considerada como una película autodestruida. Salió
mal y nada de lo que hoy pueda decirse por la simpatía que suscita
habitualmente un “director maldito”, puede evitar esta conclusión.
La parte positiva es que, la película nos muestra algunos de los
rostros habituales en el mundillo de la canción de finales de los 60 y
principios de los 70. Una presencia curiosa, porque no era actor, pero si
factótum musical, es la de un juvenil José María Íñigo que, junto con Patty
Shepard, logran más que cualquier otro, presencia escénica. Grupos como Los
Payos, Los Canarios, Los Bravos, Ismael, deberían haberse limitado a lo que
hacían en aquel tiempo. En realidad, Íñigo fue el que convenció a los conjuntos
de que participaran en la película.
¿Hablar sobre el guion? Imposible, no existe. Es, como máximo un conjunto de situaciones, gangs y clips encadenados, incoherente. Unos números musicales son mejores que otros. En su conjunto y, entre todas las definiciones que hemos encontrado de esta película, sin duda, el más realista (y, al mismo tiempo, el más benévolo) sería difinirla como “gamberrada”.
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