EL EXPRESO DE ANDALUCÍA (1956) – Francisco Rovira Beleta – Actualización de una crimen histórico en la crónica negra nacional

 

Se han filmado varias cintas sobre el famoso crimen del expreso de Andalucía. Esta se aparta algo de los hechos reales, pero Rovira Beleta logra componer una película trepidante, intensa, dura y de la que todos somos conscientes que va a terminar mal. Pero, al racimo de excelentes actores, se une una ambientación en el Madrid popular cincuentero, un cuadro de actores insuperable y un guion refinado, todo lo cual la sitúa como una de las obras maestras del género negro español.

FICHA

TITULO: El expreso de Andalucía

AÑO: 1956

DURACIÓN: 80 minutos

DIRECTOR: Francisco Rovira Beleta

GÉNERO: Negro

ARGUMENTO: Una banda entrega el producto de un robo a un pobre diablo para que lo envíe por correo a Sevilla, pero la banda es detenida pocas horas después. El que ha realizado el envío propone a otros amigos el interceptar el paquete que contiene varios millones de pesetas en joyas. La película nos cuenta las desventuras del intento

ACTORES: Vicente Parra, José Calvo, Antonio Casas, Michele Abruzzo, Ignazio Balsamo, Natali Cirino, José Luis López Vázuqez, Marta Bernim Jorge Mistral, Marisa de Leza, Carlos Casaravilla.

CLIPS

CLIP 1 – PRIMERO EL INICIO, LUEGO LOS CRÉDITOS (INUSUAL EN LA ÉPOCA)


CLIP 2 – EN CORREOS ENVIANDO UN PAQUETE


CLIP 3 – EL ESTUDIANTE DE DERECHO, CON EL GOLFO Y CON MAMÁ


CLIP 4 – LA BANDA AL COMPLETO EN LA CORRALA


CLIP 5 – EN CASA DEL PERISTA, CONOCIENDO A LA AMANTE


CLIP 6 – UN GOLPE FÁCIL QUE SE TORCIÓ


CLIP 7 – CON EL BOTÍN


CLIP 8 – UNA TENSIÓN INSOPORTABLE PARA EL ESTUDIANTE DE DERECHO


CLIP 9 – “EL RUBIO” EN EL VIADUCTOR


CLIP 10 – LA MUJER FATAL DÁNDOSELA CONQUESO A SU AMANTE


CLIP 11 – EL ESTUDIANTE QUE YA NO PUEDE MÁS


CLIP 12 – “ANDRADE” Y LA RUBIA EN PLENA FUGA


 

Carteles y programas

 

 

Cómo localizar la película

A TRAVÉS DE EMULE: EL EXPRESO DE ANDALUDÍA (en formato MP4)

En FlixOlé: EL EXPRESO DE ANDALUCÍA

En TokioVideo: EL EXPRESO DE ANDALUCÍA

 

Lo menos que puede decirse sobre EL EXPRESO DE ANDALUCÍA

Peliculón. De esos de los que la filmografía española debería estar orgullosa y proclamar su existencia a los cuatro vientos, especialmente en esta temporada de sequía de genialidades. Francisco Rovira Beleta, cuando la filmó, tenía en su haber seis largometrajes como director, y otras tres como guionista. Era uno de esos personajes cuya vida era el cine. Se licenció en Derecho poco después de terminar la guerra civil que había pasado con su familia en Francia e Italia, donde su padre tenía varias empresas. Se licenció, pero no consta que pisara ningún juzgado, ni que ejerciera de picapleitos. Lo suyo, repetimos, era el cine. Rodó su primer largometraje a los 36 años y luego otras dos que no le reportaron excesivo lustre. Pero, ya en los años 50, tras fallecer su madre, dirigió su trilogía de género negro compuesta por Hay un camino a la derecha, Los atracadores y El expreso de Andalucía. Sería difícil decir cuál de las tres es la mejor: el nivel es alto en todas ellas y muy parecido. La que comentamos hoy tiene un aliciente añadido: está filmada en Madrid, en el Madrid popular que todavía existía en la época, pero también en el Madrid pijo al que pertenece uno de los protagonistas (Vicente Parra, hijo de un alto funcionario de Correos). Es un testimonio de un Madrid ya desaparecido: es cierto que El Rastro sigue existiendo, pero el entorno que nos muestra esta película ha desaparecido definitivamente. Así mismo, poco queda de las corralas de Legazpi. En esta cinta puede verse ese Madrid que desapareció con las sucesivas transformaciones de la urbe en los años del desarrollismo y de la transición.

El episodio está basado en hechos -más o menos- reales. Remite al famoso “crimen del expreso de Andalucía”, pero las disonancias son muchas: la acción transcurre en el momento en el que se filma la cinta (1956), mientras que el episodio real tuvo lugar el 11 de abril de 1924. Las víctimas fueron, efectivamente, dos, como refleja la película, funcionarios de correos. Posteriormente, en la serie de TVE, La huella del crimen, en su segunda entrega (1991) se trató este crimen, ofreciendo una versión más próxima a la realidad y situado en la misma época en la que sucedieron los hechos, con el título de El crimen del expreso de Andalucía. Así mismo, en la película de Rovira Beleta, la acción está enmarcada dentro de una historia de pasiones desenfrenadas entre una cantante de revista (Mara Berni), amante de un perista (Carlos Casaravilla), y el más inmisericorde de la banda de delincuentes, papel interpretado por Jorge Mistral. Mistral, valencia afincado en México tuvo en tierras aztecas un éxito que le indujo a permanecer allí hasta su muerte en 1972 tras una larga enfermedad en la que se unión un cáncer con una depresión. Había participado en los años 40 y 50 en películas españolas que gozaron de gran éxito, pero cada vez fue desplazando su trabajo hacia el otro lado del océano y hoy es un actor prácticamente olvidado en España. En esta película, el peso recae en él junto a Carlos Casaravilla y en menor medida a Vicente Parra.

Sobre el grupo de actores que protagonizaron la cinta, vale la pena mencionar también a Antonio Casas en el papel de policía que asume la investigación y a José Calvo, entonces todavía joven. Pero la sorpresa viene por la breve aparición de José Luis López Vázquez, siendo la onceava vez que aparecería en una película como actor de reparto con unas pocas frases.

¿De qué va la cinta? Un pobre diablo, “El Rubio”, que ni siquiera es delincuente, sino alguien que vive en la miseria del paro en la España de la postguerra, recibe el encargo de una banda de delincuentes amigos suyos de enviar un paquete certificado por correo hasta Sevilla. Le pagan y él cumple, sin preocuparse de lo que contiene. Lo comenta con un amigo suyo, algo inquieto por que sospecha que se trata del botín de algún robo. Esa misma tarde, la banda cae en manos de la policía: así pues, no habrá nadie que recoja el paquete en Sevilla. Se publica la noticia en la prensa. Un amigo suyo con el que ha comentado su inquietud, un estudiante de derecho, cuyo padre es alto funcionario de correos lee la noticia e inmediatamente la asocia a lo que le ha contado su amigo. Si pudieran interceptar el paquete que saldrá en la noche en el Expreso de Andalucía, podrían hacer con un botín de 5.000.000 de pesetas de la época. Y resulta que el estudiante de derecho es conocido por los funcionarios de correos. No tendrá inconveniente en viajar en el furgón de correos del único tren que sale para Andalucía esa noche. Pero precisan de la ayuda de alguien con el carácter suficiente como para encañonar a los funcionarios y cometer el robo. Es entonces cuando recurren a Jorge Mistral (“Andrade”), un tipo decidido y dispuesto a todo. “Andrade” sabe que el problema no es dar el golpe, sino deshacerse luego de la mercancía, pero conoce a un perista (Carlos Casaravilla) que, además de financiar el robo, se deshará del material robado. Mientras negocia con el perista, “Andrade” conoce a la amante de este y se propone conquistarla y huir con ella. Tal es el planteamiento inicial de la cinta.

Nada saldrá como estaba previsto. “Andrade” que maneja una pistola que le ha entregado el perista mata fríamente a los dos funcionarios de correos. Sus dos compañeros entran en pánico: no es lo que habían previsto. Especialmente “Miguel” (Vicente Parra) que, literalmente, se derrumba cuando su padre le obliga a ir al funeral de los dos funcionarios de correos asesinados.

La policía sigue varias pistas que le llevan al Rastro madrileño y a localizar un tenderete de gafas de segunda mano, regentado por la hermana de “El rubio” (Ignazio Balsamo), ajena por completo a los manejos de éste, les indica donde pueden encontrarlo. La policía lo sigue, ignorando que se va a encontrar con “Andrade” en el viaducto de Madrid. Al verse seguido va a arrojarse al vacío, pero a última hora, duda y es el propio “Andrade” el que, simulando ayudarle, lo arroja al vacío. El siguiente en caer será el estudiantil de derecho y, finalmente, las pistas se orientan hacia el amigo de ambos, “Andrade”, que solamente piensa en huir con “Silvia”, la amante del anticuario. Localizado por la policía, una vez más, triunfa el bien, la justicia y el orden, como no podía ser de otra manera.

Resulta imposible sintetizar en pocas líneas un argumento que el espectador debe seguir por sí mismo. El guion está perfectamente atado y cerrado. No quedan cabos sueltos (el único que suscita cierta perplejidad es como un estudiante de clase media alta había contactado con dos delincuentes de poca monta, pero esto es pecata minuta, ante la coherencia narrativa del guion y el desarrollo de la trama).

Rovira Beleta realiza una excursión por el Madrid castizo que le permite introducir en la trama buenas dosis de “realismo social”. En aquellos años, la guerra civil todavía estaba cercana y España no se había recuperado de la miseria que generó. Existe un contraste entre los vecinos de la corrala y los habituales del Rastro de Madrid y los de las clases altas que se divierten en espectáculos de variedades, viven en pisos confortables de Serrano y entorno y cuentan con el favor de “cortesanas” a la caza de hombres maduros y bien provistos económicamente. Este es otro de los alicientes de la cinta que no debe olvidarse. En Italia, habría sido puesta en la nómina del neo-realismo.

Otro elemento notable es que los créditos de la cinta no aparecen en los primeros segundos como era habitual en la época, sino con la escena del tren llegando a una estación y descargando una saca de correos empapada en sangre. Es en ese punto en el que aparecen los créditos.

Y, aun otro elemento: salvo Vicente Parra y la fugaz aparición de López Vázquez, lo cierto es que el resto de los actores que aparecen en esta cinta están hoy completamente olvidados, incluso aquellos que aparecieron con cierta frecuencia en los Estudios 1 de TVE (casos de José Calvo y Antonio Casas). Casaravilla, uruguayo afincado en España, otro de los grandes olvidados. Son olvidos que duelen, porque se trató de profesionales que nos hicieron pasar muy buenos ratos y cuyo temple de mide hoy con esta cinta que casi tiene 70 años y que sigue fresca. Y no hay muchas películas que pueden decir lo mismo.

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